V

2238 Words
Katherine: Abrí la misteriosa cajita y encontré una carta. Hija: Si estás leyendo esto es porque has encontrado el camino a Refugio y obviamente estás a salvo. Nicholas estará contigo y cuidará de ti. Puede ser un poco terco y reacio, pero muy en el fondo es amable. Espero que algún día me perdones por no haber estado ahí para ti todo este tiempo. Sinceramente espero que podamos recuperar el tiempo perdido. Por cierto, en esta caja encontrarás un anillo de diamantes. Mi sobrino Hefesto lo forjó para ti. Es de acero estigio y es capaz de matar todo tipo de criatura así que úsalo sabiamente. Mantente con vida. ~Hades Cuando terminé de leer la carta una sensación cálida provino de mí. Hades al menos se interesaba en sus hijos. Saqué el anillo, de oro con incrustaciones de diamante y lo coloqué en mi mano derecha. Era el único regalo que había recibido de mi padre. Con ayuda de Niko terminé de empacar todo lo que necesitaba así que me despedí de mi familia. Renté un auto y dejé todas mis cosas ahí. Llevé a Danielle a su casa he hicimos lo mismo, empacar. Luego de una pausa para almorzar, nos dirigimos de vuelta al Refugio. Peter ayudó a bajar las cosas del auto y terminamos instalando todo en los bungalows correspondientes. Llegó la tarde y decidí ir a entrenar con el caraj que Niko me había entregado. Era un caraj encantado, si lanzabas una flecha y no daba a su objetivo, regresaba inmediatamente para volver a ser lanzado. Es super práctico si lo ves bien. En la arena me encontré con Peter Jensen, que estaba sufriendo con su arco y flecha. —Hola, Peter. —Hola. — dijo suspirando — ¿practicas sola? —Ajá. — tomé mi arco y lancé la primera flecha. Dio en el blanco. —Impresionante. — dijo Peter con la boca abierta — Eres muy buena en esto. —La verdad nunca había tomado un arco antes. Es la primera vez que practico arquería. —Lo haces ver muy sencillo. Llevo años intentándolo. —¿Qué tan malo puedes ser? Peter tomó su arco y lanzó su flecha dándole a una pobre ave que reposaba tranquilamente en el árbol aledaño. Descansa en paz pajarito. —Wow, sí que eres malo, sin ofender. —No te preocupes, eso ya lo sé. Creo que tú no necesitas practicar esto. Será mejor que practiques otra cosa… como esgrima ¿tienes una espada? —Supongo que tienes razón. Pensé que Peter podría ayudarme con eso, pero claramente estaba ocupado sufriendo silenciosamente. Por suerte me encontré a Niko de camino y este se ofreció a ayudarme. Es era bueno, ¿no? No pude estar más equivocada. Saqué mi espada, era de acero estigio, un acero forjado de los metales del inframundo. Acero estigio contra acero estigio. Fue una larga batalla, pero debo admitir que soy inexperta con la espada jamás había peleado con una. Quedé en el piso con la punta de la espada de Niko entre mis ojos. Nicholas guardó su espada y me ayudó a levantarme. —No está mal para ser novata. — dijo riendo Yo estaba sorprendida. —¡Puedes reir! — solté — Nunca te había visto reír. —No lo volverás a ver. Yo estaba decepcionada. —Regresemos, es hora de jugar captura el semidios. Sí, tal y como leen. El juego que conocía era captura la bandera, pero ellos lo modificaron hacia captura el semidios. Dos equipos tenían un semidios al cual debíamos secuestrar y llevar al otro lado, era simple, pero usualmente colocaban a los semidioses más escurridizos para ese trabajo. Nadie mejor que los legados de Hermes pies ligeros. Nos dividieron en dos equipos y nos separaron a Niko y a mí. El legado que debían proteger en nuestro equipo era Anell Cox, la novia de Peter. Mi trabajo era la defensa de Anell junto con Lucas Rodriguez y Claire Singer, un legado de Ares. —¿Lista en la defensa? — me dijo Claire —Supongo. —Esto será divertido. — dijo Lucas riendo. —Los mataré si no ganamos. — murmuró Claire —Yo misma estoy planeando todo. Claro que ganaremos. — dijo Anell Al ser legado de Atenea, Anell era muy inteligente y una excelente estratega. No era habilidosa en combate, pero con un buen plan podría derribar a todos. Ella, al igual que Peter, participó en la gran batalla contra los titanes y su estrategia y planeación llegó a numerosas victorias para los semidioses y legados. Todo el mundo la adora. No pasaron ni dos minutos cuando divisé a un chico rubio en un árbol; él iba a disparar una flecha pero no pudo. Yo fui más rápida que él y lancé una flecha paralizante a su pierna. Aquel chico que identificaron como Wally cayó del árbol. —Uno menos. — dijo Claire mientras ataba a Wally. —Buen tiro. — dijo Lucas sonriendo —Gracias. Clarisse dijo que era misma iría al ataque, dejando desconcertada a Anell que se había esforzado mucho en colocar las alineaciones. Así, solo quedamos Lucas y yo en la defensa. Charlie, la legado de Afrodita, quiso engatusarnos con su melodiosa voz y trató de llevarse a Anell. Lucas salió a perseguirla y yo me encargué de Peter sigilosamente protegía a Charlotte con una flecha paralizante. Lucas regresó con Anell cargaba en sus hombros y a los minutos Claire llegó con Travis Stallart quien era el semidios para capturar del otro equipo. Así ganamos. Al terminar, Nicholas y yo volvimos a nuestro bungalow. Según lo que me había contado Lucas, Niko no se quedaba mucho tiempo en el Refugio, siempre andaba en el inframundo, así que era raro verlo por aquí muchos días. Se me ocurrió que tal vez lo hacía para vigilarme, tal vez sospechaba que no era una hija de Hades o quien sabe qué. Iba a dormir, me vestí con los pijamas que había traído de casa y estaba a punto de conciliar el sueño, cuando de repente tocaron la puerta de mi habitación. Lucas: No podía dormir, no sé por qué. Bueno tal vez era porque tenía a la diosa del amor vigilando mis movimientos o la voz de Charlotte que aún resonaba en mi cabeza. Me senté fuera de la forja a mirar las estrellas, pero me aburrí enseguida. Así que fui a molestar a Kath solo un rato. Niko dijo que podía pasar así que fui y toqué la puerta de su habitación hasta que abrió. Traía un pijama blano con puntos azules y celestes por todos lados y su cabello ondulado estaba recogido. Se veía muy adorable. —¿Qué quieres? — me dijo con evidente sueño, que linda. —No puedo dormir. —¿Necesitas que te noquee o algo así? Puedo llamar a Niko y él gustoso lo haría. —No... — hice un puchero — Solo necesito hablar con alguien. En ese instante se escuchó el sonido de una caracola. —¿Qué fue eso? — me preguntó Kath —Toque de queda. Nadie entra y nadie sale de sus bungalows. —¿Entonces te quedarás aquí? —Así parece. Si no quieres que me maten o sea devorado por arpías pues entonces me quedaré. —Como quieras, pero vete a la sala. —No quiero dormir ahí. —Entonces ve a la habitación de Niko. —¿No crees que es un poco raro que dos hombres hetero duerman en la misma habitación? —Mira, estoy cansada, así que haré lo mismo que hice con Niko. Duerme en el suelo, no me importa. —Hecho. Entré a su habitación y me instalé en el suelo. Kath me dio una almohada y se acomodó en su cama, luego se recostó y me dio la espalda. —¿Estás molesta? — le pregunté inocentemente. Hablando en serio, podía sentir que estaba molesta a kilómetros de distancia. —No. — me contestó fríamente. —Sí, sí estás molesta. —Está bien, si estoy molesta. —¿Es por lo que dije de Calipso? —¿Qué? ¿Por qué estaría molesta por Calipso? —No sé, celos. —¡Por todos los dioses! ¿Celos? ¿En serio? —Tal vez sea por... mí — dije en voz baja y en tono de burla. —¿Por ti? ¡Ja! Lucas, te acabó de conocer, eres una buena persona, y ni siquiera sé si llamarte amigo o no. ¿Cómo podría tener celos? — se volteó a mirarme. —Claro que somos amigos, en mí siempre encontrarás un amigo. — le acomodé un mechón de cabello que le caía por la frente. — Siempre contarás conmigo. —No te pongas tan sentimental — dijo, le sonreí y ella me devolvió la sonrisa — Ya vete a dormir. — me dijo volviéndose a voltear. Aún no podía dormir; ella ya estaba dormida a un lado de su cama. Dormir en el suelo no es para nada cómodo, así que me paré y me eché a dormir al lado de Kath. Al sentir el calor de la cama y de ella, me quedé dormido. A las horas, su dulce voz me despertó (nótese el sarcasmo): —¡¡¡LUCAS!!! — me gritó —¿Qué? ¿Todo bien? — desperté todo exaltado. Pensé que estábamos bajo ataque, traumas de la guerra. —¡Sal de mi cama! —Pero no quiero... el piso está frío y duro. —¡Sal! — me empujó fuera de la cama y caí rodando — Ahora duerme, vas a despertar a Niko. Dormí el resto de la noche en el suelo. Eran las 7:00 am. cuando Kath me despertó. —Lucas. Ya ve a tu cabaña, ya amaneció. — dijo arrodillándose a mi lado. —...5 minutos más... — le dije adormilado. —No... Niko puede venir y no quiero que piense cosas que no son. —No importa... Me enfrentaré a las consecuencias. —Hablo en serio, si no te vas por las buenas, llamaré a Niko y te sacará por las malas. — su tono de voz era dulce pero amenazador; buen toque. —Un rato más. Ella se levantó y terminó llamando a Nicholas, quien invocó 2 zombis huesudos que me tomaron de los brazos y me sacaron de la cabaña. Resignado, volví a mi bungalow donde mis hermanos no me preguntaron dónde estuve ni nada por el estilo. Probablemente ya lo sabían. Katherine: De camino al comedor me encontré con Danielle y Peter que salían de su bungalow cerca del lago. Danielle tenía una sonrisa en el rostro, se le veía muy feliz. —Ya solo faltan dos días. — me dijo muy emocionada. —¿Dos días? ¿Para qué? —¿Cómo que para qué? Para tu cumpleaños dieciocho. —Oh. —Espero que haya una fiesta. — corrió hacia Percy que se estaba adelantando. Mi cumpleaños dieciocho. Cómo lo había olvidado. Habían pasado muchas cosas en los últimos tres días, mi cabeza estaba sobrecargada de información que no recordaba ni la fecha. —¡Hey, Kath! — dijo una voz divertida detrás de mí —¿Qué sucede, Lucas? — volteé —Dani me dijo que en dos días es tu cumpleaños. —Así es. Pero... ¿Por qué te lo dijo? —No me dijo, bueno sí, pero fue porque yo le pregunté. —¿Por qué le preguntaste? —Me pareció importante saber tu cumpleaños. —No es tan importante. —Claro que lo es. Me alejé de Lucas en ese momento, necesitaba un poco de aire fresco. Se me pasaron las ganas de desayunar, así que fui a practicar un poco de tiro con arco. Estaba lanzando flechas al blanco, todo iba bien. Cuando de repente, empecé a fallar. En mi mente se repetía aquella escena de cuando me caí del árbol y estaba con Lucas. Mis flechas ya no caían en el blanco (ni cerca de él), una cayó en un sátiro y otra en un árbol. Tenía que despejar mi mente, corrí al lago, era mi lugar favorito en todo el Refugio. Me recosté en el césped y en eso siento que alguien acariciaba mi cabello, me senté inmediatamente y giré. Era la diosa Afrodita otra vez. Esta vez venía con un vestido celeste cielo y su cabello rubio lo tenía sujetado. —Cariño. — me dijo con su voz dulce y tierna — ¿Qué sucede? —No es nada, diosa. Solo necesitaba descansar, no logro concentrarme y me siento frustrada. — como si fuera magia todos mis pensamientos comenzaron a fluir y terminaba diciéndoselos a la diosa. —Entiendo que aquella conversación que tuviste con Lucas la quieras olvidar, pero... —No es que lo quiera olvidar. No tiene nada que ver. —El amor a veces no deja concentrar — suspiró — El amor es irracional. —¿Amor? Esto no es amor. Solo es amistad. — le reproché a la diosa. —Ese ya lo veremos — se levantó del césped. — Ten en cuenta que él podría ser tu chico ideal — ella tocó mi cabello y quedó perfectamente peinado. Luego sonrió y desapareció en el aire. Luego de mi encuentro con la diosa, fui a hablar con Charlotte. —Hola Charlie. — entré en su bungalow rosa — Necesito un consejo. —Hola Kath, te estaba esperando.
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