XII

2020 Words
Lucas: Estaba refundiéndome entre mis sábanas todo nervioso cuando siento que alguien me sacude de la espalda ligeramente. Volteé a ver quien impedía que durmiese en paz. Era Katherine. —¿Kath? ¿Qué haces aquí? — dije sentándome sobre mi cama. —Yo… estaba intentando hacer viajes sombra. — dijo sentándose sobre mi cama también — Te ves pálido. ¿Qué ha sucedido? Sentí una presencia cerca de aquí y… —Yo… yo he visto… — no lo había notado pero mis manos estaban temblando, estaba tan asustado que no podía ni pronunciar su nombre. Kath se quedó callada unos instantes y luego añadió: —Hades. — no sé como lo adivinó, no había dicho nada que lo revelara. —¿Cómo…? —Es mi padre. Puedo sentir cuando está cerca, lo experimenté la dos veces que lo vi. ¿Qué es lo que te dijo? ¿Por qué quería verte? —Nada. — ella me miró con los mismos ojos negros profundos de su padre. —No puedes ocultarme nada. — eso era cierto. Cada vez que intentaba ocultarle algo yo terminaba riéndome de la nada o simplemente ella se acercaba a mí, me ponía nervioso y terminaba hablando de más. —Solo me dio una pequeña advertencia, nada más. — traté de ocultar el miedo. —¿Qué fue exactamente lo que te dijo? — preguntó. —No... no puedo decírtelo, Kath. —¡¿No quieres decirme?! ¡Y pensar que me preocupe por ti! – ella comenzó a llorar. Diablos. —¡No llores! — soné desesperado, y lo estaba. Hades me mataría sin duda. Tomé su mano. – Por favor si tú lloras me haces sentir realmente mal, yo.... no puedo verte llorar, no lo soporto. La rodeé con mis brazos y ella apoyó su cabeza contra mi pecho. Ella entrelazó nuestras manos (lo que hizo ponerme muy nervioso, lo admito, ella lograba eso en mí pero disfrutaba tenerla cerca) y nos quedamos dormidos así toda la noche, sin decirnos ni una sola palabra. Peter: Anoche no podía dormir luego del intercambio de regalos así que fui a caminar al lago que estaba cerca al bosque. Fue entonces cuando vi una sombra caminar en dirección al bosque. Me pareció muy sospechoso así que seguí a aquella persona. Busqué actividad sospechosa y bajo un árbol vi 2 figuras. Me escondí tras otro árbol cercano para tener un buen campo de visión y buen sonido. La primera figura era un chico con traje de mecánico, lo reconocí. Era Lucas. La segunda figura ya la había visto antes, era el sombrío Señor del Inframundo. Hades, el padre de Katherine y mi tío. Ellos conversaban, al principio mi tío parecía calmado, pero luego eso cambió cuando Lucas dijo: —…Yo no tengo intenciones de hacerle daño, sino todo lo contrario. Ahí Lucas sí que metió la pata. Hades se enfureció y gritó: —¡Sabía que te habías enamorado de ella! Ya había conocido a Hades hecho una furia antes, pero esto... tal vez él no pueda estar cerca a sus hijos mucho tiempo, pero sí que le preocupaban. Pero... ¿Lucas se había enamorado de ella? ¿De mi prima? Eso no puede ser, según otras fuentes (a la división de Afrodita me refiero), Lucas se había enamorado de Calipso, una ninfa, no de Katherine. —Te advierto joven semidios, que si tú le haces daño o aunque sea la haces llorar... — Hades parecía listo para pulverizar a Lucas — No habrá dios ni fuerza que pueda evitar que te mate y arroje al tártaro para que te devoren los titanes. ¿Entendiste? Si hubiera estado en el lugar de Lucas... hubiera contestado algo, pero no, él se quedó callado. Quería ayudar a Lucas, pero de seguro Hades me hubiera volatilizado en el acto. Además como Anell me había dicho: “El que calla, otorga” Después de la advertencia Lucas salió corriendo y yo lo seguí. Lucas volvió a su bungalow. Por lo menos sabía que Lucas había regresado vivo. A la mañana siguiente fui a la cabaña de los semidioses de Hefesto pues aún estaba preocupado por Lucas y su integridad mental. Hades podía ser muy aterrador a veces y quería comprobar que estuviese bien. Bree Larson, un legado, me abrió la puerta y me dejó pasar hasta la habitación de Lucas. La puerta estaba abierta, así que entré. Casi me muero. No podía creer lo que veía. Lucas estaba durmiendo con mi prima en la misma litera. La ira me invadió, después de todo Kath era mi preciada prima. —¡Lucas Rodríguez de esta no te salvas! Katherine: Recordaba que anoche me quedé dormida junto a Lucas, pero no recordaba cómo había llegado a dormir así con él pero ahí estaba. —¡Lucas Rodríguez de esta no te salvas! — Peter estaba en la puerta. Estaba irritado y gritando. Hizo que Lucas y yo nos levantáramos de golpe. —¡¿Qué ha pasado aquí?! — prosiguió Peter. —Peter... lo puedo explicar. — Lucas trató de calmar un poco a mi primo. —¡¿Qué vas a explicar?! Está muy claro lo que ha pasado. En ese momento Bree llegó y aprisionó a Peter entre sus brazos para que no golpease a Lucas. —¡Tiene 1 minuto! — gritó. Lucas trató de explicar todo lo sucedido, desde que se le apareció Hades en el bosque hasta que nos quedamos dormimos. Él estaba muy nervioso y tenía miedo de lo que podía hacer Peter. Se trababa y enredaba él mismo con sus ideas, pero terminó de explicar. —Ya lo escuchaste, Jensen. — Bree apoyó a Lucas. —¿Podemos olvidar que todo esto sucedió? No me gustaría ir a despertar a Anell Cox tan temprano en la mañana. — Bree bromeó. Fuimos a desayunar todos juntos, sin tocar el tema de lo sucedido. Yo tenía un poco de miedo. ¿Qué pasaría si Niko o mi padre se llegaran a enterar del malentendido? Seguro que ambos mataban a Lucas, y yo no iba a permitir eso. Luego del desayuno, salí sola del bungalow y me di una vuelta por el bosque tratando de buscar un lugar donde no llegara la luz del sol. Ordené a las sombras que me obedecieran y me llevaran al palacio de mi padre en el Inframundo. La entrada era custodiada por dos esqueletos con arma en mano. Ambos (a pesar de no tener expresión en su rostro) parecían intimidados por mí. Inmediatamente abrieron la puerta y entré al gran palacio. Mi padre, de costumbre, sentado en su trono de huesos humanos. Estaba dándole unas órdenes a un fantasma. Así que esperé. —...justicia — murmuraba Hades — Justicia no es darles lo mismo a dos personas, sino darles lo que necesitan. — explicó al fantasma. —Si, señor, entiendo — el fantasma hizo reverencia y se esfumó. Los ojos intensos con carisma malvado me miraron. —¡Hija mía! Habéis llegado. — sus ojos centellaban. —Padre — sentía como yo misma empezaba a irradiar temor, el aura de la muerte. — He venido solo por una razón. —Te escucho, pero apúrate que en una hora tengo una reunión importante con el tribunal. — se empezó a incomodar. —Verás... — empecé civilizadamente — ¡No puedes estar yendo por el mundo amenazando a las personas! —Lo dices por Lucas ¿no es así? —Sí, padre, lo digo por él. —Le advertí que no te dijera nada. —¡Él no me lo dijo! Yo lo descubrí. Sentí tu presencia ayer por la noche, luego me encuentro a Lucas todo pálido y asustado. ¿Coincidencia? ¡Yo no lo creo! —Cálmate, hija mía. Estás muy estresada... —¡Estoy calmada! ¡Estoy muy calmada! — respondí casi gritando —¿Al menos sabes lo que le he dicho a ese muchachito? —Pues... no. — me atrapó, no le había preguntado a Lucas qué le había dicho mi padre. —Pues bien, yo fui a advertirle que si te hacia el más mínimo daño, él se las iba a ver conmigo. —Él... él no me haría daño, es muy bueno conmigo, además yo— Las palabras se me salían sin querer, pero cuando iba a decir lo que realmente sentía por Lucas, me trabé, Hades mataría al pobre Lucas. —¿Por qué no continuas? —Yo.... nada, no tengo nada que decir. —Mira, no suelo ser muy protector ni nada de eso con mis hijos porque siempre estoy ocupado, pero he estado hablando con Perséfone y me ha recomendado que les dé un poco más de atención. Así que eso haré, sobre todo contigo y con Hazel ya que ambas son mis pequeñas. Y a Niko también lo tendré con más consideración porque es el muchacho de la familia. —No creo que lo tierno se te venga bien. — murmuré, pero me escuchó. —Eso ya lo sé, pero lo voy a intentar. Creo que debéis volver, ya es tarde. —Pero si es mañana todavía. —Recuerda que en lugares como estos... — señaló los alrededores. — El tiempo es diferente. Me pareció que Hades esbozó una sonrisa y fue desapareciendo. El trono de huesos quedó vació, entonces fue que me retiré del palacio en un viaje sombra. Resulta que no son tan difíciles de hacer, solo un poco de concentración o tal vez sea por eso de las dos personalidades que heredé de Hades/Plutón y todo ese rollo... Peter decía que al ser hija de Hades y Plutón tenía más poder concentrado, pero realmente no notaba la diferencia aún. Volví al Refugio y me encontré con un cielo oscurecido, eran como las seis de la tarde. Lucas estaba fuera de mi bungalow esperando a que regresase. —Kath, ¿Dónde estabas? Te he estado buscando durante horas. — Lucas se preocupó por mí, un gesto muy lindo. —Estaba... por ahí. —¿Dónde por ahí? Te he estado buscando por todo el Refugio y el bosque. Pensé que un monstruo te había capturado en el bosque. —Estaba en el Inframundo de visita a mi padre. —¿Estás bien? — empezó a revisar si me encontraba con buen estado físico —Claro que sí. Además yo me puedo cuidar sola. —Eso ya me lo has dicho. —Entonces no sé qué te preocupa. Él tenía una expresión triste lo que me hizo pensar en lo mucho que él significaba para mí y lo adorable que era cuando se preocupaba por mí. —Hermes. — dijo murmurando — Está dando una reunión en la cueva del oráculo. Te están esperando. La cueva del oráculo era un lugar donde Raquel podía concentrarse y esperar en caso sienta que una profecía estuviese por venir. Ahora mismo Raquel no estaba, había vuelto a viajar con su padre. Yo creo que estaba huyendo del lugar por si había una batalla, después de todo ella es mortal y sin poderes. —No ha habido señales de Ceo por ningún lado — decía Hermes. — Sin embargo se han reportado lugares alrededor de la ciudad donde el tiempo está pasando mucho más rápido de lo normal, y Apolo dice que maneja todos días el Sol al ritmo normal. —Aparte de eso no hay ningún otro indicio de Ceo. No hay monstruos a la vista aún. — intervino Dionisio, parecía estar sobrio por una vez. Thalia y Jason habían hecho una inspección alrededor de la ciudad desde el cielo y no habían reportado la aparición de ningún ejército de monstruos. —Nosotros iremos al Olimpo unos días a resolver unos asuntos. Peter estás a cargo del Refugio. Sé responsable por una vez. — le dijo Hermes —¡Sí, señor! — Peter respondió con un saludo militar. Hermes y Dionisio desaparecieron en el aire y dimos por terminada la reunión. Llegó la hora de la cena y acabó otro día más. Volví a mi habitación y me dormí temprano. ¿Mi sueño? Pesadilla mejor dicho.
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