IX

1386 Words
Katherine: Era una buena noticia. Roma siempre había sido una de las ciudades que quería visitar desde siempre. Por supuesto que estaba en mis planes ir a pasear por la ciudad. La parte buena era que aún era de tarde y Reyna llegaría al anochecer, la parte mala era que solo teníamos 7 horas hasta entonces. Subimos de nuevo al dirigible y llegamos al centro de la ciudad en 10 minutos. Dani sacó del dirigible a todos rápidamente menos a Lucas que insistía en quedarse a bordo. —¿Por qué no quieres venir? — pregunté cuando estábamos solos. —No me siento a gusto entre tanta gente. — murmuró desviando la mirada y pateando unos planos del piso. —Vamos, Lucas, será divertido, lo prometo. — dije tomando su mano y jalándolo hacia la salida. Pude notar como sus mejillas tenían rastros rosados. ¿Era porque le estaba tomando de la mano? Ah. Mi rostro también se encendió ligeramente. Afuera, Dani ya había sacado el folleto que le di y discutía con Thalia a donde ir primero. Como no llegaban a ningún acuerdo, intervine y terminamos yendo primero a la Fontana de Trevi. Estaba llena de turistas y eso incomodaba a Lucas, lo que hacía que se acercara demás hacia mí. A Peter le encantó el lugar, después de todo era una hermosa fuente con la estatua de su padre siendo adorado ahí. No voy a mentir, es fabuloso, pero no me hacía mucha gracia ver a Neptuno semidesnudo exhibido. ¿No podían ponerle una toga? Dicen que si lanzas una moneda volverás a Roma algún día; si lanzas dos, tendrás un encuentro con el amor de tu vida y si lanzas tres, tendrías la oportunidad de casarte con un local romano. Danielle sacó monedas de su bolsillo y lanzó una moneda. Thalia también lanzó una moneda. A Niko no le importaba nada de eso así que se limitó a observar cómo gastábamos dinero. Peter lanzó dos monedas y esperaba que Anel, su novia, sea el amor de su vida. Eso fue muy romántico, lo que me animó a lanzar tres monedas a la fuente porque ¿quién no quisiera quedarse a vivir en Roma? Lancé las tres monedas al aire y Lucas atrapó una, lo que hizo que solo dos monedas cayeran a la fuente. —¿Por qué-- —Me estabas dejando sin dinero. — bromeó riéndose y lanzando la moneda que quedaba — Ahora no podrás casarte con un romano. La siguiente parada fue el Coliseo. Inmenso pero cayéndose a pedazos fue mi primera impresión. No podía culparlo, databa del 72 d.C. y había sufrido varios saqueos y la catástrofe de la invasión de los normandos. Thalia comentó que le hubiese gustado pelear en los juegos circenses y las batallas de gladiadores. Supongo que sí hubiese sido muy entretenido ver a todo el mundo siendo derrotados por una niña con apariencia de 15 años. Luego de la clásica sesión de fotos con el grupo. Nos movimos al Casillo Sant’ Angelo. Un inexpugnable y fortificado castillo con diversas estatuas de ángeles en los alrededores. Desde ahí podíamos observar el Tibet y todo el esplendor de Roma. Definitivamente quería volver a este lugar. Terminamos dando un paseo por la Ciudad el Vaticano, lo interiores de la Basílica de San Pedro y los Jardines del vaticano. Fue un maravilloso tour improvisado por todo Roma. Cuando por fin oscureció, fuimos a cenar a una pizzería local, donde como no sabíamos italiano, Niko se aprovechó y compró lo que él quería: una pizza de margarita con cuatro quesos. No estaba mal lo simple. Luego de eso volvimos al dirigible y volvimos a la entrada del Refugio Romano en el túnel. Cuando Jace, el chico alto y fornido nos vio llegar se fue y nos dejó con la chica de ojos miel que era un amor de persona. —Jace fue a avisarle a Ruby que han vuelto. — anunció — ¿Puedo preguntar quiénes son? — dijo amablemente —Somos semidioses griegos. Mi nombre es Kath y ellos son Peter, Lucas, Danielle, Thalia y Niko. — dije presentándonos ante la chica. —Soy Hazel Ambers, centurión del Refugio. — dijo sonriendo —Ya hemos trabajado con los romanos antes. — dijo Peter — No recuerdo haberte visto anteriormente. —Soy nueva aquí. Llegué hace unos meses y Ruby me acogió. —¿Unos meses y ya eres centurión? — dijo Thalia — Sorprendente. En ese momento llegó Jace y Hazel hizo una ligera reverencia hacia la chica que estaba a su lado, esa debía ser Ruby Reynoso. Ruby era alta, hermosa de ojos negros y cabello azabache trenzado hacia un lado. Vestía una armadura romana dorada y una espada de oro estaba colgaba de su cinturón dorado labrado. Una capa morada ondeaba mientras caminaba y una corona de laureles reposaba en su cabeza. Era como si estuviese en presencia de una diosa de la guerra o la misma Minerva en persona. En comparación, nosotros dábamos pena. Mientras ellos vestían armaduras y estaban equipados con armas deslumbrantes, nosotros solo vestíamos una pañoleta roja (Niko y yo una negra) en el cuello para identificarnos. Era como si todo el presupuesto fuese para ellos, o tal vez Dionisio se lo gastaba en su cata de vinos españoles. —Ruby. — murmuró Peter —Peter Jensen, Thalia Thunder y Nicholas Addazio. Que sorpresa verlos por aquí. — su voz era imponente como una diosa les juro. —Nos volvemos a encontrar Reynosos. — dijo Thalia adelantándose para quedar cara a cara con Ruby. Thalia tenía una mala personalidad. Daba miedo de solo pensar qué podía pasar. —¿Quiénes son los semidioses que os acompañan esta vez? — ella me dirigió la mirada como si estuviese examinándome. —Katherine Castle, semidiosa de Hades. Danielle White, semidiosa de Poseidón. — dijo Niko muy calmado. —Tú no tienes un tatuaje en tu brazo. — dijo Reyna dirigiéndose a Lucas — Debes ser un legado entonces. —Ese es Lucas Suarez. — dijo Peter — Legado de Hefesto, nos trajo hasta aquí. Esa era la definición de Luca “el medio de transporte”. Pobre. —Hablemos dentro. — dijo Ruby haciéndose a un lado para que sigamos cruzando el túnel — Deben estar cansados por el viaje. ¿Por qué no se quedan hoy en el Templo de Neptuno y mañana continuamos con nuestra charla? A decir verdad estábamos muertos de sueño y cansancio por todo el trajín, así que aceptamos gustosos la oferta. Una vez que cruzamos el túnel, mi percepción de la belleza cambio radicalmente. Lo que estaba viendo era Roma en su máximo esplendor, como si Roma hubiese sido reconstruida por completo en este lugar. Las calles y templos de mármol por todos lados. Estatuas doradas de los dioses en cada esquina. Columnas de mármol gigantescas. Todo con grabados de oro. Las personas aquí todas vestían una toga blanca por encima de su ropa normal y otras llevaban armaduras como Jace y Hazel. En las calles había caballos que tiraban de carretas para mover mercadería y vendedores en el piso como era antiguamente. Esto definitivamente no era un campamento, era toda una ciudad. —Bienvenidos al Refugio Romano o Ciudad del Nuovo Inizio. Ruby le encargó a Hazel que nos llevara al Templo de Neptuno pues no había semidioses o legados de este dios en Nuovo Inizio, así que solo era para rendirle homenaje. El Templo de Neptuno era inmenso. Largas columnas de mármol en la entrada. Cada tabica de cada escalón de la escalinata de la entrada tenía labrado en alto relieve las hazañas del dios Neptuno. Numerosos detalles, quién sabe cuánto tiempo tomaron en hacer todo esto. En el interior, antorchas decoraban las columnas de mármol, una estatura dorada del dios Neptuno en toga resplandecía. Había estatuas de caballos y tritones a sus lados, cada uno esculpido con mucho detalle y con actitudes diferentes que representaban la actitud cambiante del mar. En el segundo nivel del templo había numerosas literas vacías, pero cada una estaba pulcra y ordenada, como si limpiaran todos los días incluso cuando no había nadie habitando aquí. —Si necesitan algo pueden ir a buscarme al edificio cerca al Campo de Marte. Es el asentamiento de los soldados. — dijo Hazel despidiéndose.
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