Primera anotación del país, ¿Cómo describes Bali en una sola y única palabra? ¡Caliente, muy jodidamente caliente! ¡Mortalmente caliente y asquerosamente húmedo! Oh, carajo, ¿En qué momento pensé que la playa era un lugar para mí? Hace tanto calor que la ropa se ha adherido a mi piel totalmente y ahora, pues ahora, soy lentamente asesinada por esa sensación chiclosa, pegajosa, ardiente, asfixiante y pegajosa debido al sudor que recorre mi cuerpo, según Teresa ya estaba cerca, por lo que, salí de la linda y hermosa área con cálido aire acondicionado del aeropuerto para esperarla afuera y ya llevo los quince minutos más intensos de mi vida parada aquí como una idiota bien jodido.
La señora de los periódicos está seriamente pensando si llamar o no a la policía, ya que, me ve con ojos de terrorista, aunque no sería mala idea ser arrestado si en la estación de policía tienen aire acondicionado, ¿Dónde está esa torpe de Teresa?, de solo recordar a mi pequeña hermana con cabello rebelde, la cual fue secuestrada por ese idiota bien jodido depravado de Alan me hierve la sangre, pero ya han pasado casi diez años así que supongo que ya debería empezar a considerarlo como de mi familia.
De repente, escucho un claxon que me hace elevar la vista, es una linda camioneta de lujo y Teresa me saluda desde el asiento del conductor, casi me río pero me muerdo la lengua y me aguanto, ya que, ella solía conducir uno de esos autos de tercera mano que papá se ganó en una apuesta, pero ahora es una gran señora casada con su gran automóvil de juguete, se ve muy adorable, seguro que se lo regaló Alan para seguir lavándole el cerebro, en fin, la hipocresía, en cuanto se baja miro que su estatura sigue relativamente igual pero esa expresión de niña consentida no ha cambiado, ella sigue siendo tal y como la recuerdo, desde que éramos pequeñas.
—¡Ana Laura !
Apenas me abraza la sensación de calor se intensifica, pero no dudo en estrujar a mi hermana por los miles de años que no nos hemos visto, sí, en definitiva, necesitaba de esto, un abrazo reconfortante de alguien que me entiende.
—Te extrañé tanto, no puedo creer que estés aquí, a veces pienso que no es real.
—Mírate, no has cambiado en nada, sigues siendo la misma niña con cara de engreída. — ambas nos reímos.
— ¡Claro que sí, crecí cinco centímetros, mírame, soy más alta que tú, que no se te pase hermana!
Ambas nos reímos mientras yo tomo mis maletas y las subo a su cajuela para luego sentarme en el asiento del copiloto, sonriendo enajenada ante el precioso y bendito aire acondicionado, no es que sea una persona quejumbrosa pero realmente necesitaba esto, en la ciudad no hace mucho calor, así no vale juzgarme, o eso le doy a entender a Teresa con la mirada, sin embargo, mi pequeño placer se va al carajo, ya que, mi hermana lo apaga y abre las ventanas.
—Ana Laura , si viniste aquí debes disfrutar el calor y la magnífica vista que te ofrece Bali, es porque aún estamos en la ciudad, pero apenas vayamos a los extremos para cruzar rumbo a Kuta te arrepentirás por no haber venido antes.
—¿Qué es Kuta?¿Con qué se supone que se come?¿Es una persona acaso? Solo aceptaré que me lo presentes si es guapo, ya estoy cansada de puros feos.
—Tonta, no es una persona, es el área donde yo vivo, tú te quedarás en otra parte cerca de ahí, y sigo insistiendo, ¿Por qué no te quieres quedar con nosotros? No deberías gastar dinero innecesariamente si tu familia, ósea yo, está aquí, me siento insultada.
—Ya sabes el motivo, tú y mis sobrinos son mi familia, tu marido es n alienígeno desconocido para mí, nunca terminaré de entender porqué te gusta ese hombre.
—Qué tonta eres…
Teresa me da un golpe que nos hace reír mientras yo observo las calles de la linda ciudad hasta que nos desviamos por un camino rocoso como para rodear una inmensa montaña, en cuanto salimos de un túNorma abro la boca hasta el piso al ver el paisaje de mi lado, es maravilloso, nunca había tenido una vista tan magnífica como ésta.
—¿Te gusta? ¿Hermoso no?
—Todo es tan… azul, es de un hermoso azul. — ¿Se han imaginado alguna vez como luce el paraíso? Yo lo hago todo el tiempo y me acabo de dar cuenta que se encuentra en la tierra y que acabo de llegar a él, un inmenso mar azul cristalino se extiende en la parte baja, con un oleaje con tenue espuma como perlas brillantes y preciosas acumulándose en las orillas, mientras que la arena es blanca, tan blanca como la nieve, pero a la vez sumamente resplandeciente como la misma luna.
Y el hace el amorje verde, tan lúcido, tropical y exótico con inmensas palmetas que se alzan decorando todo a su paso junto a montones de rocas más, el aroma a sal cálida y húmeda te inunda las fosas nasales hasta impregnarse en el rincón más oculto del cuerpo y de la mente, el sol más candente que nunca besa la superficie del mar, se refleja en todo su esplendor en compañía de las pocas nubes que hay.— Sin duda, es el paraíso sea que lo veas por dónde lo veas.
—Te dije que era muy hermoso, es por eso que ya estoy aquí diez años.
—Es increíble, espectacular. – Y esa palabra se queda corta, pero tampoco quiero sacar a relucir mi reciente adquisición de diccionario de sinónimos, pero sin duda es una imagen superflua, única, maravillosa y la cual de corazón espero no olvidad nunca, hacía tanto que no me sorprendía como idiota bien jodido, avanzamos con rapidez y en un lindo silencio rodeando la montaña y cruzando caminos que simplemente no dejan de sorprenderme.
Azul y verde es el color del paisaje por todos lados, bellas flores coloridas, frutos que jamás había visto cuelgan de los árboles y aromas que no tenía ni idea de que existían todos llegan como flashazos dejándome sin palabras, no dejo de sorprenderme por cualquier pequeñez hasta que descendemos al área de la playa y nos adentramos a lo que si no me equivoco es un residencial al cual llegamos al final ya bastante alejado de las demás casas justo al borde de la playa.
—El dueño de las villas es amigo de Alan así que te conseguimos un buen precio.
Genial, ahora le debo un favor a ese relamido, sin embargo, en cuanto nos detenemos afuera de la que se supone será mi hogar en la playa nuevamente mi quijada se va hasta el piso y así como una mocosa emocionada me bajo admirando la preciosa villa moderna de color blanco con algunos balcones y un techo de teja caribeño más una enorme piscina personal.
Teresa me arroja las llaves, por lo que, entro casi volando viendo los muebles de playa y sobre todo corriendo hasta la enorme terraza, en cuanto abro las puertas transparentes y corredizas más las cortinas una enorme ráfaga de viento me golpea cegándome por un momento, pero apenas mi vista se aclara sonrío, qué bueno es estar viva, mi terraza también es una entrada y tiene unas escaleras que bajan directamente a la preciosa playa que tengo frente a mí.
—¿Te gusta?— me pregunta siendo imposible responder que no porque sería una rotunda mentira.
—¡¿Bromeas?! ¡Me fascina! — Teresa me sonríe para luego aventarme mis maletas como diciendo “De nada por la ayuda y por la hermosa casa que te he conseguido”, a lo cual me río y la abrazo. — Gracias es simple y sencillamente espectacular.
—Lo sé, aunque no es por presumir, pero mi casa está más bonita, ¿En serio, que no quieres quedarte con nosotros? ¡Los niños estarían encantados!
—Lo siento, Teresa, pero si hay niños no puedo pasearme desnuda por la sala mientras bailo y grito obscenidades a los transeúntes. — me río y mi hermana también lo hace junto a mí para luego pellizcarme la nariz, digo, era eso o decirle que ni loca desayuno, almuerzo y meriendo en la misma mesa que Alan y su mirada que me recrimine gritándome “Solterona que huye de los compromisos a propósito”.
—Es hora de irme, los niños saldrán pronto de la escuela, así que te doy indicaciones rápidas, esta playa la ocupan en su mayoría surfistas pero no son tantos como crees y tu villa es la única que da hacia esta playa más otra residencia que se encuentra en el acantilado, así que puedes ser egoísta y creerte dueña del lugar, Oh y si en la noche te sientes en ánimos aquí mismo caminando sobre la playa hacia la parte este, a un par de kilómetros hay un precioso bar que se llana todas las noches llamado “El Edén” hay música en vivo y el ambiente es genial, los dueños son personas sumamente amables, también…
—¡Demasiada información, es suficiente!
—¡Pero si todavía no te digo donde comprar comida ni otras cosas básicas!
—Vamos Teresa no tengo tres años, con que me digas que muchachos guapos nadarán frente a mi rostro y que hay alcohol a un par de kilómetros me basta para sobrevivir estos días.— mi hermanita se vuelve a reír y a abrazarme para ahora si por fin despedirse e irse dejándome sola, por lo cual, apenas se va, grito como una maldita poseída para literalmente quitarme la ropa hasta quedarme en ropa interior y correr hasta la terraza gritándole al mundo en general.— ¡Por fin soy libre! ¡Por fin sola, carajo! ¡Sin trabajo, sin preocupaciones y sin remordimientos! ¡Todos pueden irse al demonio si así es como lo quieren! ¡¿Me oíste, Nicolás?!
Sonrío orgullosa con las manos en la cintura hasta que escucho una risita que me hace girar y ver como claramente dos personas se ríen de mí, qué lista eres Ana Laura , qué lista y empoderada eres, un larguirucho con sonrisa de piano en traje de baño, cargando una tabla y una chica peliazul de brutales curvas, la cual se cubre la boca para que no vea que se burla de mí ahora casi se cae al piso de la risa por mi escena señalándome sin pena. — Mierda, carajo… tenían que ser surfistas.
—¡Vaya loca desnuda, debes aprender a bailar!
—Shh… no la molestes, ven vámonos, Paula.
La chica se disculpa y lo toma de la mano para luego salir corriendo mientras yo sigo estática, supongo que no debí haber gritado eso pero sinceramente no me interesa, aunque ponerme un traje de baño tal vez no sea una mala opción, digo, por si las dudas, una vez cambiada y bañada en bloqueador solar salgo a la arena bastante determinada hasta que noto lo jodidamente caliente que está, no sé porqué pensé que la arena estaría fría, por lo que, comienzo a resoplar y a correr como desquiciada hacia el mar.
Conforme atravieso la arena suave como talco no puedo evitar sonreír, eso, sonreír, debo sonreír y tal vez conquiste a algún tipo guapo, millonario, toda una fiera en la cama, inteligente… basta Ana Laura , esos hombres no existen o ¿Sí?, ¡Esperen! ¡Yo también quiero un poco de acción!, vuelvo a sonreír hasta que escucho un par de chiflidos, gritos y demás ovaciones de un grupo de chicos a varios metros a mi derecha que hacen girar.
Miro como señalan algo en el mar que nuevamente me hace voltear, en cuanto lo ubico sé por primera vez en la vida que todo tiene un orden y un sentido y que yo estoy aquí en este preciso momento un orden y un sentido, que yo estoy aquí en este preciso momento porque tenía que mirarlo a él y a nadie más que a él.
Trago saliva sintiendo mi corazón latir con demencia, a mil por hora, con brutalidad amenazándome con salirse de mi pecho, mi estómago se contrae mientras mi cuerpo arde no solamente por el sol sino por aquel que acabo de ver, es una atracción que nunca había experimentado antes, literalmente siento cada gota de sudor deslizarse por mi piel mientras mis poros se abren y me estremezco de pies a cabeza por él.
Aquí frente a mí quizás a unos treinta metros mar adentro yace un animal salvaje, no, es un hombre, definitivamente es un hombre, pero más que un hombre parece un dios deslizando entre el agua sobre una tabla, específicamente atravesando una inmensa ola que haría temblar a más de uno, pasa entre ella rozando las barreras con la punta de sus dedos como si fuera su territorio, su cuerpo aún de lejos luce bastante tonificado y musculoso, recubierto por un traje especial n***o, sin embargo, todo es perfecto, es como si se fundiera en el océano.
Ya que aparte del mar furioso y el cielo amplio tanto su cabello mojado que vuela como el viento como sus ojos feroces que someten el agua que atraviesa son azules, ¿Quién es él? Aún cuando ya se ha fundido en el agua para sumergirse mi vista no se aparte del lugar por donde pasó, ¿Creen en el amor a primera vista? Yo no, pero si no es amor no sé qué demonios sea porque lo que he sentido en este momento dentro de mí, va mucho más allá del amor, o bueno eso creo.
Ana Laura , veinticinco años, en primavera, y me he enamorado por primera vez, sí, definitivamente estoy enamorada, mírenme, realmente he perdido la cabeza, lo he perdido todo pero mi sonrisa no se borra hasta que de repente un tono musical extraño me hace salir de mis pensamientos, me toqueteo por todos lados hasta que noto que lo que suena es mi celular que vibra desenfrenadamente, ¿Por qué rayos pensé que necesitaría un celular para ir al mar? Realmente he perdido la cabeza, yo no estoy en la ciudad por dios.
Pero en ese segundo que miro quién llama, contesto y demás he perdido al peliazul y aunque lo busco no lo encuentro, no me digas que se ahogó ¡No, por favor!, mi alma descansa cuando lo veo muy a lo lejos juntándose con esos chicos que le gritaban, la que habla es mi amiga Débora quién me pregunta cómo he llegado pero solo escucho su voz en mi oído, ya que, no puedo contestar, más bien las palabras no salen, ya que, continúo demasiada entretenida mirando a ese peliazul que me cautiva con cada mirada que le regalo.
Y así como si el destino fuera mi mejor amigo y decidiera darme un regalo aún tan lejos nuestras miradas se encuentran por segundos que parecieran eternidades, hasta que miro como frunce el ceño y desvía la mirada, ¿Acaso eso fue para mí? No, no imposible, digo no es como que hayamos cruzado alguna palabra como para que ya me odie y frunza el ceño así.
—¡Tierra llamando a Ana Laura , sé que estás allí, te escucho respirar niñata!
—¡Carajo, Débora, jódete, mi posible único amor en la vida me acaba de ver fea!
—¡¿Qué, Cómo es, Es guapo?!
—No, no es guapo no, hay personas y hombres que son atractivos, carismáticos, sensual, erótica por naturaleza, luego algunos dioses hermosos y divinos, entonces, finalmente, nos encontramos con una nueva y recién inaugurada categoría llamada “Sexo puro y candente” para él.— apenas termino de hablar, Débora y yo nos reímos como un par de idiota bien jodidos hasta que me doy cuenta que nuevamente ese chico me está mirando, lo cual, me hace sonreírle tímidamente, sin embargo, él vuelve a fulminarme con un ceño fruncido que me rompe el corazón y me hace desviar la mirada.
—¡¿Qué pasa?! ¿Ya está en tu cama el señor sexo puro? ¡No folles con él mientras hablas conmigo, no seas cochina!
—¡No, que va! Débora, acabo de descubrir que el señor sexo salvaje me odia, el tipo me odia, dos veces me ha mirado y las dos veces ha fruncido el ceño.
—¿Solo eso? No te preocupes, no te odia, simplemente ha de ser familiar del tonto de Norma que siempre se la pasan con las cejas unidas, pero no les quita lo encantadores, así que te hablaré mañana para saber que tal estuvo tu noche, y algo más Ana Laura , ¡Habla con él! No esperes milagros de la nada niña, debes dar el primer paso si tanto te gusta, sé que eres mucha boca, pero pocas acciones.
—Sí mamá, escucharé tus consejos sabios y poderosos. — ambas nos reímos y nos despedimos, eso es, Débora tiene razón, debo dar el primer paso, por lo que, me armo de valor y giro para encontrarme con que no está, no está, ¿No está? ¡No está! ¡¿A dónde se metió?! ¡¿Otra vez al mar?! Lo busco con la mirada, pero esta vez no hay más que olas vacías, camino de un lado para otro sin resultado y su grupo tampoco está, maldición del mal, se debió de haber marchado con ellos mientras yo hablaba por teléfono.
Suspiro triste, ya que, no sé si volveré a verlo, hasta las ganas de nadar se me quitaron, aunque ahora que lo pienso claramente es surfista y si este lugar le gusta volverá ¿Cierto? ¡Debo ser positiva! Y definitivamente la próxima vez que lo vea le hablaré pase lo que pase o me dejo de llamar Ana Laura , digo, solo lo haré porque está muy guapo, podríamos divertirnos un rato juntos y… de ahí no creo que pase nada más serio, ya que, por más que me guste aún no creo estar lista para que me vuelvan a romper el corazón poniéndome en segundo lugar, ¡Pero qué demonios hablo! Ni siquiera sé como se llama y ya estoy pensando en tener una relación ficticia, no tengo remedio definitivamente y luego me quejo…