Narra Renzo Clara no me mira a los ojos cuando salgo de la ducha vestido sólo con una toalla. Me visto con un par de joggers y una sencilla camiseta negra (no hay razón para torturar a la pobre chica, claramente está luchando) y finalmente me acerco para sentarme cerca de ella en un rincón. Estoy en un sillón y ella está enterrada bajo las mantas, con las rodillas pegadas al pecho y los brazos abrazándose con fuerza. —Querías discutir cómo va a funcionar esto—me inclino hacia adelante, asegurándome de que ella esté escuchando—.Lo haré simple. Vivirás aquí en esta casa como mi esposa. Hay algunas reglas simples que obedecerás y, si tienes cuidado, no habrá ningún problema. Sin embargo, si decides hacerme la vida difícil, te trasladaré a un lugar menos cómodo hasta que des a luz y, en ese