IV

2718 Words
Katherine Estaba cansada, fue un día agotador. Saber que eres un semidiós, que en realidad tu padre es un dios y de los poderosos, escapar de una mantícora, conocer todo un campamento; podría decirse que era muy agotador pero emocionante. Quien diría que los dioses existen y tienen descendientes. En fin, entré al bungalow n***o que me correspondía y noté que no había nadie. Todo era oscuro, las columnas eran estilo griego color n***o, en el centro había una estatua dorada de Hades, ahora mi padre. En una de las clases de historia habían mencionado que antiguamente los griegos se comunicaban con los dioses mediante las estatuas. Quería intentarlo y hablar con él, pero no me atreví. Caminé y me di cuenta de que había dos habitaciones vacías y una implementada, tenía una cama, una lámpara, un closet y una ventana. Entré a esa habitación y miré por la ventana. En el reflejo vi a un chico que me miraba fijamente con sus ojos negros. Tenía una tez tan pálida lo hacía ver como un fantasma, pero obviamente no lo era. Me di media vuelta y le di la cara. Era menos aterrador de esa forma. —¿Qué haces aquí? — me preguntó el chico —Soy hija de Hades... Creo que me corresponde estar aquí. — le respondí un poco fría. —¡¿Qué?! ¿Quién te ha dicho eso? — se desesperó —Esto. — dije mostrándole el tatuaje en mi mano. —Esto no puede ser... ¿Tengo una hermana ahora? — empezó a hablar solo y en voz baja, pero no lo suficiente porque lo escuché claramente. —Espera... ¿Otro hijo de Hades? Tú debes ser Nicholas Addazio. —Estoy cansado. Así que solo sal de mi habitación. — ordenó —No. — chillé — ¿Sino dónde dormiré? —En la sala. No es mi problema. Vete. —No… Mejor aún, tú a la sala y yo aquí — dije sentándome en la cama — ¿No es eso más razonable? Debes tratar con más respeto a tus hermanos. —No me provoques. Esta es mi habitación. Implementa la tuya, no es mi problema. —Mira, si quieres dormir en la habitación, duerme en el suelo. — dije adueñándome de la cama suave y sedosa. Él se sentó al otro lado de la cama para reclamar lo suyo pero lo empujé hacia el suelo. —¡No puedes hacerme eso! — me gritó, su cara tomó color, ya no era tan pálido. —Sí, sí puedo. En realidad yo podía dormir en la sala sin problema, solo quería molestar un poco a Nicholas, ya saben, ganar confianza como hermanos. Nicholas cogió su almohada y se acomodó en el suelo. Satisfecha con el resultado, tomé una manta y me quedé dormida, pero desperté a medianoche. Al abrir los ojos lo vi durmiendo a mi lado, se había escabullido mientras dormía. —Nicholas... — susurré —Mmm... — me respondió adormilado —Debes volver al suelo. —No. — me respondió tajante —No me dejas otra opción. — lo empujé al suelo con su almohada. Volví a dormir, pero volví a despertar. Otra vez, él dormía a mi lado. —Addazio. — susurré —Ya voy...— dijo dando un giro para caer al suelo —Muy bien Otra vez dormí y desperté. Sinceramente pensé que con tantos empujones ya lo tenía domado, pero no. Nicholas no se cansaba de volver a dormir en la cama, pero esta vez me compadecí. Lo dejé dormir y por fin concilié el sueño. Es raro que no haya tenido ningún sueño esta vez porque según dice Lucas, los semidioses tienen sueños muy vívidos todo el tiempo. * —Despierta, hay que desayunar. — Nicholas me aventó una almohada en la cara, supongo que todos los hermanos hacen eso. —Déjame dormir... — dije con sueño —¡Quiero comer! ¡Levántate! — me empujó al suelo. Estoy segura de que fue venganza por lo de anoche. —Okay, ya voy... — me levanté del suelo. En tan solo 10 minutos ya estaba lista. Nicholas me esperaba en la entrada de la cabaña con los brazos cruzados. Ahora que lo veía bien sí me parecía un poco sombrío. Vestía todo de color n***o, camiseta, jeans, zapatillas, incluso la pañoleta de su cuello del Refugio era de color n***o. Lo único diferente era un anillo de plata en forma de serpiente en su mano derecha donde estaba su tatuaje igual al mío. —¿Vamos? — me preguntó renegando. Supongo que él tampoco es una persona mañanera, al menos eso tenemos en común. —Sí, vamos. Llegamos al comedor y los demás ya estaban desayunando. Nos sentamos en una mesa de madera pintada de color n***o, tal y como la cabaña. Las sillas también eran del mismo color. Presentí que Nico tenía una obsesión con el color n***o, apreciaba eso, es un buen estilo. —¿Hay más miembros de nuestra división? — pregunté, ya sabía la respuesta, pero aún así busqué un tema de conversación —No hay. Al menos nadie vivo —¿En serio? ¿Había alguien más? —Diane. Su nombre era Diane. Era mi hermana mayor. Se unió a la división especial de Artemisa y murió. —Oh, lo lamento, no lo sabía. — en serio no lo sabía — y… ¿cuándo vas a implementar mi habitación? — volví a cambiar de tema. —¿Hacerlo yo? ¿Estás loca? Hazlo tú hoy, yo no volveré a dormir en el suelo. —Demonios. — murmuré —Ten. — dijo Nicholas cambiando de tema y me entregó un arco y un caraj con 13 flechas — Padre me lo dio, pero no soy bueno con el arco. —¿Conoces a nuestro padre? — ese tema sí me interesaba —Por supuesto que sí. La mayoría del tiempo está ocupado así que no lo molesto sino me molesta. —Eso es tan genial. Cierto, quería preguntarte sobre algo. —¿Y ahora qué quieres? —¿Tienes poderes? — le dije emocionada —Sí... — respondió con desanimo — Puedo viajar entre sombras, levantar algunos muertos y abrir puertas al inframuendo. —¡Eso es increíblemente genial! — grité — ¿Yo también tengo poderes? —Supongo sí. Si practicas lo suficiente lo descubrirás. Cuando terminamos de desayunar Niko desapareció, entonces fui a buscar a Dani. Llegué a la cabaña de Poseidón que estaba cerca al lago y un chico ojos verde mar me abrió la puerta. Pensé que era algún legado de Poseidón común y corriente, pero entonces vi que en su mano había un tridente tatuado. Ese era Peter Jensen, el héroe. —Hola — me dijo sonriendo ampliamente — Debes ser Kath, ¿necesitas algo? Yo había imaginado a Peter Jensen como un chico grande y terriblemente fuerte. Tal vez algo creído y despectivo por su fama. Pero lo que encontré era sumamente diferente, Peter era super dulce y amable. —Hola. Estoy buscando a Danielle. Peter entró nuevamente a su cabaña y a los pocos segundos salió Dani ahora vistiendo la pañoleta roja del Refugio, contrastaba mucho con la mía que era negra. —¡Hey! ¿Qué tal todo por aquí? — pregunté abrazándola —¡Genial!, Peter es muy amable — ella sonrió — ¿Qué tal la división de Hades? ¿Tenebrosa? —Pues... Nicholas no es como Percy... es muy frío y sombrío, pero es agradable. —Qué esperabas de un hijo de Hades... — susurró —¡Hey! Yo no soy así... — me quejé —Lo siento... generalicé — se disculpó —Como sea... — dije intentando pasar eso — Nicholas dijo que debería implementar mi habitación. Así que pensé que tal vez podríamos ir de compras a la ciudad y recoger algunas cosas de casa. —Es una buena idea. Te veo antes del almuerzo en tu cabaña. Dicho eso fui al lago a tomar la siesta número uno del día. Nicholas No puede ser, tenía otra hermana. ¿Por qué tenía una hermana? ¿No podía Hades guardarse todo en sus pantalones? Que dolor de cabeza. Pero claro que esto no se iba a queda así. Fui a un rincón del comedor y me metí entre las sombras dejándolas que estas me llevaran directo al palacio de mi padre en el inframundo. —Tenemos que hablar — dije interrumpiendo la sesión que tenía con algunos miembros del tribunal de justicia. —Hijo. — dijo secamente sin despegar la mirada de sus papeles. —Ayer llegó otro refugiado. — le dije molesto —No necesitas reportarme todo lo que pasa por allá. No es tan interesante. —No es cualquiera. Su nombre es Katherine Castle. ¿Ese nombre si te suena? —Claro que sí. ¿No estuviste ahí anoche? La reconocí ayer. —¡¿Y no pensaste si quiera en decírmelo antes?! —Oh vamos no seas así. — él apartó sus papeles y el tribunal se dispersó — ¿Qué se supone que quieres que te diga? —¿Tengo más hermanos? —No sé a donde se dirige tu pregunta, muchacho. —¡Contéstame! —No hay más. Lo juro. ¿Feliz? —Espero que así sea. —Trata de llevarte bien con ella, es tu hermana después de todo. —No puedo prometerlo. —No es tan difícil. —Adiós. — yo seguía molesto por supuesto. No se había resuelto nada. Katherine Me senté en el césped, a orillas del lago. Más allá podía ver a Peter y Dani jugando carnavales con el agua. Peter agitó sus brazos y creó un torbellino de agua que lanzó hacia Dani. Ella lo contuvo de alguna manera y desvió el torbellino devuelta hacia Peter. Supongo que esos dos sí se llevan bien y ahora le estaba enseñando como usar sus poderes. Que buen hermano. —¿Qué haces? — me preguntó una divertida voz, era Lucas. Se sentó a mi lado. —Pienso. —¿En qué piensas? —En cómo es la familia. Hubo un silencio incómodo. Noté que Lucas estaba muy distraído. —¿Tú en qué piensas? — dije — Te ves preocupado. —No es mucho. Es solo que… últimamente estaba pensando en una chica. Su nombre es Calipso. — su mirada se perdió. —¿Quién es Calipso? — sentí que se me trabó un poco la voz por alguna razón —Es una ninfa. Vive en una isla muy lejos de aquí. —No es del campamento, ¿no? —Siento que he escuchado ese nombre antes. — le dije — ¿No es la ninfa que mantuvo a Ulises cautivo en la Odisea? ¿Esa Calipso? —Esa misma. — él esbozó una sonrisa, al parecer ella era muy importante para él. —No es como si no pudieses verla nunca más, ¿verdad? —De hecho sí. Su isla está encantada. Nadie puede ir dos veces a ese lugar y ya estuve por ahí durante la guerra. —Escucha no soy muy buena con estos asuntos pero vives en un lugar lleno de semidioses y legados y ni que decir de dos dioses aquí. Estoy segura de que si pides ayuda podrían hacer algo al respecto. —Si fuese tan fácil ya lo habría intentado. —murmuró Inventé una excusa y me retiré de aquí. ¿Lucas estaba enamorado? En serio me sentía mal por eso. Era una historia muy triste y no sabía como manejar esos temas. Después de todo nunca había salido con nadie. Regresé a mi cabaña y no encontré a Niko ahí, supuse que había ido algún lugar ara estar solo o algo así. Como no estaba él fui de vuelta a su habitación y me senté sobre su cama, su textura y suavidad eran impresionantes. Entonces la puerta se abrió de golpe y apareció una figura resplandeciente. Tanta era su luz que no pude captar su forma hasta que se acercó y la figura humanoide se sentó a mi lado. Era una mujer impresionantemente bella. Tenía una cabellera lacia y rubia, perfectamente cuidada. Sus facciones parecían cambiar, volviéndola cada vez más bella. Sus ojos centellaban con un aire juguetón; algunas veces eran azules, otras marrones, verdes, etc. Traía un vestido rosa un escote muy revelador. El aura que emitía era sin duda el de una diosa. —Ay querida, te conozco bien, estás preocupada por él. —Espere... Disculpe mi ignorancia pero... usted es... —Afrodita, desde luego. — dijo acomodando su hermoso cabello detrás de sus perfectos oídos — Pero bueno, Kath, estoy aquí para motivarte a luchar por tu chico. No dejes que Calipso te lo arrebate. —Eso lo explica.— murmuré — pero... ¿se refiere a luchar por Lucas? No lo entiendo. —En el amor siempre hay que luchar. Eso lo aprendí de mi querido Ares. —¿Qué tiene que ver Calipso en todo esto? ¿Por qué debería pelear por Lucas? —Tengo entendido que tu chico está enamorado de ella y si no haces algo, como dije, ella te lo va a quitar. Bueno, es todo lo que puedo decirte ahora, tengo una cita con mi amado y no quiero llegar tarde. Nos vemos pronto, Katherine. — al terminar sonrió y desapareció con su hermosa y perfecta sonrisa. Me quedé pensando unos segundos. Una diosa había aparecido frente a mí y me había incitado a luchar por el amor de Lucas. Super descabellado. Antes de que pudiese seguir pensando en esas tonterías la puerta de la cabaña sonó, había llegado Dani. —¿Lista para ir de compras? Tengo la tarjeta de Peter. — me dijo mostrando la tarjeta. —¿Peter Jensen tiene una tarjeta? — pregunté —Eso parece. —Genial. Vamos... — dije mientras salía de la cabaña. —¿A dónde van? — Niko apareció de un rincón de la cabaña, había regresado de algún viaje entre las sombras, que emocionante. —De compras — le dije restándole importancia. —No pueden ir solas, las puede capturar un monstruo. Aún no saben cómo usar sus poderes ni como defenderse. — dijo Nico claramente molesto —¿Qué sugieres? — preguntó Dani —Las acompañaré, para vigilarlas por supuesto. — dijo Nico desinteresadamente. Salimos del Refugio y tomamos un taxi. El camino fue super incomodo, Niko estaba de brazos cruzados sin decir ni una sola palabra y contagiaba su mal humor a todos. Por fin llegamos a la casa de mi madre, toqué la puerta y mis hermanas menores nos abrieron. —¡Kath! — dijeron mis hermanastras al abrir la puerta. —Hola, niñas, ¿está mamá? —Pasa, pasa. — dijo una de ellas, aún no podía distinguirlas incluso después de 6 años que mi madre se casó con mi padrastro. Pasamos y vi que todo estaba desordenado. Mi madre estaba frente al televisor con un tarro de helado y un paquete de toallitas húmedas. Mi madre era muy sensible, siempre se ponía sí cuando veía telenovelas. Me acerqué al sillón. —Mamá. — la abracé — ¿Estás bien? —Sí, no es nada. Llamaron del Refugio ayer, dijeron que ambas estaban bien. Estaba un poco preocupada. — dijo limpiando sus lágrimas con una toallita. —Así es. Mamá, él es Nicholas Addazio... mi hermano. —Mucho gusto, señora — dijo Niko inclinándose un poco. —Gusto en conocerte, Nicholas — dijo mi madre —Mamá venía a recoger algunas cosas. — le dije — Me quedaré en el Refugio un tiempo, si tú me lo permites, durante las vacaciones y durante el año escolar rentaré una habitación cerca de aquí. No quiero que les suceda algo por mi culpa, ya sabes, MONSTRUO—ATRAPA—Y—MATA—SEMIDIOSES. —No hay problema. — me dijo — Ya es tiempo que tomes tus propias decisiones y no suena tan mal tu idea. Llévate lo necesario. — me dijo sonriendo. —Te amo, mamá — la volví a abrazar. Subí a mi ex-habitación, junto con Niko y Dani. Mientras empacaba todo en dos grandes maletas; encontré una cajita de madera en el fondo del último cajón de mi armario con una inscripción en la tapa: "Para mi hija, Katherine."
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