Capítulo 2

1652 Words
Cuando regresé al auto me sentía con mucho frío y todo mí cuerpo empezó a temblar, tuve la sensación de que había recibido demasiadas visitas extrañas y eso me tenía muy sensible. Quería calentarme de inmediato, pero el auto se había apagado de la nada y no importa cuántas veces intenté encenderlo, fracasé cada una de ellas. No tenía sentido toda la situación, probablemente el año no quería acabarse sin dejar su rastro de muerte. Me asusté cuando mi respiración se volvió vapor, y de inmediato levanté la vista a la carretera al sentirme observada, entonces observé a un hombre bastante alto cuyo rostro estaba cubierto con una larga capucha negra con capa. Sus ojos rojos sobresalían en la oscuridad y brillaban de forma aterradora, estaba analizándome con mucho detenimiento. Al principio no sabía de quién se trataba, pero poco a poco empezó a tener sentido para mí, y bajé la mirada de inmediato llena de miedo. Sin embargo, ya era tarde porque habíamos cruzado miradas, y por un momento creí que iba a morir, por todas las leyendas que se escuchaban. Pero, seguía viva y recordando que se supone que los Blackallister no eran tan débiles, no se supone que algo así pudiera matarnos, así que volví a levantar la mirada sin miedo y de forma desafiante. —¿Qué quieres de mí recolector de almas? —pregunté. Se me quedó mirando fijamente un poco más malhumorado de lo que ya estaba, pero no dijo ni una sola palabra. Entonces, moví la llave de nuevo y milagrosamente se encendió el auto, las luces iluminaron el camino que estaba cada vez más oscuro, y el espíritu no se movió ni un poco. —Mara Blackallister, te robaste un alma que me pertenecía —me dijo, y preparé el auto para ponerlo en marcha. —Nunca te perteneció —le dije y aceleré para continuar el camino, traspasando el espíritu que me miró aún más enfurecido, algo que realmente no creí que fuera posible. Presioné el acelerador con fuerza poniendo a prueba mi suerte, con la mirada fija en el frente apenas revisé los retrovisores, no estaba interesada en descubrir si aún seguía allí y agradecía que se aproximaba una curva en el camino, que me daría oportunidad de apartar la mirada por el momento. Sin embargo, al revisar por el retrovisor para asegurarme que ya no estuviera en medio de la calle, me encontré con sus ojos observándome desde el asiento trasero. En ese momento presioné el freno y me orillé como pude rápidamente, así miré atrás para enfrentar al espíritu, pero lo encontré a mi lado en el asiento copiloto, un poco más cerca de lo esperado. —¿Qué quieres entonces? —le pregunté, y él me miró pensativo. —Quiero lo que se supone es mío. —No, no es tuyo, su alma no es tuya... —insistí en ello con fuerza. —No se supone que deba interferir en mi trabajo, solamente... —lo interrumpí. —No se supone que muchas cosas sucedan, pero de todos modos pasan, como usted en mi auto —dije molesta, y presioné el acelerador de nuevo mientras buscaba dentro del auto con una de mis manos y sacaba un poco de sal. Tenía una bolsa llena de sal para momentos de emergencia como aquel, abrí la bolsa con presura y saqué un puñado de sal. —Voy a volver una y otra vez hasta obtener un alma —dijo él viendo cómo le lanzaba el puñado de sal, y luego desapareció frente a mis ojos. Sentí un poco de luz y me volví con la mirada al frente justo a tiempo para ver el auto que venía de frente, había cambiado de carril por accidente y por poco me había estrellado. Tuve una reacción instantánea y giré justo a tiempo de vuelta en mi carril, estaba a salvo de nuevo quién sabe por cuánto tiempo. Así que seguí mi camino sin detenerme, porque temía no lograr llegar a mi destino luego de tantas apariciones repentinas. Así tuve un viaje bastante rápido, probablemente excedí el límite de velocidad, por lo que agradecí que no fuera una vía tan concurrida, pero el problema de ese tipo de vías es que muchas veces están llenas de espíritus que desean atormentar a quién se les atraviese en el camino. Excepto aquel recolector de almas, él estaba allí por una razón específica que era muy clara para mí, ahora no podría dejar de pensar en ello, pero no quería arruinar la noche. Entonces, cuando estacioné el auto tuve que tomar una serie de respiraciones profundas para poder calmarme, había decidido actuar como si no hubiera pasado nada para poder pasar una buena noche. Sin embargo, las probabilidades de que nada volviera a suceder en lo que quedaba del año eran muy bajas. Pese a ello bajé del auto con la esperanza de que todo iba a salirme bien, me di ánimos al pensar que me había comprado un vestido hermoso con ayuda de mi madre, y me había visto más de una vez entrando el Gran salón de eventos con la mirada en alto y siendo la envidia de todos los presentes. Me revisé el vestido y me sentí mejor al ver que aún lucia presentable para la fiesta, y por un momento realmente olvidé lo que había pasado. —¿Un poco tarde? —preguntó Milo que acababa de llegar junto a Mason, y los miré un poco perdida hasta que regresé un poco más a mis sentidos. —Bueno, no todos tenemos tanto tiempo libre... ¿Y ustedes porque llegan a esta hora? —pregunté de forma acusadora aunque estaba bromeando. —Aunque no lo creas tuvimos un día bastante ocupado, hoy el mundo enloqueció —explicó Mason con cierto desdén —, hemos tenido un día extraño. —¿Qué tanto? —le pregunté de inmediato. —Toda la luz del cementerio se fue de nuevo —dijo Milo con expresión cansada —, tal vez deberíamos empezar a pensar en usar energía eléctrica... —La energía sólar también sería una buena opción —añadí pensativa. —No hay que descartar la energía eólica —mencionó Mason para no quedarse atrás. Los tres nos quedamos sumidos en nuestros pensamientos, estábamos pensando en una idea absurda en el momento menos indicado. Pero era un tema recurrente para nosotros cómo la nueva generación de la familia, obviamente nuestras ideas no siempre serán bien recibidas para nuestro padre en especial porque era una enseñanza continua que todo debía permanecer del mismo modo. Pero el tiempo pasaba y las costumbres cambiaban, las creencias antiguas se convierten en simples supersticiones que no todos toman en serio como antes. —¿Por qué estamos hablando de tonterías de nuevo? —pregunto Mason —. Estábamos hablando de algo serio, hasta los espíritus del cementerio están un poco nerviosos, es como si alguien hubiera metido un tiburón en nuestro tranquilo estanque. —¿A qué te refieres con el tiburón? —preguntó Milo un poco perdido con la conversación. Los dos lo miramos sin saber si estaba bromeando o no, porque francamente creíamos que ya estaba informado del asunto, después de todo había estaba presente durante aquella cena dónde el recolector de almas tocó nuestra puerta. De repente nos sentimos incómodos sobre qué decir y cómo tratar el asunto, hasta que nuestro dulce hermanito empezó a reírse de nosotros y nos dimos cuenta que estaba jugando con nosotros. —Mara, aquí estás —, no pudimos pelear al respecto o sonreír por ello, porque Rachel apareció bastante agitada buscándome, y lo primero que pensé fue que algo había salido mal con la comida de nuevo. —¿Ahora qué pasó? —pregunté de inmediato —, estoy bastante segura de haber dado ordenes claras sobre el menú, e incluso se corrigió... —No, no es nada de eso —se apresuró a decir Rachel. —Nosotros nos adelantamos —dijo Mason y empujó a Milo para empezar a caminar. —No, iremos todos, tienes que entrar ahora —me dijo Rachel y me tomó del brazo casi que arrastrándome con ella. Tuve que apresurar el paso junto a mis hermanos que estaban tan perdidos como yo, así fue como llegamos más rápido de lo esperado, sin charlas innecesarias. —Rachel —intenté obtener su atención de nuevo antes de que entramos al salón, después de haber dado nuestros nombres en la recepción que se había puesto en la gran entrada. —No tenemos mucho tiempo —dijo ella un poco cansada —, pero esto es una alerta roja, así que entra ahí y sorprendelos a todos, luego ve donde Caleb Dumas, lo agarras y marcas territorio. La miré sorprendida por lo que había dicho y luego me empujó hacia la entrada majestuosa en escalera que daba a la sala de eventos, está se encontraba un nivel abajo del primer piso, y lo habíamos unido con un viejo salón del té bastante olvidado. Lo cierto es que con el vestido rojo atraje la atención de muchos, si no es que la mayoría de los asistentes, todos se dieron la vuelta para verme o me miraron de reojo, mientras yo no dejaba de buscar entre las cabezas que podía ver desde arriba, estaba intentando encontrar a Caleb en medio de una gran multitud. Cuando lo ví finalmente empecé a bajar, luego me metí dentro de la multitud y caminé hacía él, aún sentía demasiados ojos sobre mi cuando me encontré con él y el grupo de personas que lo tenían rodeado. —Finalmente estás aquí —dijo él apenas me vio y dejó a todos a un lado para darme un beso en la frente, en ese momento no sabía que la alerta roja se trataba de la chica que me miraba detrás de él, cuyo nombre ya había escuchado una vez.
Free reading for new users
Scan code to download app
Facebookexpand_more
  • author-avatar
    Writer
  • chap_listContents
  • likeADD