Capitulo Veintinueve

1212 Words
Una suave brisa fría es el anuncio imperceptible de una poderosa tormenta, cuida de no estar fuera cuando la lluvia empiece o perderás tu helado. Últimos detalles No pasó mucho tiempo para que Lucas y Sofía se reunieran con Camila, luego de un efusivo saludo por parte de su hija que ya se sentía mejor decidieron ir a comer para luego regresar a casa. La charla durante la cena fue agradable, sin embargo, Lucas se dio cuenta de que Camila estaba distraída y aunque tenía curiosidad se reservó el preguntarle si algo le sucedía delante de la niña para no arruinar la velada. Por otro lado, luego de haber colgado la llamada, Bárbara tomó su bolso y salió de la casa, fue a un centro comercial y compró algunas cosas antes de ir a un departamento rentado para poder verse con su amante, habían pasado varias semanas desde su último encuentro, sin embargo, esta vez no solo se verían para disfrutar del placer lujurioso que los envolvía, sino para ultimar los últimos detalles de su plan. —Me excitas con solo verte —pronunció Anthony Thompson, el abogado de Santiago. —A ti lo que realmente te excita es saber que coges con la mujer de tu amigo mientras él piensa que yo soy una santa y que tú nunca lo traicionarías. —Sonrió con malicia y se dejó tomar por el hombre que enseguida atrapó su boca de una manera salvaje. Anthony dejó su boca para bajar hasta el hombro, donde la mordió ligeramente antes de hablar. —En parte, no lo voy a negar, sin embargo, es indudable que eres una mujer muy atractiva y que sabes cómo complacer a un hombre. —Yo disfruto al imaginar el rostro de mi amado esposo cuando se entere de que siempre fue un maldito cornudo. —Ambos rieron. Bárbara se separó de él y caminó hacia la sala donde se dejó caer sobre uno de los sofás—. Antes de tener sexo quiero que hablemos de asuntos importantes, dime, ¿los movimientos bancarios están listos? —Todo, a excepción de una empresa en quiebra, está a tu nombre. —Tomó una carpeta que había dejado en la mesa de centro y se la entregó—. Todo el dinero fue transferido a tu nombre, Santiago Álvarez no tiene ni donde caerse muerto. —Bárbara observó a detalle cada uno de los papeles y se llenó de satisfacción al ver que todo estaba saliendo como había planeado. —Perfecto, entonces solo falta ayudarlo a que se coloque la soga al cuello. —Miró a Anthony, que al igual que ella ansiaba ver hundido a Santiago. —Ya contraté a los hombres que se van a ocupar de secuestrar a la perra de Santiago y a su hija —afirmó mientras le daba un masaje en los hombros. —¿Te aseguraste de que fuesen profesionales? No quiero errores, yo no puedo estar relacionada con nada de esto, tienen que hacer el trabajo de modo que la policía vaya detrás de Santiago y me vean a mí como a otra víctima de sus actos. —No te preocupes por nada, los hombres que contraté saben bien lo que deben hacer si no sufrirán las consecuencias. —Deslizó sus manos hasta los senos de Bárbara y los apretó con fuerza arrancándole un quejido—. Ahora ven, tengo ganas de jugar un poco antes de metértela como te gusta. —Ella dejó los documentos sobre la mesa y se puso de pie en espera de que el juego empezara, ya había visto la soga que pendía del techo y se imaginaba lo que vendría. Y mientras Bárbara y su amante planeaban como eliminar los estorbos de su camino, Lucas se encontraba ansioso por saber que era lo que pasaba a Camila. —Quiero dormir sola esta noche —susurró ella sin mirarlo a la cara. —¿No vas a decirme que es lo que te sucede?, sé que no estás bien, que algo te pasó. —La tomó de la barbilla y la hizo levantar la cara. Ella intentó evitar que la mirara de forma directa porque pese al maquillaje, aún se podía notar lo enrojecido de su piel, sin embargo, solo bastó un vistazo rápido para que él se diera cuenta de que alguien la había golpeado. »¿Quién te hizo esto? —Los ojos de Camila se cristalizaron—. ¡Dime quién se atrevió a ponerte la mano encima! —exigió con los dientes apretados. Camila tragó saliva y se apartó dándole la espalda para que no continuara viéndola. —Nadie, no me ha pasado nada, estoy bien, ahora verte quiero estar sola —dijo sin respirar e intento irse a su habitación, pero Lucas la sujetó del brazo y se lo impidió—, déjame ir por favor, te prometo que estoy bien, que nada me ha pasado. —Su voz sonó quebrada esta vez, lo que enfureció aún más a Lucas. —¿Fue ese mal nacido?, ¿él te golpeó? —Camila negó con la cabeza, pero su renuencia a darle la cara le bastó para confirmarle que si había sido Santiago el responsable—. Voy a matarlo —decretó y la soltó, pero esta vez fue ella quien lo sostuvo del brazo mientras las lágrimas caían de sus ojos, ella no podía permitir que Lucas cometiera una locura, debía evitarlo. —Santiago no me hizo nada —gimió—, fue mi culpa, yo… —¿Tú qué? —Luca mantenía la mandíbula tensada y la furia parecía brotar de sus ojos. —Fui a verlo. —Dejó salir el aire de sus pulmones, ella no entendía donde había quedado todo el coraje que demostró delante del padre de su hija, ¿por qué se sentía tan vulnerable estando con Lucas?—. Lo enfrenté, le exigí que nos dejara en paz a Sofía y a mí, pero él perdió el control y… —Fue un cobarde, se atrevió a ponerte la mano encima porque sabe bien que tú no puedes devolverle el golpe con la misma fuerza, pero ahora mismo se va a enfrentar a un hombre y uno de los dos va a morir. —El ritmo cardiaco de Camila se disparó, sintió que su corazón se le salía del pecho, por lo que se aferró con mayor fuerza al brazo de Lucas para evitar que se fuera. —No, por favor —suplicó con los ojos anegados de lágrimas—, no vayas, no hagas algo de lo que te puedas arrepentir, fue mi culpa, desquítate conmigo. —El tiempo se detuvo para Lucas al escuchar las palabras de Camila, entendía que no protegía a Santiago, sino a él, pero aun así no pudo evitar sentir dolor al darse cuenta de que ella estaba acostumbrada a ser la responsable de todas las cosas negativas que sucedían en su vida, él no sabía cuántas veces tuvo que soportar los golpes de Santiago, sin embargo, estaba seguro de que desde el principio de su relación con él, ella fue víctima de violencia psicología, él la manipuló y la llevó al extremo de que ella siempre era la culpable y debía complacerlo en todo.
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