II

2010 Words
Katherine Por supuesto quedé inconsciente por el impacto. Cuando desperté estaba en el sillón de mi casa. Aún me dolía todo el cuerpo terriblemente. Quise sentarme correctamente pero un dolor completamente inhumano recorrió cada centímetro de mi brazo y espalda. —¿Qué sucedió? — pregunté en voz baja porque aún persistía el gran dolor de cabeza. —Necesitas descansar... — escuché la melodiosa voz de mi madre. Me quedé profundamente dormida y tuve el sueño más raro de todos. Ya había tenido sueños raros, pero este superaba todas mis expectativas. Me encontraba en un lugar parecido a un bosque, árboles altos y frondosos cubrían mis espaldas. Delante de mí tenía una hermosa vista a un lago que era iluminado por la luz de las estrellas y la luna. Con ayuda de la luz del cielo caminé entre los árboles, palpando los troncos y esquivando las raíces gruesas que salían de la tierra. Cuando por fin logré salir del bosque un bungalow me cerró el paso. Al rodear el bungalow noté que había muchos otros dispersos por el área, todos distintos entre sí, y en el medio una gran fogata se alzaba hasta el cielo. Había muchas personas sentadas alrededor de la fogata. La mayoría eran muchachos entre 13 y 20 años calculo. Todos vistiendo diferente, pero con la misma pañoleta roja en sus cuellos. Riendo y cantando parecía un lugar tan pacífico que me recordó a mi hogar, pero a la vez lo sentía diferente, como si ese lugar me estuviese esperando. Intenté caminar hacia ellos pero de pronto todo se desvaneció. El reloj marcaba las 6:00am, hora de levantarse para ir a la escuela. Me encontraba nuevamente en mi habitación y el dolor de cabeza y cuerpo ya casi había desaparecido. Me bañé, vestí y fui a la escuela. En un abrir y cerrar los ojos pasaron los días, semanas y luego los meses, las clases ya no eran tan aburridas como creía que iban a ser al principio del año. Todo era gracias a Dani quien hacia todo más entretenido. No había hecho muchos amigos, sin embargo me gustaba la escuela ahora. Fue en ese entonces cuando sucedió, dos semanas antes de terminar el año la vida de Dani y la mía tuvieron un giro de 180º. En una de las muchas clases del día el director de la escuela, el señor Thompson entró sin previo aviso. —Buenos días alumnos. Solicito que las alumnas Castle y White se presenten en mi despacho al final del día. — dicho esto, se retiró. Dani y yo estábamos confundidas. ¿Para qué quería el director que lo acompañáramos? ¿Habíamos hecho algo mal? Teníamos un millón de preguntas en nuestras mentes todo el día. Era la hora de la salida, hora de ir al despacho del director, tomamos nuestras mochilas y salimos. Entramos en el despacho, el director Thompson estaba de espaldas y miraba el patio por la ventana. —Señoritas, se preguntarán que hacen aquí, tomen asiento.— dicho esto nos sentamos a la par del director. Sabíamos que algo andaba mal. Pero se hizo mucho más obvio cuando el director se sentó en su silla; su rostro comenzó a cambiar, era un MONSTRUO. Sí, un monstruo, uno real. Dani y yo gritamos a todo pulmón. Alguien nos tomó del brazo y nos sacó del shock, abrió la puerta y los tres salimos corriendo, cuando alcancé a ver quién era; era el profesor de literatura, pero se veía muy diferente. A nuestro querido profesor le habían crecido unos cuernos cortos en la cabeza y... ¡patas!, sí, patas como pezuñas de ganado. Peludas, muy peludas. —Debo estar alucinando. — estuve muy cerca de desmayarme en ese mismo momento. También era un monstruo, sí, pero no trataba de matarnos; nos estaba protegiendo. —¡Corran! ¡Ahí viene! —dicho esto el MONSTRUO-DIRECTOR salió del despacho mandando a volar la puerta, venía hacia nosotros a toda velocidad. Seguimos corriendo por todo el pasillo hacia la puerta principal. Ahí estaba estacionado un auto deportivo de color rojo intenso y un joven rubio con gafas de sol en el asiento del piloto. El profesor Thomas abrió las puertas, entramos y arrancamos, dejando la escuela y el MONSTRUO-DIRECTOR muy atrás. Cuando la escuela desapareció de la vista respiré más aliviada, pero no tanto. —¿Qué fue eso? ¿A dónde vamos? ¿Quiénes son? ¿Nos matarán? — pregunté muy nerviosa, prácticamente estábamos siendo secuestradas… o eso creo. —Relájate, no las mataremos, las llevaremos a un lugar seguro. — dijo el rubio. —Faltan responder preguntas. ¿Qué fue eso? ¿Quiénes son? — pregunté un poco más relajada por el “no las mataremos”. —Eso, querida mía, fue una criatura muy antigua, una mantícora para ser exactos. Y bueno respecto a la otra pregunta, su "profesor Thomas" — el rubio hizo comillas con una de sus manos — es un sátiro, otra criatura, pero es amigable, no teman. Y yo, su servidor, soy el gran dios del sol, música y profecía, pero pueden decirme Apolo. — me guiñó un ojo, me dieron escalofríos. —Apolo nos dará un aventón al Refugio. — el sátiro no dejó que el dios siguiera hablando. —¿Y eso qué es? — preguntó Dani saliendo del shock. —Es un como un campamento. Exclusivo para legados y descendencia directa de nosotros, los dioses. — el identificado como Apolo se calló por un segundo pensando en qué más decir — Mis hermanos Dionisio y Hermes se encargan de dirigir el lugar por el momento. Ya los conocerán. Hermes es super buena onda, y Dionisio también lo es… a veces. ¿Todos estamos de acuerdo en que la información que acababa de dar era sumamente difícil de digerir? O sea, una persona random viene de la nada y te dice que es un dios y que tú eres un legado o lo que sea. ¡Por supuesto que no le vas a creer! ¡No es nada normal y menos para un adolescente! Por otro lado yo sabía que se tenían registros de personas en todo el mundo que habían sido excepcionales en muchos sentidos. En la antigüedad había muchas personas que se dice fueron semidioses como Hércules, Perseo o Minos. ¿Todo eso era verdad? ¿Dioses? ¿Viviendo entre nosotros? ¿Siquiera eso es posible? Shock. Suponiendo que existiesen… ¿qué parte de mí es especial? ¿Siquiera tengo algún talento? Shock número dos. Mientras íbamos camino al Refugio, Apolo venía cantando alguna canción indistinguible, pero yo no me quejaba, tenía una voz muy hermosa. Si realmente Apolo era el dios del sol, entonces ¿por qué se tomaría la molestia de ir a recogernos? ¿No debería estar muy ocupado con asuntos divinos o lo que sea? ¿Los dioses tienen tanto tiempo libre? Después de andar pensando en todo lo que estaba pasando, finalmente llegamos al lugar. Bajamos del auto y Apolo se despidió, pidió que saludáramos a sus hermanos de su parte porque no tenía tiempo para gastarlo con ellos. —Quédense aquí. — dijo el sátiro Thomas corriendo hacia una gran casa mientras nosotras esperábamos en la entrada donde había un gran arco de piedra con símbolos y runas. —Vamos... — le dije a Dani, yo quería ir a explorar solo un poco. —¡¿Qué?! ¿Acaso eres sorda? Dijo que nos quedemos aquí. — me gritó. —Vamos Dani, no seas así... — le dije, pero al ver que no pude persuadirla fui yo sola a caminar. Crucé el arco de piedra y me encontré con un bosque frondoso. Era el mismo bosque de mis sueños. Otra vez, evitando las raíces y sosteniéndome de los troncos gruesos de los árboles salí del bosque hacia un arenal. De hecho era una arena de batalla. Dos chicos cruzaban espadas como si estuviesen practicando para una película o algo por el estilo. Otros practicaban arquería, apuntando sus flechas a personas de paja con una diana en el pecho. Parecía un campamento de verano común y corriente. Personas normales practicando cosas normales. Seguí con mi recorrido y llegué al lago, aquel que también apareció en mis sueños. Afortunadamente no había nadie. Trepé a uno de los árboles frondosos y me detuve ahí para admirar el paisaje. Hábitos de descansar en lo alto, ya sean marcos de ventana o árboles. Era mediodía, el sol estaba en lo alto, el sonido de los pájaros trinando y las nubes cruzando el cielo azul. Paz y tranquilidad. Pero la paz y tranquilidad solo duraron 30 minutos porque la rama donde estaba sentada se rompió y caí. Sí, al parecer caer también se estaba volviendo un hábito. Pensé que sería otra caída dura contra el césped, pero no fue así. Caí en los brazos de un chico. Cabellos morenos rizados, ojos avellana, tez bronceada y una cara muy graciosa. Se notaba de lejos que era un chico muy hiperactivo, pero lindo, muy lindo. Lucas Estaba cansado de trabajar. No me malentiendan, amo trabajar con mis hermanos en la forja y el taller, pero es exhausto y unas cuantas veces al día es bueno relajarse ¿no creen? Nada mejor que ir a pasear al lugar más tranquilo que podía pensar, el lago. Pensé en quedarme dormido ahí bajo la sombra de un árbol cuando escuché el sonido de una rama crujiendo. Me paré inmediatamente y vi una sombra. Temí que fuera una criatura que se había colado en el refugio. Di un paso atrás solo por si acaso. La rama se rompió, pero al no escuchar ningún chillido espeluznante pensé “tal vez sea una persona”, así que extendí los brazos para intentar atrapar lo que sea que cayese de ahí. Había caído en mis brazos una chica de cabellera larga, negra y ondulada. Sus ojos negros brillantes me miraban con curiosidad. Nunca había estado tan cerca de una chica, bueno, tal vez sí una vez… con alguien especial. —Mmm... Hola — le dije sonriendo, tratando de ocultar el nerviosismo. —Lo siento. — dijo la chica bajándose de mis brazos y apartándose un poco. —¿Qué hacías ahí? — pregunté —El cielo está hermoso hoy. — me respondió mientras se sentaba en el césped y miraba el lago con sus hermosos ojos negros — Y es un bonito lago el que tienen aquí. —¿Verdad que sí? — dije mientras me sentaba cerca, pero manteniendo un poco de distancia. — Eres nueva aquí ¿verdad? — ella asintió a mi pregunta, pero justo antes de que le pueda preguntar algo más, otra chica llegó y se la llevó a toda prisa. Estaba confundido y sorprendido; y cuando pensé que ya no podía estarlo más; apareció en mi cabeza una voz que se estaba riendo. — ‘¿No es una hermosa muchacha?’ — dijo la voz, era una mujer —¿Quién eres? — repliqué a la voz. —‘Oh vamos, pensé que serías un poco más inteligente como dice tu padre… Afrodita, niño. Pero no estoy aquí para hablar de mí, sino de ella. ¿Entonces que dices? ¿Bonita, agradable?’ —No sé porque me pregunta eso a mí, diosa. — algo que he aprendido a lo largo de los años es a no responderle mal a los dioses, si les haces enojar te espera un destino peor que la muerte. —‘Porque pronto tendrás que elegir, cariño.’ —¿Elegir? ¿Qué quiere decir con eso? —'En el amor siempre hay que elegir, pero esa ya es tu decisión. Te dejo por ahora esa reflexión, pero recuerda que ella es una buena candidata.' Y ahí estaba yo, todo confundido. Acabo de conocer a esa chica y una diosa ya me está manipulando mi futuro. ¿Cómo es eso posible? No voy a negar que la chica es agradable, pero no espero nada serio de esto. Después de todo yo no tengo tanta suerte en el amor.
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