Una vez entre la gente, Ian Kilian me da una leve vuelta para bailar un poco y finalmente tomar mis manos coquetamente, haciendo que me abrace a su cuello pegándonos totalmente. Tiemblo sintiendo sus labios a un centímetro de los míos y como aspira lentamente mi aliento tibio, a la vez que sus manos descienden sumamente despacio por mi espalda palpando mi cuerpo hasta posarse en mi cintura; todo mientras nos movemos tenuemente con la música.
Calor, hace demasiado calor, siento mi cuerpo arder y derretirse entre sus brazos. La oscuridad de la noche, el aroma a sal de mar, la brisa y el viento tibio no me hacen más que añorar sus caricias. ¿Qué tiene que me hace desearlo de esta manera tan insana y desesperada? Ian Kilian me sonríe diminutamente para luego llevar sus labios hasta mi oído y susurrarme levemente con esa voz que se me funde en la boca como chocolate derretido.
—Los pies.
—¿Eh?
—Lo primero es mover los pies, solo sígueme, es fácil y con esas caderas que tienes se nota que lo traes en la sangre.
Ian Kilian está por separarse, pero por instinto me aferro a su cuello viéndolo sonreír.
—Así no puedo enseñarte.
—No me enseñes. Solo quédate así.— no controlo mis palabras y me avergüenzo, nos miramos fijamente, comiéndonos, desnudándonos y follándonos con la mirada. Maldita sea, quiero golpearlo por haberse ido, pero aunque mi mente me dice no lo hagas, mi cuerpo me grita “Deja que acabe contigo lenta y tortuosamente”. Ian Kilian continúa viéndome con descaro hasta que chasquea la lengua.
—Si sigues mirándome con esos ojos desesperados y ese rostro suplicante terminaré follándote contra la barra aquí frente a todos.
—Tal vez, es lo que quiero.— Ambos sonreímos con complicidad acortando aún más la distancia uniendo nuestros labios en un beso que de inmediato se vuelve agresivo. Ian Kilian me estruja entre sus brazos a la vez que su lengua se mueve dentro de mi boca, enredándose y tallándose con la mía, volviendo a reconocerse y a disfrutar el sabor el uno del otro. Sus besos candentes y embriagantes me hacen perder la noción de todo. Lo deseo tanto que no lo soporto.
Mis manos recorren su espalda ancha y musculosa, rasguñándole la piel por encima de la tela de su camiseta bajando hasta la parte baja en donde meto una de mis manos para palpar su piel húmeda por el sudor. Entre movimientos Ian Kilian me choca contra una amplia columna en donde coloca sus manos a mis costados y ahora sus labios se van hasta mi cuello para marcarme y morderme con hambre, sacándome montones de gemidos escandalosos los cuales se disipan con la música fuerte y rítmica, en definitiva estoy loca, orate pero vale la pena serlo, de lo contrario no estaría experimentando todas estas sensaciones que recorren mi piel y mi cuerpo una vez más.
—Carajo, Ana Laura ¿Por qué no me llamaste?
Ian Kilian se separa de mi para mirarme fijamente como enjuiciándome. — ¿De qué hablas?
—¿Por qué maldita sea no me llamaste?—vuelve a repetir una vez más y me quedo estática sin saber a qué se refiere.
¿Qué? ¿Es que acaso el tipo me quiere tocar los nervios? Ambos nos miramos molestos mientras yo intento comprender sus palabras porque no tengo ni una puta idea a qué se refiere realmente.
—Dije que ¡¿Por qué mierda no me llamaste?!—alza la voz haciéndome estremecer.
—Este tipo…¡¿Cómo?! ¡¿Cómo iba a llamarte si te fuiste?!— Lo empujo pasándome de lado bastante molesta, logrando avanzar hasta que siento como me toma por la muñeca para girarme nuevamente.— ¡Suéltame, carajo!
—Ven aquí.
—No quiero.— Ian Kilian me toma de la mano con fuerza y me lleva entre la gente pasando en el camino frente a la mesa de sus amigos que nos miran bastante sorprendidos. Apenas salimos del bar y él vuelve a pegarme contra una palmera acorralándome. — Ian Kilian , déjame ahora mismo mientras te lo estoy pidiendo de una buena forma.
—Eso digo yo. ¿Realmente eres de las que duermen con cualquiera una que otra noche?
—¡¿Qué?! ¡Claro que no, idiota bien jodido, no soy de esas mujeres!
—¡¿Entonces, por qué carajos no me llamaste?!
—¡¿De qué hablas?! ¡¿Cómo carajos iban a llamarte si no me diste ni tu nombre?! ¡Solo te largaste! — Ian Kilian parece no comprender nada de lo que pasa al igual que yo hasta que me suelta.
—¿Qué? Pero si antes de irme te dije que te dejaba escrito mi teléfono y correo y que me llamaras por la noche porque saldría de viaje ese día y regresaría hasta hoy. Aunque estabas medio dormida me dijiste que sí. Así que te deje mis datos en un papel justo en tu mesita de noche. Y luego nos besamos y te volviste a dormir. ¡Tú fuiste la que no quiso darme su nombre por más que te lo pregunte!—sus palabras me sorprenden y debo de admitir que tener resaca no es lo mío, soy muy cabeza de pollo.
Apenas veo esos ojos feroces más su determinación sé que no está mintiendo. Oh mierda, olvidaba que cuando tomo de más hasta el nombre se me olvida y es por eso que rara vez lo hago. Y ahora que lo pienso por la tarde cuando desperté corrí por todos lados a prisa. Tirando todo a mí paso sin fijarme en nada ya que solo buscaba mi cartera para salir y comprar no solo algunos relajantes musculares sino también anticonceptivos por lo mucho que hace el amor.
Y definitivamente cuando volví solo comencé a recoger mí desastre sin fijarme, tire cuanta basura encontré y seguro que entre papeles y demás estaba la nota que él me dejo. Genial, grandioso, acabo de quedar como una estúpida. Todo este tiempo estuve molesta por algo que fue mi culpa, mierda no lo puedo ni ver a la cara.
—¿Nada? ¿No te acuerdas de nada o qué mierda te pasa? Si simplemente no te gustaba tanto me lo hubieras dicho, carajo, no armarme todo el lío de ahora y fingir demencia. Hay muchos tipos en ese puto bar y seguro que te consigues a más de uno para jugar y al cual olvidar por la mañana.
Ian Kilian se hace el jodido indignado y se da la media vuelta hasta que lo detengo por un hombro haciendo que me mire. ¿Qué carajos estoy haciendo? ¡Yo no soy de los que retengo!
—¿Qué?
—Yo…yo, no vi la nota. No la vi. Lo siento, la tire seguramente, no me di cuenta y me enoje contigo. Creí que te habías ido sin avisar y eso me molestó. Perdón, no…no te vayas Ian Kilian .— Parece sorprendido hasta que sonríe y comienza a reírse descaradamente fastidiándome un poco, este cabrón. ¿Qué es tan gracioso.
—¿Es solo que me estás diciendo que no viste la jodida nota que te deje?
—No la vi.
—¡Pero si era del tamaño del puto refrigerador, era enorme precisamente para que la notaras! ¡Hasta un ciego con cataratas y sin ojos la hubiera visto, joder!
—¡Pues yo no lo hice, carajo! ¡Y ya me disculpé!— Me cruzo de brazos mirándolo molesta.
—Oh vamos ¿Estás enojada? ¿Siempre te alteras por cualquier cosa, eh, eres muy sensible?
—Pero si, muérdete la lengua, idiota bien jodido.
—Bien, lo admito, también me moleste. Digo, conocí a una chica linda, demasiado para su propio bien, me seduce, pasamos la noche de nuestras vidas en la playa y en su cama, me dice que le gusto y la mierda pero en cuanto me voy no me llama a pesar de que lo prometió. ¿No te sentirías utilizada también?
—¡Cabrón tú! ¡Te odio imbécil, me estás haciendo quedar mal! ¡Como si todo fuera culpa mía!
—Oh, lo siento, cariño ¿Herí tus sentimientos? ¿Quieres que te tome de la mano y te frote la espaldita?
Lo miro molesta analizando las cosas hasta que sonrío, ya sabía yo que un tipo así de bueno tenía que ser un jodido toca cojones profesional.
—¿Qué pasa? ¿Intentas disimular tu odio?
—No es que sepa disimular que me caes mal, de hecho la idea es que te des cuenta y hagas algo al respecto. Morirte por ejemplo…¿Me haces el favor, eh? Le sonrío viéndolo abrir los ojos de la sorpresa para luego atacarse de la risa y por fin tomar mi rostro y plantarme un beso que me electrifica el cuerpo.
—Me gustas, por ese estúpido sarcasmo y comentarios cabrones, sin mencionar tu falta de decencia puedo decir que seremos muy buenos amigos, inclusive algo más…
Ambos nos miramos fijamente hasta que terminamos sonriéndonos con complicidad.
—¿Qué dices? ¿Nos tomamos algo en un lugar más privado?— me cautiva y me atrapa, no puedo negarme a sus deseos, definitivamente no puedo hacerlo.
—Mhm…supongo pero debería ir a avisarle a Teresa, podría preocuparse.
—Está bien, sabe que estás conmigo. Además, ha de estar muy ocupada lidiando con mi amigo James intentando meterse en sus pantalones. Digamos que a James le van los casados y él único que no ha caído es tu hermana.
—Pues claro que no, con el relamido manipulador que tiene por marido, el cual se ha ocupado de lavarle a la perfección el cerebro claro que no caerá con el tarado ese que tienes por amigo.
—Es verdad, James es un poco idiota bien jodido…Por cierto, ¿Tu “relamido” es mi “cara de piedra”? Ya sabes, el imbécil de Alan.
—El mismo…
—¿Te había dicho que cada vez me gustas más?
Volvemos a reírnos y ahora si Ian Kilian toma mi mano y comienza a llevarme, caminamos por la playa riéndonos de una que otra broma que se nos ocurre, inclusive pasando de largo por mi villa. — ¿Y entonces a dónde vamos? ¿Vives por aquí?
—Algo así.
—¿En dónde?
—Ahí…—En cuanto me señala hacía arriba y veo que se trata de la enorme casa en el acantilado abro la boca hasta el piso. ¿Él es el dueño de esa casona de ricos?
—Ven, por acá están las escaleras.
Comenzamos a subir las lindas escaleras por todo el empedrado del acantilado hasta que llegamos, una vez ahí nos quitamos los zapatos en la entrada mientras él abre y yo admiro que las ventanas son inmensas dándole el aspecto de una casa de cristal. En cuanto entramos me deslumbro viendo aun entre la oscuridad de la noche lo lujoso que es el lugar. Sin embargo, Ian Kilian me jala a prisa sin darme oportunidad de ver los detalles de las paredes y demás.
Vaya que es una casa demasiado grande como para que él viva aquí solo, o eso creo. Me lleva hasta la enorme y amplia cocina en donde saca del refrigerador un par de cervezas y me destapa una dándomela sin siquiera preguntarme. Él se bebe la suya casi a prisa mientras yo le doy un trago a la mía sintiendo el sabor amargo y sumamente frío recorrerme la garganta. Aquí dentro hay aire acondicionado, pero por cómo se mueven las palmeras afuera puedo saber que el viento sumamente caliente no deja de soplar con delicadeza.
—¿Es lindo no?
—¿Perdón?
—La vista, es una preciosa vista, podría decirse que una de las mejores de la isla. Si subes al último piso a la terraza superior puedes ver todo el mar de un lado y del otro la jungla y parte de la ciudad. Tanto de día como de noche son paisajes que te roban el aliento.
—Realmente es un lugar increíble.
—Ya lo creo.
Ian Kilian me sonríe y yo a él, pero en cuanto miro como se relame sumamente lento los labios mirándome con hambre no puedo evitar tragar un trago espeso de cerveza a la vez que siento mi cuerpo más húmedo y sensible que nunca. Nos miramos fijamente como ansiando quién dará el primer paso hasta que yo desvío la mirada. Ian Kilian me sorprende viniendo a mí, quitándome la botella y dejándola sobre la encimera que hay a mis espaldas y a la cual termina de pegarme contra ella. Deja su rostro frente al mío haciéndome avergonzar por tanta cercanía.
—Ana Laura …
Mi respiración se vuelve constante y pausada al sentir su respiración rosando y absolviendo la mía.
—Mírame, Ana Laura .
No puedo mirarlo, estoy segura que apenas me mire con esos ojos azules terminaré perdiendo la cordura por él. Ian Kilian me atrae, sujetándome por la barbilla y haciendo que lo mire.
—Mírame a los ojos cuando te hablo ¿Sí?
Bastardo demandante. Me sonríe de lado con esa mueca cruel y confiada que tanto me gusta y me eriza la piel.
—No eres la única que ama el control, pero debo decir que nadie lo disfruta tanto como yo.
Ian Kilian roza su nariz contra la mía y desliza su lengua por mis labios haciéndome sentir desfallecer, lo sabe, sabe que apenas con una caricia me tiene en la palma de su mano. Y lo odio por eso pero no puedo negarlo, me encanta este tipo. Ian Kilian lleva sus manos hasta mi trasero el cual presiona y frota sin descaro a la vez que sus labios comienzan a besar mi cuello. De inmediato los gemidos de deseo acumulado y placer me comienzan a traicionar saliendo de mí, por lo que, no dudo en sujetarme a su espalda para enterrarle levemente las uñas.
—¿Cómo lo quieres, Ana Laura ?
Mi mente se encuentra perdida entre sus besos húmedos y mordidas salvajes hasta que vuelve a encararme, besándome en los labios con deseo insano y abrumador, jalando levemente mi labio inferior y asegurándose de chuparme lentamente.
—Dije que ¿Cómo quieres que te lo haga? ¿De espalda o de frente? ¿Cómo te gusta más? Dímelo y te lo daré.
Ambos nos miramos cínicamente, sin embargo, yo no hago más que gemir entre sus labios aferrándome a sus brazos, ya que, ha comenzado a abrirme los pantalones.
—Contesta Ana Laura . ¿Cómo te gusta?
Me trago la vergüenza en busca de un placer indescriptible, acercándome aún más y besándolo levemente sin dejar de mirarlo a los ojos, esos ojos candentes y apasionados que me amenazan con hacerme derretir. De espaldas…me gusta de espaldas, pero hoy quiero verte cuando me lo hagas. Ian Kilian sonríe tenuemente complacido ahora llevando su nariz hasta la parte trasera de mi oreja donde se asegura de inhalar con fuerza mi aroma para luego exhalar provocándome un escalofrío violento y delicioso por todo el cuerpo.
—Que buena niña, tendré que dártelo justo así. Pero recuerda, un orgasmo por un orgasmo cariño ¿Qué dices? ¿Es un trato?
Al demonio con todo, quiero a este hombre y lo quiero ahora.— Sí…lo quiero.— Me muerdo los labios sintiendo la saliva espesa y tibia acumularse en mi boca al igual que sus manos que terminan de abrirme los pantalones y me los bajan con todo y ropa interior sin pena alguna.
—En serio tienes que dejar de mirarme con esos ojos suplicantes que te comeré entera.
—No me importaría que lo hicieras.— Ian Kilian me sonríe, arrodillándose frente a mí y sorprendiéndome al tomar mi intimidad para empezar a deslizar su lengua por mi feminidad abriéndome las piernas para estar mucho más cómoda.— Ian Kilian …hahh.— Tan solo me cubro la boca con una mano mientras me sostengo del borde de la encimera con la otra, intentando no caer y gemir enloquecida debido a su lengua húmeda, tibia, rugosa y suave palpando mi piel sensible y caliente.
—Mírate nada más…totalmente mojada y caliente por mí.
Me lo dice con veneno y arrogancia mirándome a los ojos con una sonrisa casi perversa mientras pasa su lengua por mi clítoris. Lo maldeciría, pero solo puedo volver a gemir sin descaro al sentir como su lengua hace maravillas con mis labios vaginales y comienza a moverla en repetidas ocasiones para darme mucha más excitación. — Ian Kilian …así…así me gusta. — La fiera peliazul pareciera querer enloquecerme, por lo que, toma una de mis piernas y se coloca mi muslo sobre el hombro pegándome totalmente a él.
No solo para tener un mayor acceso a mi cavidad con su boca sino para también llevar sus dedos hasta mi pequeña entrada que ya escurre caliente y húmeda por él. Ian Kilian introduce en mi interior un par de dedos los cuales empuja con profundidad haciéndome perder la maldita cordura. Grito, cerrando los ojos y echando la cabeza para atrás, mientras meto mis manos entre su cabello disfrutando como nunca en toda mi vida el placer abrumándome hasta el límite.
Su lengua caliente y rugosa moviéndose sin descanso a lo largo de mi v****a más sus labios suaves y húmedos llevándome a la locura. Y sus dedos, sus dedos no dejan de moverse dentro de mí, cada vez más hondo y profundo. No puedo, es demasiado , me voy a morir, realmente me voy a morir de placer. Justo cuando siento que estoy por correrme me sujeto agresivamente a él sintiendo como se despega.
—¿Quieres correrte en mi boca Ana Laura ?
Lo miro avergonzada sintiendo mis mejillas y cuerpo arder mientras disfruto como me mira fijamente asegurándose de chupar mi intimidad y succionar el líquido viscoso que no para de brotar de mí.— Si...si quiero.
—¿Si quieres qué?
Me mira con esos ojos lascivos y perversos que me hacen doblegarme ante él.— Si quiero correrme en tu boca.
—Bien dicho.
Ian Kilian vuelve a hacerme mil maravillas con su lengua, chupándome increíblemente.— Maldición del mal…más…más…ya casi, Ian Kilian ya casi.— Aprieto los dientes sintiendo sus dedos enterrarse dentro de mí morbosamente, haciéndome terminar y correrme en su boca.
Mi cuerpo convulsiona del increíble y candente placer que me aborda, por lo que, comienzo a resbalarme hasta quedar sentada en el piso. Miro como Ian Kilian se pone justo frente a mí para luego lamerse los labios sumamente lento y unir nuestros labios en un pequeño beso a la vez que sus ojos felinos se encuentran con los míos fijamente.
—Tan dulce como ese culo apretado que tienes.
Jadeo entre sus labios sintiéndome perdida y al límite mientras que él termina de sacarse la camiseta mostrándome su estupendo cuerpo esculpido y bronceado. Preciosamente adornado con tatuajes tribales que ahora puedo observar mejor, en todo su brazo derecho, en su hombro, en parte de su cuello y rodeando hacía su nuca y seguramente parte de su espalda.
También continúa bajando de frente por su costado derecho. Y en cuanto se abre los pantalones liberando su brutal erección dura que escurre erguida e hinchada, me deja ver que el tatuaje sigue cruzando en diagonal por su abdomen bajo y atraviesa hacía parte de su pierna izquierda. Son preciosas líneas, siluetas, espirales y pequeñas secuencias con profundidad que parecieran hermosas y eróticas llamas sobre su piel.
—Ábrete para mí.
Mi mente se encuentra en blanco con tan solo un deseo. Placer puro e interminable por parte de Ian Kilian , es lo que quiero y pretendo obtener toda la maldita noche, por lo que, abro aún más mis piernas para él y llevo mis dedos hasta mi cavidad abriéndola ligeramente para él.— Rápido…
—Amo que seas tan impaciente, carajo.
Le sonrío y me masturbo observando fijamente como Ian Kilian me toma por un muslo mientras con su mano libre toma su erección y la lleva contra mi entrada para penetrarme lentamente, asegurándose de brindarnos una tortura exquisita y extenuante.
—Se siente tan jodidamente bien dentro de ti, Ana Laura .
Jadeo sin control logrando abrazarme a su cuello para pegarlo a mí y besarlo con violencia, un beso brusco y agresivo que nos caliente a ambos a sobre manera mientras él termina de introducirse por completo en mi interior. Y sin esperar más Ian Kilian me toma por la cintura y me jala pegándonos totalmente para arrodillarse mejor y comenzar a hacer el amor con brutalidad contra la jodida encimera.- Hahh…mierda si…sí…así…ah.
Mis piernas rodean su cintura y me aferro a su espalda, rasguñándolo hasta escucharlo gruñir del dolor para que no olvide que al menos por esta noche me pertenece.— Más…Ian Kilian más…maldición del mal más, entra más en mí.— Nos miramos como si el maldito mundo en general se fuera a terminar en este momento, disfrutando como nunca el placer de nuestros cuerpos húmedos y calientes uniéndose sin parar.
Amo ese sonido obsceno y líquido que provoca su gruesa erección penetrándome, abriéndome y llenándome de él. Ian Kilian continúa follándome a su antojo hasta que nos acomoda recostándome sobre el piso sin dejar de moverse dentro de mí. Me aferro inútilmente al piso gimiendo enloquecida disfrutándolo más dentro cada vez mientras su punta no para de rozar ese punto mágico en mi interior.
—Mierda…me corro, carajo me corro.
—No…no lo hagas dentro, Ian Kilian .
—Maldición del mal, Ana Laura .
—No lo hagas carajo…no…haah…no.— Ian Kilian me hace el amor sin piedad, tomándome por las muñecas y dándose impulso para destrozarme con cada penetración.
—Hah…estás tan estrecha.
Apenas Ian Kilian se entierra con violencia en mi interior no puedo evitar volver a correrme deliciosamente. Este tipo realmente va a matarme del placer. Ian Kilian sale de mi interior de mala gana solo para masturbarse con fuerza y terminar sobre mi abdomen entre gruñidos y maldiciones. Sonrío descaradamente disfrutando su calor espeso y viscoso regado por mi abdomen combinándose con el mío, por lo que, no dudo en tomar un poco en mis dedos y probarlo.
—Espero sigas sonriendo cuando termine contigo, Ana Laura , aún me debes un orgasmo…
—Está bien, tengo toda la noche para dártelo…