El destino nos llevó a encontrarnos, mientras yo disfrutaba del dulce sabor de la vainilla, tú buscabas una salida.
Es una suerte que haya sido yo y que hayas sido tú.
Recordar es viv… sufrir
En la mente de Camila se gestaba una idea, una que no podía exponer porque estaba segura de que Lucas no estaría de acuerdo y haría todo por evitar que ella llevara a cabo lo que se le acababa de ocurrir, por esa razón guardó silencio y decidió actuar esa misma tarde. No podía permitir que Lucas cometiera una locura, no estaba dispuesta a permitir que el hombre que amaba se ensuciara las manos por su culpa, ni que se verá involucrado con un ser despreciable y mezquino como lo era Santiago.
—¿De qué te ríes? —preguntó Lucas al verla curvar los labios.
—De que al principio, cuando te conocí, creí que tú eras un hombre horrible, arrogante, narcisista, pero la verdad es que me has demostrado que en realidad viví mucho tiempo bajo el mismo techo de un verdadero monstruo —confesó y se mordió el labio inferior intentando no volver a llorar—, tú solo nos has ayudado desde que nos conocimos.
—También estoy sorprendido, al conocerte asumí que eras una mujer indefensa que podía manejar a mi antojo para conseguir lo que quería, sin embargo, me he dado cuenta de que eres muy fuerte y que desde el primer momento eres tú quien ha llevado el control de todo sin que yo haya puesto resistencia —dijo y trago saliva—, creo que desde que te vi en ese lugar, con el sol cayendo sobre tu cabello, sonriendo, tu mirada, tus labios, toda tú… me transporte a otro universo en el que tu voz es quien controla mi voluntad —agregó con sinceridad.
—Gracias al destino que nos encontramos —musitó antes de que sus labios fuesen atrapados por los labios de Lucas.
El beso fue interrumpido por un par de golpes en la puerta, la cual fue abierta un segundo después.
—Señor, su abogado, el señor Fuentes, se encuentra en la sala —informó la empleada.
—Hazlo pasar al despacho —pidió.
—Como diga. —La puerta de nuevo se cerró y Camila supuso que era hora de retirarse, sin embargo, cuando se quiso apartar para salir, Lucas la tomó de la mano.
—¿Para dónde vas?
—A mi habitación, tú tienes que recibir a tu abogado.
—No, tú y yo debemos recibir a nuestro abogado, viene por ti y por Sofía —aclaró—, cuando subiste con Sofía lo llame y le pedí que viniera, no podemos perder tiempo con esto, si ese idiota va a atacar tenemos que estar listos para contraatacar… así es este juego —señalo antes de invitarla a tomar asiento.
Dos minutos después, el abogado aparecía delante de ellos, saludo con cortesía y tomó asiento para esperar a que le explicaran la razón por la que estaba ahí.
—Entiendo, pero para poder establecer nuestra defensa debo saber todo desde el principio, solo así tendré el poder de no dejar cabos sueltos. —Camila tragó saliva, recordar siempre le dejaba un sabor amargo en el paladar, no se podía imaginar que tan difícil sería hablarlo en voz alta—. No imagino lo difícil que debe de ser para usted hablar sobre esto, pero espero que entienda que es necesario, si no se me hará muy difícil conseguir que usted conserve la custodia total de su hija, que hasta donde tengo entendido en este momento no existe ningún tipo de sentencia que avale que el señor Santiago Álvarez perdió o renunció a su parte de la custodia —agregó al ver la duda que se formaba en los ojos de ella.
Camila respiró profundamente y trato de reunir el coraje necesario para hablar de todo lo que había sucedido de una vez por todas y de ese modo ya no tener secretos a medias con Lucas.
—Lo conocí en la universidad, yo estaba empezando la carrera mientras que él estaba en sus últimos semestres, no me quiero justificar, pero en esa época yo era muy ilusa, por lo que cuando lo vi por primera vez quedé completamente embebecida, era el chico más guapo que había visto en toda mi vida. —Esta parte le provocaba urticarias a Lucas, su piel se enrojecía a medida que Camila contaba cómo fue que se enamoró de Santiago, no sabía si esa información era realmente necesaria, sin embargo, vio que el abogado prestaba toda su atención a la narración—. No podía hablar con otros chicos, él me lo prohibió y sin darme cuenta o tal vez yo no quise darme cuenta me fue alejando poco a poco de mis amigas, estaba enamorada, ciega y por ese maldito amor me enfrenté a mis padres, me fui de su casa para vivir con él, desde el principio me advirtió que yo me ocuparía de la casa, él no iba a permitir que yo tuviera un trabajo también insistía en que dejara de estudiar, pero fue lo único a lo que me negué así que hizo todo para que yo quedara embarazada, al fin tuvo una razón de peso para ordenarme que me quedara en casa, seguía enamorada de él y quise hacerlo feliz…
—Es un hombre pasivo-agresivo, por lo que cuenta, eso nos puede servir, pedir una informe médico en el que se aclare si su ex es una persona apta para tener el control en la crianza de la menor —intervino el abogado luego de tomar nota de lo que había escuchado.
—Estoy de acuerdo con que eso puede favorecernos, pero solo será una dilatación, necesito una solución definitiva, algo que lo mantenga alejado de ella y de Sofía, no lo quiero cerca de mi mujer —objetó Lucas con dureza.
—Puede ser más que una dilatación, ninguna corte, sobre todo los entes que se encargan del bienestar del menor, van a estar de acuerdo con que una persona que presenta un diagnóstico de violencia este cerca o tenga custodia de un menor, a menos que sea compartida y con visitas supervisadas.
—Señor Fuentes, creo que no le ha quedado claro —dijo Lucas con los dientes apretados mientras su voz iba en aumento—, ¡no quiero a ese mal nacido cerca de mi mujer y su hija!, ¡no quiero una maldita orden de visitas supervisadas, ni custodia compartida!, ¡lo quiero lejos, fuera de nuestras vidas!
Camila se sacudió sobre su asiento al escuchar el grito de Lucas, miró al abogado que aunque le estaba dando una primera alternativa, ella de todos modos haría las cosas a su modo, no iba a esperar a perder a su hija.