Capítulo 3

1568 Words
Cuando entré al Gran salón de eventos todos se dieron la vuelta para mirarme porque mi vestido rojo sobresalía en la multitud, aunque me sentí intimidada caminé con seguridad hasta llegar a mi destino, podía escuchar el sonido de mis tacones del mismo modo que el golpeteo de mi corazón en mi pecho, así era como me hacía sentir la mirada de Caleb Dumas. Él se había dado la vuelta cuándo se dio cuenta que algo había captado la atención de la multitud, o tal vez había sentido mi llegada desde una parte profunda de su corazón, algo bastante cursi que me gustaba pensar. Luego apareció su sonrisa que ya me causaba todo tipo de sensaciones en el estómago, habíamos tenido ya una serie de citas y ahora hasta conocía mi familia, éramos mucho más cercanos de lo que hubiera esperado en tan poco tiempo de relación. Probablemente por eso no quería que nada más lo arruinara e intentaba mantener los problemas a raya, me gustaba pensar que una vez que llegará el año nuevo podríamos olvidar todas las cosas que nos sucedieron, pero también sabía que todas esas cosas nos hicieron lo que éramos ahora. Así que mientras le ocultaba lo que me había ocurrido de camino me sentí un poco avergonzada de mí misma, y pensé en contárselo todo allí mismo hasta que algo más tomó mi atención, y mis prioridades cambiaron en ese mismo instante justo cuando me acerqué y Caleb besó mi frente, y luego me abrazó, en ese momento la vi a ella detrás de él con una mirada incomoda. —Finalmente llegas, estaba empezando a preocuparme, ¿todo salió bien en el camino? —dio un paso atrás para verme, y pude ver como sus ojos detallaban cada parte de mi cuerpo asegurándose de que nada malo me hubiera pasado, entonces me sonrío de nuevo y acarició mi mejilla con su mano. Mis ojos se enfocaron en él en ese momento, y la expresión llena de amor que tenía en sus ojos, pero no pude evitar apartar la mirada para verla a ella de nuevo y detallar su expresión en búsqueda de alguna respuesta sobre cómo se sentía al respecto. Llegado el momento él pareció darse cuenta que algo más estaba robando mi atención, y de repente fue consciente de lo que estaba sucediendo a su alrededor. —No te preocupes solamente fue un inconveniente con la comida, pero todo quedó solucionado, y luego tuve unos problemas con el auto por eso me tomo más tiempo llegar... —¿El auto? Entonces tendremos que llevarlo al mecánico dentro de poco se supone que es nuevo y no debería... —Está bien yo me encargaré de eso así que no te preocupes, solamente lo renté por un mes —dije y tomé su mano para tranquilizarlo, después de todo no le había contado todo lo que había pasado. —Entonces hay algo más, bueno, supongo que me contarás después, por ahora tengo que presentarte algunas personas —dijo con sospecha, y luego intentó regresar a la actualidad, sujetó mi mano con fuerza y me acercó más a él, era obvio que quería demostrar qué había una relación entre nosotros, entonces nos dirigimos a las cuatro personas que estaban detrás de él, con las que estaba hablando antes de que yo llegara —. Señor Reynolds esta es la persona de la cual estaba hablando, Ella es mi secretaria, y también es mi novia. —Es un gusto conocerla señorita Blackallister —dijo el hombre de forma educada, se notaba que era un hombre de negocios por su traje de marca lujosa, su postura y su mirada analítica. Me tendió la mano y yo respondí el saludo cordial, entonces le dio una mirada a la joven que estaba junto a él. —Un gusto igualmente —le dije con una sonrisa. Después de eso siguió un minuto bastante incómodo en que nadie sabía que decir, cómo si temieran mencionar algo que fuera a traer problemas en la conversación. Entonces terminamos la sacudida de manos y mantuve mi lugar junto a Caleb, no pude dejar de notar que aquella chica no dejaba de mirar cómo mi mano sujetaba la de él. —Esta es mi hija —añadió el señor Reynolds —, ella es... —Charlotte Reynolds —se apresuró a presentarse ella misma, mirándome fijamente y luego dando un vistazo a Caleb con cierto reproche —. Venimos en representación de nuestra compañía farmaplus, tenemos muchos lazos de negocios pero hace mucho que no nos reuníamos, es bueno que finalmente podamos retomar conversaciones y trabajar juntos de nuevo como antes —explicó lentamente, podía notar que le costaba hablar, había un dolor en su corazón que no había sanado desde la última vez que vio a Caleb y yo podría verlo. Entonces me quedé esperando por reacción del hombre que estaba junto a mí, su agarre en mi mano no se debilitó, pero su expresión demostrada toda una contradicción de sentimientos, y me lo había contado alguna vez. Sin poder quedarme fuera del intercambio de miradas entre ellos dos, apreté su mano un poco y le recordé que yo aún seguía ahí, y él bajo la mirada lentamente hacía mi y me sonrío con cierta tristeza. Luego sus ojos se iluminaron un poco dejando atrás el mal recuerdo que lo estaba persiguiendo en ese momento, y entonces cruzó nuestros brazos antes de volverse de nuevo al grupo de personas. —Siempre es un gusto recuperar socios de negocios tan buenos cómo los Reynolds, me alegra que todos ustedes estén aquí... Por cierto, también te quiero presentar a William Ponce, el representante de la compañía Pier —ese fue su intento de dirigir la conversación a otro tema, ahora se supone que hablaríamos sobre la compañía Pier, la cual era muy famosa por sus textiles de alta calidad, tenía bastante renombre en el mundo actualmente ya que muchos diseñadores de modas acudían a esta compañía para obtener buenos materiales. Aquel hombre había venido también con su pareja y se notaba que desconocían toda la historia que había entre Caleb y Charlotte. Así fue como la conversación siguió y se enfoco en los negocios, las copas pasaron y aunque mi mente estaba dividida en diferentes tipos de preocupaciones tuve que enfocarme en que el evento saliera bien, por eso me separé de él más de una vez. Lo gracioso es que después de diez minutos él siempre salía en mi búsqueda, algunos de los presentes se habían dado cuenta y ello se había vuelto un tema de conversación recurrente. Una de las veces en que salí a comprobar qué los trabajadores estuvieran haciendo bien la distribución del vino, me encontré con Charlotte en uno de los pasillos merodeando. Me pregunté entonces si ella había estado allí alguna vez, también habían muchas otras preguntas sobre su relación con la maldición, de qué forma la pudo haber afectado y por cuánto tiempo. Pero, por sobre todo lo que más me molestaba, es que podía sentir que ella aún tenía sentimientos por él. —¿Estás bien? —le pregunté porque no sabía realmente cómo iniciar una conversación con ella, y Charlotte se dio la vuelta un poco desprevenida. —No era mi intención merodear sin rumbo, simplemente me trajo un poco de recuerdos estar aquí. Sabes a qué me refiero, ¿cierto? Estoy segura de que él te lo ha dicho —dijo sin dar rodeos, y me sorprendió lo directa que fue. —¿A qué has venido exactamente? —, después de aquella respuesta no tuve temor en preguntar un poco más. —No lo sé, tal vez ha sido la nostalgia o los arrepentimientos que no dejan de seguirme, puede que solamente haya venido para ver si él se encontraba bien —no estaba segura sobre cómo reaccionar al respecto, su atrevimiento era bastante grande y del mismo modo quería comprender sus razones. —¿Aún lo amas, es por eso que has venido? —le pregunté. —Déjame preguntarte de vuelta, ¿alguna vez la viste? Dime, viste a la mujer que merodeaba por estos pasillos con libertad, la cual no dudaba en torturar a cualquiera que pusiera un pie en esta casa, a cualquiera que intentará poner su nombre en el árbol familiar de los Dumas, ¿la viste? —Sí, lo hice, más veces de las que cualquiera, hablé con ella y peleé contra ella —le dije y me miró sorprendida —Y de paso ganaste su corazón —añadió un poco molesta y apartó la mirada de vuelta a los pasillos profundos de la casa. —¿Regresaste para enfrentar lo que no pudiste? —pregunté entonces. —El miedo persiste, es como una daga que tengo clavada en el corazón y no puedo removerla del lugar, del mismo modo se han mantenido mis sentimientos, sé muy bien qué es descortés de mi parte decir esto, pero hay una historia qué no he podido terminar, un ciclo que necesita cerrarse o encontrar la forma de continuar. No pude decir nada después de eso, simplemente nos miramos fijamente. Supe entonces que ella no iba a marcharse dentro de poco, se había convertido en otra preocupación qué me perseguiría por el tiempo que fuera necesario para que los dos pusieran el punto final que esperaba fuera lo único que les faltará.
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