Sabor a café y chocolate. Parte 2.

2151 Words
Samira titubea por un momento, pero después de que Hugo la atrajera hacia él y le besara los hermosos pechos, ella accede muy excitada. Samira ve como Hugo saca unos condones de su cartera, XL con lubricación, cuando éste saca su herramienta de la ropa interior, ella confirma que es muy grande, no comprende cómo algo tan grande había entrado en ella la última vez. Cuando Hugo termina de colocarse el condón, él la guía y ella se pone en cuclillas, Samira se apoya en su abdomen con sus manos, y pone las rodillas en el suelo a cada lado de Hugo, él la agarra por la nuca y sigue besándola y tocando su flor, para prepararla y así reciba toda su bendición, cuando nota que está lo suficientemente húmeda, pone su m*****o erecto en su entrada rozando sus pliegues y lentamente se desliza dentro de ella, Samira se siente muy excitada, siente que la virilidad de Hugo se desliza más suave por el lubricante que traía el condón, no le duele tanto como la última vez, ella gime esta vez pero de placer. Hugo esta muy excitado, siente como si perdiera la cabeza cada vez que Samira sube y baja lentamente. —¿Te gusta así? a mí realmente me fascina.—Le dice excitado, Hugo mientras le toca los pechos. —Si...me gusta, al principio me molesta un poco, pero ya no tanto...se siente bien...pero está posición es incomoda, siento que me estoy cansando.—Responde Samira faltando el aire a sus pulmones, con toda la sinceridad del mundo, sin saber que Hugo está en su límite. — Ahh... bien te ayudaré para que no te canses tanto, mientras tu puedes hacer lo que quieras.—Le dice Hugo al ver cómo Samira lo disfruta. Hugo la ayuda sosteniendo sus caderas, pero para él no era suficiente, así que la agarra por el trasero, él la subía y ella se dejaba caer, Samira empieza a subir y bajar con más intensidad. En ese momento, Hugo le seguía con la mirada su cuerpo sudado, se iba excitando más por pensar que la hace suya por segunda vez. — Ohhh,.. sí.... eres mía.— Le dice en voz baja mientras su respiración se acelera. Hugo se estremece y sin poder evitarlo deja salir sus jugos en el preservativo, llevándolo al clímax. —¿Estas bien?—Le pregunta Samira al notar lo agitado que queda. —Si... estoy bien...ahh.—Responde Hugo faltándole el aire.—Es solo que he llegado primero. Hugo la retira por un momento, sabe que ella aún no ha llegado al clímax, así que saca su herramienta de adentro de ella, sé quita el condón usado, lo amarró y puso a un lado, luego la puso a ella de espaldas al piso. — Me pondré otro preservativo, dame un momento. —Bien—Le dice Samira. Saca otro preservativo, piensa que le costará volver a concentrarse, pero al levantar la vista y ver a Samira desnuda de frente a él, eso lo enciende a morir, abre el condón con los dientes, lo coloca en su m*****o viril muy erecto y se acomoda, para volver a entrar en ella. se arrodilla, y lo inserta lentamente, el sostiene sus caderas y la atrae hacia él en cada embestida. —Ahh, ahh, ahh.—Respira entrecortada Samira. —¿Te gusta lo que sientes?—Pregunta Hugo curioso al ver la mirada de lujuria de Samira, mientras recibe todo su poder. —Ummm…si.—Asienta con la cabeza. Hugo la está disfrutando como un lobo hambriento, que no ha comido en días, mientras intensifica sus movimientos y empuja toda su virilidad de doce centímetros, hasta lo más profundo de ella, a Samira le resulta difícil, pero ella lo toma por completo por estar muy excitada, y se deja envolver por aquel torbellino de placer. —Mmmm... ahhhhh...si.— Gime Samira cuando llega a la cúspide del deseo. Al escucharla gemir así, a Hugo se le desencadena la pasión, la sostiene con fuerza de las caderas, quiere hacerla llorar y verla suplicar por más, el sigue arremetiendo contra ella, puede sentir sus paredes muy húmedas, siente como le aprieta inconscientemente su m*****o s****l y en esa última embestida, la aprieta contra él y deja salir su esencia por segunda vez. —¿Estas bien? —Pregunta Hugo al verla respirar por la boca. — Si... es solo que realmente hacer el amor agota bastante...hahaha... me doy cuenta que los vídeos de porno que llegué a ver en secundaria son todos un fraude. —Le dice Samira con la cara muy seria. —Jajaja...realmente eres especial, me gusta que digas realmente lo que piensas...jajaja no se puede comparar la realidad con un video porno, a esas personas les pagan por fingir.— Se reía Hugo mientras hunde su rostro en el cuello de ella. — Si es así yo nunca fingiría, ¿Qué caso tiene, hacer creer que se está bien cuando ya no se puede mas? — Le responde mientras le sonríe. —Tienes razón, si no puedes más puedes decirme, podemos parar y descansar, aunque si sigues, te vas acostumbrando, y lo que eran minutos se convierten en horas, es como cuando vas al gimnasio, empiezas con un pequeño peso y luego le vas agregando más, por que tus músculos se van a adaptando. Están varios minutos extasiados, recostados uno al lado de otro, cuando se sienten más tranquilos toman sus ropas, se las ponen y salen del almacén. Hugo recoge los condones usados y los pone en una funda de basura, que luego Samira deja detrás de la cafetería junto a un contenedor de basura. —Bien llamaré un taxi, para que te lleve a tu casa—Le comenta cuando estan enfrente al local, saca su celular. —¡No te molestes! todavía el metro funciona hasta las doce, creo que me da tiempo. —Si eso es una broma, no es gracioso, ¿Olvidaste lo que te sucedió días atras?, espero que no te arriesgues de ahora en más. No me agrada la idea de que alguien quiera hacerte daño... si el problema es la tarifa, puedo pagarte el taxi cada vez que te toque salir tan tarde. Samira se queda mirando la expresión de preocupación que denotaba en ese momento el rostro de aquel galán. No sabe que responder, realmente ella no se puede dar el lujo de pagar un taxi y menos de noche, a esa hora las tarifas suben el doble, además de que se hace un poco difícil, encontrar uno disponible, ya que hay muchos antros, bares y demás negocios nocturnos abiertos. —Realmente no quiero molestarte, ya llevo un año después de la muerte de mis padres viviendo está vida, es la misma que compartimos muchas personas...tu tendrás tus propios problemas. Hugo se siente molesto con el mismo, lo que en realidad quiere, es llamar a Frank su chofer personal de vuelta y llevarla, no solo hasta su casa, sino hasta su cama y verla arropar. No quiere que nadie codicie lo que el considera suyo. —Bueno podemos hacer lo siguiente, vamos los dos en el taxi, y pagamos la mitad cada uno, yo...voy en esa dirección que tú me dijiste... ¿Tomas la línea 33rd cierto? Eso es aquí en Soho a menos de 20 minutos, yo sigo un poco más al sur, cerca de la zona comercial— Miente Hugo, para que ella accediera y no se encontrara nada sospechoso. —Bien, en ese caso, lo hacemos así entonces. El taxi llega de inmediato, ambos suben, y se dirigen a casa de Samira. Hugo le abre la puerta como todo un caballero, y Samira se acomoda para que Hugo pueda sentarse sin problema, al verla Hugo un poco retirada de él, la acerca y toma su mano. Samira se sonroja, solo atina a mirar por la ventana de aquel taxi. —Buenas noches, ¿A dónde se dirigen?—pregunta el taxi. —Edificio de apartamentos Jude's Greene St con 470 Broome St,—Responde Samira de inmediato. El taxista se enfoca en su camino, y en menos de 15 minutos estan frente a los apartamentos de Samira. —Ya estamos aquí. —Deme un momento solo la dejo a ella.—Le dice Hugo al taxista. —Bien..¿A dónde vives? para saber la tarifa y pagarte la mitad.—Le dice Samira al bajarse del taxi. —Tu vecindario es muy bonito, —Comenta Hugo — Si , mis abuelos la adquirieron el departamento con su pensión y unos ahorros que habían guardado. — Bueno... de aquí hasta donde vivo son 10 dólares el viaje total serían 35, no te preocupes, puedes pagarme el lunes estaré libre, me invitas a comer las Yaroas de las que tanto hablaste y estaremos a mano. —Bien lo hacemos así. Que llegues bien. —Prestame tu movil—Le dice Hugo. Al Samira entregarle su móvil, el pone un número de teléfono y le devuelve el celular. —Puedes llamarme cuando estés en tu casa tranquila, lista para dormir cada vez que quieras, no te prometo que te veré a diario, por mi trabajo pero no quiero estar incomunicado, para ser sincero perdí tu tarjeta entre tantos papeles. —Ahh.. bien entiendo.—Ella marco el número. El celular de Hugo vibró fuerte en sus bolsillos, el lo saca y lo muestra a ella. —Ya te tengo lo guardaré. —¡Disculpen si no se van a despedir pueden pagarme la tarifa y seguir en lo suyo!—Le gritó el viejo taxista. —Ya te tienes que ir sino tendré que pagarte más de una cita. Hugo le toma la mano y le da un beso suave muy cálido. —Bien nos mantenemos en contacto. Hugo sube al taxi alejándose del edificio de Samira, a lo que se dirige al viejo taxista. —¿Cuánto es la tarifa a esta hora desde que nos recogió sin contar el tiempo de espera? ¿Tiene tarjeta de presentación de su compañía? —Son 20 dólares. Si aquí tiene—Le pasa una tarjeta con su número de unidad y nombre de la compañía.—¿A donde se dirige ahora? —Dirígete a 51 W 81st St, Frente al Central park. El chofer se quedó estupefacto, el pensó que aquel joven estaba bromeando, habia escuchado su conversación con Samira y pensaba que vivía a varios edificios de ahí. —Joven me disculpa pero ¿es en serio? ¿tiene para pagar esa tarifa? tenemos que atravesar en dirección contraria casi todo Manhattan y esa zona es exclusiva, nunca en mis 40 años como taxista se ha subido nadie para ir a esa área por lo general tienen su propio chofer personal o sus propios coches de lujo y estoy muy viejo para engaños...sino tiene para pagar igual te dejo en tu casa luego puedo volver para que laves mi coche un par de veces y estaremos a mano, no tienes por qué mentir si estás corto de dinero. Hugo comprende la posición del taxista y no juzga esa forma en que lo trata, saca de su cartera una tarjeta de presentación, y dos papeletas de 500 dólares y se las pasa al señor. —El dinero no miente, quiero hacer un trato con usted, vaya a mi oficina mañana y firme un papel de exclusividad y confidencialidad le daré 2 mil dólares al mes para que esté en frente de Drip Drop Café y suba a esa chica, cuando vea que busca un taxi, dígale que hay un descuento de ahora en adelante del 50% y cobra 10 dólares, no importa la hora que salga deberá esperarla, le facilitaré su horario de trabajo para que se organice, y tendrá todos los permisos para estacional enfrente de ese negocio sin problemas, no debe decirle nada de esto a nadie y menos a ella de nuestro trato, puede seguir trabajando como taxista en su compañía en el día, sin dejar de cumplir nuestro trato ya que nuestro contrato será por varios meses luego no necesitaré de sus servicios. —Ahhh ...bien entiendo Joven, discúlpeme si le he ofendido...—Le dice a Hugo mientras toma el dinero. "Hugo Valdivia Sandoval Gerente de Marketing Banco central de América" decía la tarjeta de color plateada.—Por su puesto que puedo ayudarlo con eso. —Bien... acelere un poco estoy bastante agotado. Llegaron en 40 minutos a su destino, se despide del taxista, Hugo entra por la puerta principal encontrándose de frente con su hermano mayor. —Vaya, vaya mira quién llega a esta hora...mi hermanito querido, me gustaría saber donde andabas, luego de salir del aeropuerto que enviaste a Fran nuestro chofer más confiado y decides llegar en taxi y sin tener a tu lado uno de los guardias de seguridad.
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