VIII

1883 Words
Katherine: Me encontraba en una cueva húmeda y fría. Por la falta de oxígeno deduje que estaba a altura. Todo estaba oscuro, excepto por la tenue luz de unas antorchas clavadas apresuradamente en las paredes. Estaba escondida tras una roca. Asomé la cabeza y vi a un par de arpías, feas criaturas que parecían aves de rapiña, conversando. En eso se oyó una voz grave proveniente de unas sombras. No se le podía ver el rostro ni su cuerpo, pero tenía que ser muy poderoso para poder tener una voz tan rígida e imponente. —Decidme dónde está el ejército que solicité — exigió la voz. —Señor, el ejército se ha retrasado. Además algunos de nuestros aliados ya no quieren participar. — dijo la primera arpía —¿Cuánto tiempo tengo que esperar? — preguntó la voz. —No será mucho tiempo, señor, conseguiremos todo lo necesario para su regreso. Las arpías se retiraron y sentí como si la criatura de las sombras me estuviera mirando, sentía que está a punto de levantarse y matarme. De pronto todo se desvaneció. Me desperté de golpe, estaba a salvó en el bungalow. Me levanté, abrí mi nevera y saqué una botella de agua. La tomé y volví a la cama pero con miedo de tener otra pesadilla. A la mañana siguiente fui a desayunar con Niko. El notó mi ánimo y me preguntó: —Has tenido un sueño semidiós, ¿verdad? —Pues... sí, de hecho sí. —Cuéntame lo que pasó —No lo sé, pero creo que está relacionado con la profecía. —Entonces cuéntaselo a Dionisio. Creo que Hermes está de vuelta también. —Eso haré. Al terminar fui a buscar a Dionisio y encontré a todos mis primos (Thalia, Percy y Dani) y Niko ahí. Niko había llegado antes porque había hecho un viaje sombra; debía intentarlo. —...es peligroso — dijo Hermes y al notar mi presencia añadió: — Pasa, Katherine, te estábamos esperando. Me ubiqué al lado de Dani y Hermes prosiguió. —Como decía, la profecía es peligrosa, y debemos mantenerla en secreto. No queremos refugiados asustados. —Hermes, señor, tengo algo que decir. Les conté sobre mi sueño. Lo de la cueva, las arpías y la voz misteriosa. Los demás tenían una mirada de preocupación. Hermes sólo escuchaba atento y Dionisio se limitaba a mover su copa de vino. Al terminar algunos estaban atónitos, otros pálidos, pero Niko sólo tenía la mirada perdida. —Señor. — dijo Dani — Yo soñé lo mismo que Kath. —Yo igual. — dijo Percy — No se lo había contado a nadie, pero ya que Katherine lo mencionó... —Levante la mano quien haya tenido el mismo sueño. — dijo el dios mensajero y para sorpresa, todos levantaron las manos. — Es grave. Podría estar relacionado con Ceo. —Solo apresuremos las cosas. — dijo Dionisio levantándose de su silla. — Irán al RR. —¿El qué? — preguntó Thalia —El Refugio Romano. — recalcó Dionisio —¿Y dónde es eso? — pregunté —Roma. — dijo Hermes — Se van de viaje a Roma. El Refugio Romano era el análogo del Refugio que conocemos. Los romanos lo convirtieron más en un campo militar que en un campamento y se entrenaban bajo estrictas normas. Como dijo Hera, son metódicos y tienen sus normas bien claras para todos, son como militares. A diferencia del Refugio común, en el Refugio Romano no había dioses que se encargaran de la administración, solo estaba Ruby Reynoso, una semidiosa hija de Minerva que era la principal estratega y jefa del lugar. La ubicación, como dijo Hermes, era al otro lado del mundo por lo que nos sería difícil viajar sin el medio de transporte adecuado. No podíamos utilizar aviones pues toda clase de tecnología mortal podía emitir ondas y atraer monstruos a atacarnos. Afortunadamente teníamos un salvador, Lucas. Lucas tenía un dirigible que había fabricado junto con sus hermanos de la división de Hefesto. El dirigible era lo suficientemente grande y capaz de llevarnos a través del Atlántico hasta Roma. Lucas aceptó feliz y emocionado llevarnos hasta Roma, pues el sabía como conducir el dirigible y el único capaz de repararlo si se averiaba en el camino. Íbamos a partir en dos días, pero por el cambio de planes decidimos que lo mejor era salir mañana por la mañana y prepararnos hoy. Así que fui a avisarle a Lucas quien estaba cerca al bosque arreglando unos detalles de lo que parecía ser una armadura. Lucas estaba sin camiseta, daba un poco de pena ¿de acuerdo? A comparación de Peter Jensen que estaba bien definido, Lucas era mucho más delgado. —¡Lucas! — lo llamé dándole un empujoncito en la espalda a lo que se sorprendió y se cubrió el cuerpo con las manos. Adorable. —Kath, ¿qué haces aquí? ¿todo en orden? — dijo corriendo para tomar su camiseta y cubrirse rápidamente. —Bueno… — dije un poco aturdida, sí, Lucas causaba ese efecto — Mañana. Mañana debemos partir. Hubo un cambio de planes. —Vaya, supongo que debo terminar este bebé hoy. — dijo dándole palmaditas a su armadura —Así parece. Como sea… te veo más tarde. — dije encaminándome a la salida de la forja. Noté que mis mejillas estaban rojas y lo mejor era salir de ahí. —¡Espera! — me dijo — ¿No quieres ayudarme a terminarla? —No sé cómo usar las herramientas. — me excusé. —Vamos, será divertido, pasaremos un buen rato juntos trabajando. —Pero tengo que hacer las maletas para mañana y-- —Mándale un mensaje a Niko, seguro te ayudará. — me interrumpió —Tú ganas, vamos. El dirigible estaba estacionado en el fondo de la forja que era un inmenso taller donde los semidioses y descendientes de Hefesto trabajaban gustosamente. —Wow, que hermosa nave.— dije admirando el dirigible. —Lo diseñé yo mismo. — dijo orgulloso — Le faltan unos detalles, pero es cosa de nada. —¿Puedo subir? —Será mejor que lo dejes para mañana. —De acuerdo, ¿qué puedo hacer? — pregunté —Ven — me acerqué a la mesa. Había un soplete y dos piezas de bronce. Ambas formaban el parte del caso de la armadura. — Une estas piezas. —Pero... no sé cómo usar eso — señalé el soplete. Lucas tomó el soplete y lo prendió. Salió una fina llama de fuego griego de la abertura. —Toma el soplete. — dijo él. Yo tenía miedo de quemarme, así que tomé la mano de Lucas — ¿Tienes miedo? — asentí. — Con la otra mano toma las piezas de bronce y acércalas. — así lo hice. — Ahora vamos a unir las piezas. — El resplandor del fuego era intenso, Lucas me colocó unas gafas especiales para disminuir el resplandor. Él estaba tan cerca de mí, podía sentir mis mejillas arder otra vez. Soldamos el casco y el resto de la armadura. Quedó lista alrededor de las nueve de la noche así que regresé a mi cabaña antes del toque de queda, no sin antes despedirme de Lucas que estaba todo cubierto de hollín y grasa por todas partes. . Lucas: A la mañana siguiente, me bañé y vestí rápidamente. Salí directo el comedor donde Niko y Kath estaban inmersos en una conversación sobre los sabuesos del infierno y lo increíblemente obedientes que eran. Desayuné y me despedí de mis hermanos diciendo que tenia que atender una misión por un tiempo. Alisté el dirigible e hice que todos suban a bordo. Danielle estaba emocionada con el viaje, a lo que Katherine intentaba calmarla después de todo no era un viaje de turismo sino una misión importante. A pesar de que Katherine aparentaba estar tranquila la pude ver como marcaba en un circulo sus lugares favoritos en Roma disimuladamente en el folleto de la ciudad. ¿Será que tendremos tiempo para eso? Peter por su parte estaba en la ventana vomitando terriblemente, tenía un miedo espantoso a las alturas, y Thalia y Niko se estaban burlando de él mientras apostaban cuánto tiempo seguiría de pie. Luego de un par de horas de vuelo sobre el Atlántico, Peter por fin se desmayó y Thalia le pagó a Niko 2 monedas de oro. Katherine estaba feliz admirando el folleto terminado y Danielle daba saltitos por toda la sala de comandos. —¿Piensas visitar todos esos lugares? — dije dándole un vistazo al folleto secreto de Kath. Ella se sorprendió y trató de ocultar el folleto rápidamente en su bolsillo. —Claro que no. Ja, ja, son los lugares que no vamos a visitar porque no hay tiempo. No engañaba a nadie con esa mentira tan patética. Durante las siguientes 10 horas todos se fueron a dormir menos Peter que seguía desmayado en el piso. El dirigible tenía habitaciones para todos y un par extra. Además había un comedor, sala de juegos, un pequeño establo y una sala de armas. Es una nave increíble ¿verdad? Cuando por fin estuvimos sobre Roma, coloqué el modo de invisibilidad para no ser detectados (gracias a los conocimientos de los legados de Hefesto). Desperté a todo el mundo y buscamos entre todos la dirección del Refugio Romano. Resulta que estaba a las afuera de Roma, en un área de reserva natural, escondido a la vista de los mortales por supuesto. Volando hasta ahí y estacionamos el dirigible lo suficientemente cerca en caso pasara algo. —Por ahí. — dijo Katherine señalando un antiguo túnel en desuso que tenía un cartel de “No pasar, peligro” — Hades dejó una nota anoche en la cabaña, dijo que siguiéramos un túnel y preguntáramos por Ruby Reynoso, la jefa. Peter recién incorporado, tropezó con una piedra y se apoyó en Kath quien lo llevó hasta una piedra cercana para que descanse. —Deberías quedarte aquí. — le dije a Peter — Te ves terrible amigo. —Estoy bien. Solo dame cinco minutos. Pasado ese tiempo Peter volvió a su estado original, activo y alerta. Pasamos por el túnel entre los tablones de madera mal puestos que usaron para clausurar el lugar. Al final del túnel había dos personas con armaduras y lanzas plateadas. Eran un hombre grande y musculoso, y una mujer más joven de tez oscura y ojos miel. —Hola. — dijo aquella joven muy alegremente — ¿Y ustedes? ¿Están perdidos o algo así? —Buscamos a Ruby Reynoso, dijeron que debíamos hablar con ella. — contestó Peter —Ruby no está. — contestó secamente el grandulón. —Siempre tan directo, Jace. — murmuró la chica — Pero sí, Ruby aún no ha vuelto y no podemos dejarlos pasar hasta que regrese. —¿Cuánto demorará? — pregunté —No sabemos. Tal vez al final del día, lo que duré arrasar con los monstruos del subterráneo. — dijo el grandulón llamado Jace encogiéndose de hombros. — Hasta entonces por qué no visitan la ciudad. Le avisaremos a Ruby que pasaron por aquí. — dijo la chica sonriendo, era muy amable. —Es una excelente idea. — dijeron Dani y Kath al unísono, se notaba su emoción. Supongo que nos tocaba pasear por la ciudad de Roma.
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