El hijo menor del heredero.

2660 Words
Samira asustada y muy temblorosa, trata de hacer lo que le ordena. —DATE PRISA.—Le grita el hombre sacando un cuchillo. —¡Bien, pero no me mate por favor!—Dice mientras miraba a los lados para ver si alguien pasaba y podía ayudarla, pero no veía a nadie. Samira, aterrorizada le dio el bolso que tenía, el ladrón sacó el monedero y lo puso en su bolsillo, en eso levanto la vista y vio que Samira era muy hermosa, eso llamo mucho su atención, empieza a tocarla, y a querer quitarle la ropa, sin quitar el cuchillo de su cuello. —Dale mi amor...me gustaría divertirme contigo, ¿que dices? quítate la ropa—Le ordena el tipo sin dejar de amenazarla de muerte. Cuando vio que no cooperaba, le dio una bofetada, marcando su delicado rostro y tiro de su uniforme hasta que los botones se desprendieron. —¡Por favor no me hagas daño!, ¡ya le di el dinero!—le suplica Samira mientras llora aterrorizada ante ese hombre. Cuando el desvergonzado, termino de romper sus ropas, el se preparaba para violarla, en ese momento el tipo sintió como algo se estrellaba en su cabeza, alzo la vista y vio a un hombre de apariencia formal con una botella en la mano llena de sangre, toca su cabeza y ve que era él, el que sangraba y cae al suelo. Samira está llorando, aún cuando aquel joven le coloca su abrigo en sus hombros para cubrirla, aquel extraño extiende su mano para que ella la tome. — No llores, ya estás a salvo, me llamo Hugo, ¿Puedes caminar? Samira no articula palabras solo lo mirá, Hugo al ver que aún está en shock, la levanta en sus brazos. —No puedo dejarte aquí, este hombre tenía malas intenciones, no voy a hacerte daño...¿quieres entrar ahí hasta calmarte?—Le señala un motel que hay en la otra calle. Samira asiente con la cabeza, está muy nerviosa para irse a trabajar así, Hugo le saca del bolsillo el monedero que deduce, era de esa dama, le acerca su bolso, Samira lo toma y el la lleva en brazos, Samira se aferra a ese joven como si su vida dependiera de eso. —Una habitación para la señorita por favor—Le dice Hugo al recepcionista, llevando en brazos a Samira. —No quiero quedarme sola, ¿por favor se puede quedar un momento hasta que me calme?—Le susurra Samira a Hugo, un poco temblorosa. Hugo la mira a los ojos, ve que ha llorado mucho, y siente que aún puede estar aterrada. — Bien, no tengo problema con eso, de todos modos, hoy es mi día libre. — ¿Todo está bien señorita? — Pregunta el hombre de la recepción, desviando la atención de ambos hacia él. — Si. — Responde débil Samira saca la identificación y le entrega al recepcionista, quien confirma la habitación. Hugo decide quedarse con ella hasta que se sintiera mejor. Él recepcionista le entrega una llave y suben por el ascensor, hasta el piso 6, al llegar a la pequeña habitación Hugo la deposita en la cama, ella aún se cubre con su abrigo muy asustada. —¿Hay alguien a quien quieras llamar?— Pregunta acercándose a ella. —No, mis padres murieron y no quiero preocupar a mis abuelos. Hugo sigue a su lado, nota lo delgada que es, tiene el cabello n***o como el azabache, puede apreciar su belleza, su fina figura y grandes atributos, ambos se miran por unos segundos y la conexión se vuelve inmediata, es como si no existiera nadie más ahora que ellos. Samira se asusta ante su cercanía, Hugo toca el golpe en su mejilla, ella se queja de dolor sintiendo como sus tibias manos la acarician con suavidad, en ese momento, ella se deja llevar por sus hermosos ojos marrones y sin pensar en lo que hace, cruza sus labios con Hugo en un excitante beso que los envuelve a ambos. —Muchas gracias por salvarme.— Le dice en susurros mirándolo fijamente a los ojos. — ¿Por qué has hecho eso?, no tienes que darme las gracias...— Le dice Hugo mirando la cara enrojecida de aquella señorita. — Estaba muy aterrada, estoy agradecida de que me hayas salvado. No podía creer lo que estaba sucediendo.—Responde samira algo avergonzada. —Entiendo...debes de andar con más cuidado, y no entrar a calles que no estas impuesta a caminar, los delincuentes saben a qué horas y en qué momento hacer de las suyas, ¿quieres tomar una ducha primero? Samira asiente con la cabeza, Hugo la ayuda a ponerse de pie y la acompaña hasta la ducha del baño dónde la deja para que se asee. Cuando ve que cierra la puerta y siente que abre la ducha, Hugo saca su celular y hace una llamada. — ¡Joven Hugo!, ¿Dónde está?, me tenía preocupado, cuando llegue al coche no estaba.—le dice su chófer del otro lado de la llamada. —Frank, no te preocupes, salí a fumar un cigarrillo me encontré con una situación, necesito que pases por una farmacia y compres medicina para el dolor, un calmante, curitas, un vestido de talla S y algunas bebidas nutritivas, te envío la dirección de donde estoy, es un motel, ¡ah! por cierto llama a la policía, dile que en una calle casi enfrente, hay un delincuente herido que trató de lastimar y robar a alguien, dile a Laura que cancele todas mis reuniones de hoy, y si mi padre pregunta por mí, dígale que salí a ver el contrato con Selovan -company, estaré aquí por hoy, no me preguntes nada más—le explica Hugo a su chofer y cuelga la llamada. Este apareció a los 20 minutos y entregó todo lo solicitado al joven Hugo. — Todo está aquí señor, como me lo a ordenado, las autoridades ya vienen en camino. — Bien, hazte cargo. — Si señor. Samira toma una larga ducha caliente, cuando ella sale, ve al joven en el balcón fumando un cigarrillo, se veía muy apuesto y sexy, y encima era todo un héroe ante sus ojos. Camina por la habitación, notando sobre la cama, varias bolsas, una con medicamentos y bebidas y la otra con un cambio de ropa. Hugo se percata que ya ella está de vuelta, apaga el cigarrillo y camina nuevamente a su encuentro. Tomando de la cama la bolsa con el vestido. — Esto es para ti. — Muchas gracias, no sé cómo pagarle…— Interrumpe. — No te preocupes, no puedes de igual manera salir así a la calle. — señala su vestido en mal estado y ella asiente caminando al baño para cambiarse. —Compré algunas cosas que creo, vas a necesitar, ven toma asiento, debemos tratar tu mejilla inflamada, y la herida de tu cuello—Le señala el borde de la cama. Samira obedece sin decir nada, ve que su saco lo ha puesto en una de las sillas y al lado está su maletín, parece como si hubiese pasado toda la noche trabajando. Hugo saca los medicamentos, le hace entrega de una cajita con calmantes, que Samira toma con un poco de jugo. luego aplica en su mejilla una pomada en silencio, y cura su herida en el cuello colocando luego una curita, mientras ambos se miran. Su belleza realmente lo tiene cautivado y no puede evitar mirarla. —¿Cómo te llamas?—Pregunta Hugo, notando que hasta ahora no sabe su nombre. —Me llamo Samira, pero mis amigos me llaman "Sami". —Es un nombre muy hermoso.— Responde aún revisando su herida. —Gracias...tu eres Hugo….— se mantiene en silencio esperando que esté le diga su apellido. — Hugo Sandoval, un placer conocerte Samira.— Responde omitiendo su apellido principal, por la simplicidad de su vida y que aún no la conoce tanto. Tras varios minutos, Samira y Hugo conversan un poco del trabajo de Samira, ella al igual que él, trata de no ser tan directa, mientras que poco a poco los efectos de los calmantes empiezan hacer efecto. — ¿Qué tienes? — Preguntar Hugo notando su expresión incomoda. — Me siento muy débil, muy cansada. — Dice sosteniéndose, del hermoso vestido azul que le a regalado. — Puedes dormir en la cama, los calmantes tienen un poco de somnífero, yo me quedaré en el sofá.—Le responde Hugo mirando el pequeño sofá. Samira, lo observa un poco, no sabe que tiene él, pero algo la atrae, pues no puede temerle, al contrario, después de lo que ha hecho, se siente segura a su lado, piensa que Hugo estará muy cansado de haber trabajado tanto, y supone que estaría agotado. —¡No! ¿Cómo crees? No tengo problema en compartir la cama, debes estar muy cansado de salir a esta hora de tu trabajo, sería muy desconsiderado de mi parte...me has ayudado bastante, ¡El cielo me castiga si te dejo dormir sentado! yo si acaso descansaré un rato y me iré. — Responde sin más. Hugo la observa por unos segundos, lo tiene hechizado, sorprendido, la manera gentil en la que lo trata, lo hace pensar en que en este momento estaría ocupado en su oficina, pues su día a dado un giro de 90° y ahora está aquí con una hermosa mujer que lo invita a dormir junto a ella en la cama, es una ironía, como en segundos las cosas pueden cambiar. Sin pensarlo más, Hugo se levanta, suelta varios botones de su camisa y se quita los zapatos, subiéndose a la cama junto a ella, quien se no tarda en quedarse dormida ante los efectos del calmante. Hugo no puede evitar mirarla por varios minutos hasta que sin poder evitarlo, cae rendido. Ya pasan de las 11 de la mañana, el sol calienta bastante, Samira abre los ojos y ve a su lado aquel hombre tan sexy, que la hace sonrojar de inmediato. En la primaria, ni en la secundaria había decidido tener novio, porque nadie le llamaba la atención, ella decía que estar enamorada es el primer paso para casarse, pero ya sentía que era una adulta y no podía pensar como adolescente, además esos deseos en ese momento los sintió bastante normales. Samira es virgen, y su ideología siempre ha sido casarse después de terminar la universidad y tener un trabajo estable al igual que sus padres, pero piensa en todo lo que había pasado, y sintió que esa línea perfecta solo fue una ideología del pasado, piensa que si aquel ladrón se hubiera salido con la suya, ella sería una víctima más entre tantas mujeres en el mundo. Entonces piensa que si ese era el caso, prefería perder la virginidad con quién ella quisiera, y decide hacer lo que ella deseaba. Está pasando por un trance, un momento de pánico por el cual su mente siente una intensa ansiedad, se ha dado cuenta como las cosas cambian en un segundo y de lo que si está segura, es que no desea morir virgen, es una mujer decidida, aunque las circunstancias, no son las mejores, su mente siente un fuerte bloqueo ante la razón y la lógica, nadie en su sano juicio se atrevería a lo que su mente imagina, se acerca a Hugo y sin pensarlo, lo besa en los labios, piensa que si va a perder su virginidad, por lo menos debe ser con alguien que a ella le atraiga. —¿Que haces?—Pregunta Hugo al despertarse por aquel suave beso. — Es solo que no tengo con que pagarte lo que has hecho, y no me gusta deber nada a nadie, además si voy a perder mi virginidad algún día preferiría que sea con alguien que yo desee y no que me la arrebaten sin mi consentimiento. Hugo no sabe que responder, a aquellas palabras tan sinceras y profundas de aquella chica, quien honestamente está desorientada ante sus deseos, apenas se conocen, pero parece que eso no es impedimento, pues la conexión que ambos han sentido fue instantánea, quizás sea la emoción del momento vivido, o el temor de perder algo valioso con cualquiera, el hecho es que, la vida la a golpeado muy fuerte y ha decidido, dejarse llevar por lo que cree es lo que desea, y lo desea a él. Samira se acerca para volver a besar sus labios, besos intensos que son correspondidos está vez por Hugo, quien claramente se siente muy atraído hacia ella. La rodea con sus brazos y la sube encima de él, Samira se deja llevar por su instinto, mientras lo besaba ella toca su barba bien cuidada, se sorprende que aquel hombre oliera tan bien tomando en cuenta, que no había tomado ninguna ducha antes de dormir, por su parte Hugo se muestra más experto en sus movimientos, aquel olor de jabón barato de motel en el cuerpo de Samira, le encendieron los sentidos, mas que cualquier olor a jabón costoso de marca. —¿Estas segura que quieres hacer esto?—Le pregunta Hugo antes de continuar.—Podemos dejarlo aquí si no estás 100% segura. —Estoy segura.—Le dice mirándolo a los ojos. El levanto la falda de aquel vestido bajando su ropa interior rosa, Hugo se gira y la coloca debajo de su cuerpo, la besa por todas partes, se entrega a aquel momento embriagador, su mano se desliza hacia abajo y quita su ropa interior y empieza a tomar el néctar de su flor, Samira está delirando del placer que está experimentando por primera vez, mientras que Hugo continua su labor, el la estaba comiendo como si fuera algodón de azúcar, cuando nota que Samira está lo suficientemente excitada, se baja el zipper del pantalón, coloca su m*****o viril entre sus piernas, mientras la sigue besando, rosa sus partes íntimas para excitarla aún más, cuando nota que ya está suficientemente húmeda y deseando que le diera más, Hugo poco a poco se va sumergiendo en ella. —¡Ummm, ugh, Ahh! —Gime Samira del dolor, ella siente como si algo la destrozara por dentro, su himen se rompe, pero también se percata del placer que siente al mismo tiempo. —Tranquila... es normal que duela un poco—Le tranquiliza Hugo volviendo a besar sus labios.—Dime cuando te sientas cómoda — Sigue diciéndole mientas devoraba su cuello. Al cabo de unos minutos ella vuelve a excitarse a un más, con los besos de aquel hombre encantador y tierno. Se siente muy feliz de perder su virginidad con un hombre tan cariñoso. Así que no quiere que aquel hombre la vea como alguien tan frágil. — Quiero más.— Suplica Samira en susurros de placer. —Hugo al escuchar esa señal, instintivamente, comienza a embestirla con más intensidad. —ahhh, ahh, ahh— respira entrecortada Samira disfrutando cada roce de su piel. En cada embestida, ella siente que la lleva a otra dimensión, cada vez que intenta salir de ella, ella siempre lo atrae de vuelta. —¡Dios...eres tan exquisita!...—Le susurra Hugo a Samira. El siente como el olor a sexo le envolvía y su m*****o viril era apretado inconscientemente por Samira. Ella suelta una lágrima extasiada, le invade un sentimiento muy extraño, pero al lado de aquel hombre en aquel momento sintió paz. —¡Ummm... Hugo...me... siento extraña...espera por favor—Le dice Samira a Hugo mientras le clava las uñas en la espalda inconscientemente. — No te asustes...es algo normal... sucede porque te gusta... lo que te estoy haciendo... ahhh...sólo no te detengas y se sentirá mejor, no pienses en nada y déjate llevar—Le dice mirándola a los ojos y volviendo a enredar su lengua con la de ella.— Te prometo que no podrás olvidar este momento.
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