Se sentó sobre sus talones luego de haber hecho su última reverencia al altar de su hijo, mientras en silencio le pedía perdón por haberlo abandonado por mucho tiempo. Después de que dio el medio día, había enviado a la doncella Jo a solicitarle al Emperador que le permitiera salir del palacio porque quería ir al templo, pensando que tal vez su petición sería denegada, sin embargo, este accedió, no sin antes recordarle que debía ir con su guardia real. El Rey no estaba acostumbrado a pedirle permiso para ir al templo, ni para salir de su palacio, ni a despertar a su lado, pero todo eso había cambiado cuando él se fue, y al igual que en el pasado, estar ahí, junto a su hijo le hizo tranquilizarse y no pensaba salir del templo por algunos días. No llevaba más de una hora en el templo cuan