Narra Renzo Conduzco a Clara a través del frente de Imperatore y hacia la mejor mesa de la casa justo al lado de la ventana delantera. Se ve increíble con un vestido verde oscuro de Givenchy. Muestra sus caderas y pecho, pero sólo modestamente, dejando el resto a la imaginación. Lo cual me gusta: puedo llenar los vacíos pensando en ella en la ducha esta mañana, en toda esa piel encantadora y húmeda, sus muslos bien formados y su culo alegre. Mi ratoncita es preciosa. Me gusta la forma en que los hombres en la habitación la miran. La nueva mujer del Don, una completamente desconocida, pero deslumbrante. Todos se preguntan dónde la encontré, y ninguno creería que había estado escondida bajo mis narices todo este tiempo. —Lo estás haciendo muy bien—digo una vez que estamos sentados. Pido