Capítulo 1
Me senté en la primera fila de sillas mirando el ataúd en el medio del frente de la habitación, y una agradable anciana estaba sentada a mi lado de forma silenciosa y muy observadora. Su mirada se centraba en la imagen junto al ataúd, no estoy seguro de si le molestó la elección que hicieron o solamente la contemplaba. No dijo nada porque todas las palabras para ella habían muerto, era un lugar vacío que solo yo podía ver. Y entonces, la miré y moví mi cabeza hacia ella para hablar, no estaba segura de si iba a responder, pero mi trabajo era intentarlo.
—¿Estás teniendo un hermoso día?
No estoy segura de por qué pregunté eso, ya sabía la respuesta a esa pregunta. Tal vez fue solo la sensación de conocer a una anciana y ser amable, ya sabes lo que los padres siempre intentan enseñarte, todo el asunto de los modales que aprendes desde que eres un niño. De todos modos, ella no respondió, ni siquiera me miró.
—¿Sra. Blanchard? ¿Sra. Blanchard?
Repetí una y otra vez, hasta que tuvo que prestarme atención. Me miró con expresión seria, preguntándose qué era lo que quería de ella.
—No quiero molestar en este día tan incómodo, pero tengo un mensaje de su esposo.
Y esa fue la razón por la que estuve allí, desde que entré al lugar ya la estaba buscando. La mujer de canas y ropa cara, era delgada y siempre con joyas, así me la describieron. Una mujer orgullosa que mucha gente dejó afuera, porque era difícil de manejar, solo su esposo intentaría entenderla, y sus hijos tratarían de no dejarla sola.
—Se va a sentir solo sin mí.
Finalmente me habló.
—Probablemente, tú también puedes sentirte sola, y está bien, no está mal aceptar que tenemos el corazón roto, tus hijos están preocupados por ti… —, dije con cuidado, era la primera vez que tenía este tipo de conversación, necesitaba mejorar en esto. Podía sentir que la mujer me estaba analizando, no me extraña que se enterara de que yo era nueva en todo el asunto, pero fue paciente conmigo.
—Lo sé, no tienes que preocuparte por eso, no hay necesidad... La vida es como es, tomamos decisiones y vivimos basándonos en ellas, a veces nos arrepentimos, otras veces nos mentimos a nosotros mismos y pensamos que no teníamos otra opción, así que la muerte... Al menos la muerte no es tan complicada.
Iba a decir algo más pero mucha gente empezó a caminar hacia el ataúd, querían ver el c*****r. Pude ver que eso molestaba a la mujer, se sentía como si fuera parte de un espectáculo de circo.
—Esto es horrible —, dijo, —¿de quién fue la idea?
No pude responder porque no estaba segura del asunto.
—Bien…
—No tienes que responder, probablemente fue uno de mis hijos, así que me quedaré aquí mirando hasta que termine el show, escucharé todas las mentiras que van a decir... Para eso son los funerales... —, me miró de nuevo, —¿alguna vez has estado en un funeral?
Solo una vez antes, alguien a quien apenas conocía por su nombre, un familiar al que nunca tuve la oportunidad de conocer. Vi muchas lágrimas y caras llorando, pero no podía entender el sentimiento de pérdida. Caminé y me acerqué al ataúd para ver su rostro por primera vez, porque necesitaba poner el nombre en la cara de alguien y era mi última oportunidad. Estaba pálido y solo, un cuerpo vacío rodeado de recuerdos, palabras que se extendían por la habitación con dolor.
—Sí, he estado en algunos —dije.
Y así el espectáculo siguió adelante, ella también lo llamó desfile, porque toda la gente caminaba con flores, todos vestidos de n***o y algunos con sombreros raros. Entonces empezó el tiempo de los discursos y ella se reía a veces, porque la mayor parte de lo que decían no tenía sentido.
—Debería haber traído palomitas de maíz —, comentó riendo, —mi hermana incluso creó una historia divertida sobre nosotros, de lo contrario toda esta gente se habría quedado dormida.
Me sorprendió mucho ver cuánto disfrutaba como si estuviera viendo un programa de televisión, y lo único que estaba haciendo era estar allí para ella. Entonces, cuando terminó el programa ella lloró, porque todos se estaban yendo y el último discurso, el último discurso de ese hombre pasó por su corazón. Él también fue el último en irse, incluso cuando finalmente llegamos al cementerio, y ella se quedó junto al agujero mirando el ataúd. Fue entonces cuando se me acercó el hombre de rostro alargado y ojos oscuros en nubes grises.
—¿Está lista para irse? —preguntó él, y la miré preguntándome lo mismo, pero entendí que había otra pregunta qué hacer.
—¿Estás listo para dejarla ir? —le pregunté, y ella lo miró, porque todavía estaba aquí para él. Y, de repente se dio cuenta de la verdad, llamó a mis servicios porque la veía caminar por la casa en cada sueño, y sabía que ella estaba allí deambulando. Habían estado tanto tiempo juntos que ya no sabían lo que era estar separados, así como él temía que ella se sintiera sola, ella sentía lo mismo.
Di un paso atrás dejando algo de espacio para que la Sra. Blanchard caminara junto a él, de hecho podía ver que estaba preocupada por él en toda su expresión. Claramente estaban enamorados, una historia de amor que siempre deseas. Entonces, el hombre miró al cielo, puso su mano sobre su pecho y dijo lo que estaba luchando por decir.
—Sí, la dejaré ir...
Me fui para que pudieran estar solos, para que pudieran sentirse el uno al otro. Al final, este fue el final de la historia y el comienzo de un viaje de espera, ella se iría y luego él se uniría a ella algún día. Mientras pensaba en ello sentí un horrible escalofrío recorrerme y me di la vuelta al instante buscando por la causa, y vi a la Sra. Blanchard mirándome a lo lejos con sorpresa y entonces situó su dedo índice sobre sus labios. Le dio un beso en la mejilla a su esposo, y lo dejó para acercarse a mi.
—Tengo un mensaje para ti —susurró.
No dije nada porque tuve la sensación de que ella me lo había prohibido.
—No lo traigas más al cementerio o lo enterrarán vivo —me dijo y desapareció en un parpadeo, y retrocedí como si alguien me hubiera dado un golpe. Un vendaval golpeó de repente y las hojas de los árboles cayeron todas a mi alrededor, se acumularon de forma sorpresiva como si estuviera viviendo el otoño, temporada que ya había pasado hace mucho. Así que me di la vuelta y caminé hacia la salida con la sensación de que algo me perseguía, sentí ruidos detrás de mí pero no me di la vuelta hasta que ya había cruzado la gran puerta, solamente entonces miré atrás y vi como las raíces de un árbol se habían deslizado fuera de la tierra y me persiguieron, era como un gran brazo que quiso atraparme.
—¿Qué significa esto? —me pregunté asustada.
—¿Qué cosa? —preguntó mi abuela y me asustó, le di un vistazo y recordé que me había dicho que vendría a visitar al abuelo.
—Eso —le señalé las raíces, y levantó sus gafas de sol como si no pudiera ver a qué me refería, entonces llevé mi mirada de vuelta al cementerio y ciertamente no vi nada —. No pude haberlo imaginado —le dije.
—Bueno, la imaginación, la mente, los sueños, las pesadillas, las ilusiones, todas son cosas peligrosas y muy reales —comentó mi abuela —, por tu mirada concluyó que fue una pesadilla,
—Estoy bastante despierta —le dije.
—Entonces no dejes que te atrapen las pesadillas —aconsejó ella y siguió su camino hacia el cementerio, mientras yo me quedé allí pensando un buen rato, hasta que la alarma de mi reloj de muñeca me recordó que debía presentarme pronto al trabajo, y no estaba hablando del trabajo familiar.
Me había quedado dormida después de tanto pensar sobre lo ocurrido en el cementerio, no era algo que pasará todos los días, pero últimamente mi instinto andaba dando todo tipo de alarmas a cada rato. No podía respirar tranquila por mucho tiempo porque las cosas se ponían extrañas, y toda la familia se había empezado a sentir de ese modo desde hacía ya unas semanas. Me forcé a levantarme de la cama mientras pensaba en lo extraño de toda la situación, y busqué todo lo que necesitaba para mí día. Debía hacer unas cuantas llamadas para comprobar que la nueva asistente de Caleb estuviera recogiendo su traje de la tintorería, que la compañía de eventos tuviera todo listo en la mansión Dumas para la gran fiesta de año nuevo, que todos los asistentes hubieran confirmado asistencia de forma virtual, y que mi vestido también estuviera listo. El año nuevo se estaba acercando y quería poder dejar todo atrás para que Caleb y yo lograramos alcanzar un futuro tranquilo y más esperanzador.
Me dirigí a mi armario y me ví en el espejo completo de la puerta, al principio me causaba escalofrío pero terminé por acostumbrarme, aunque nunca hay que confiar en los espejos. Entonces, deslicé la puerta y vi el vestido rojo que había alquilado para la noche, era muy elegante y solamente un poco pomposo en la falda, mis hombros quedaban descubiertos con mi pecho, así que iba a usar una joya familiar que Caleb me había regalado. Saqué el vestido con mucho cuidado y cerré la puerta del armario, entonces ví una mujer sentada en la cama detrás de mí y me volví de inmediato. No había nadie sentado en mi cama y luego de mirar otra vez al espejo tampoco ví a nadie allí, sin embargo no pude quedarme intranquila y revisé cada ventana y la puerta principal de la casa, lugares donde había esparcido un poco de sal para estar segura. Cuando el teléfono empezó a sonar me asusté de lo concentrada que estaba en el asunto.
—Mamá —dije apenas respondí.
—Te llamé para preguntar si debo añadir los dos platos en la mesa o no...
—Oh, bueno, vamos a escaparnos de la fiesta en algún momento para llegar antes del año nuevo, y así lo recibimos todos juntos... —le dije.
Todos querían asistir a la fiesta que se iba a llevar a cabo en la mansión, nos había tomado todo un mes prepararlo. Después de algunas renovaciones, la casa estaba lista para abrir sus puertas de nuevo, ya estaba en el mercado como una propiedad de alquiler para eventos especiales o vacaciones, ya algunos productores de series y películas habían visitado la casa con la esperanza de encontrar el lugar perfecto para grabar sus proyectos. Era bueno saber que la propiedad serviría como una buena fuente de ingresos en el futuro, Caleb me había dado la posibilidad de trabajar en ello y lo había disfrutado, estaba expandiendo mi experiencia laboral inmensamente.
—No tienen que venir, incluso creo que los niños irán un momento a la fiesta y luego vendrán, nos darán la oportunidad a tu padre y a mí de estar solos —bromeó.
—¿Van a ir? —pregunté sorprendida.
—Sí, Caleb les dijo que los pondría en la lista, que podían ir y comer lo que quisieran, el hombre los está mimando mucho —dijo y se rió.
—Vale, entonces estaré atenta a la llegada de los chicos y luego...
—Tómalo con calma, es el último día del año y hay muchos más por venir, si los chicos quieren quedarse, a nosotros no nos vendría mal tener una cita de año nuevo —dijo mi madre con mucha calma, entonces tomé un profundo respiro y decidí tomar su consejo.
—Esta bien, tomaremos la noche con calma y me aseguraré que los chicos estén bien —dije y luego hablamos sobre mi vestido, el cuál me había ayudado a elegir, también bromeamos sobre que la abuela podría fugarse al cementerio para lanzar fuegos pirotécnicos como dos años atrás, y cómo la mayoría de los fantasmas estuvieron molestos. La conversación duró por lo menos una hora, durante la cual limpié el apartamento, envié algunos correos, me serví el desayuno y hasta intercambié mensajes de buenos días con Caleb. Luego el día se fue en tareas y pequeños trabajos, olvidé el incidente de la mañana y por situaciones de última hora, no pude ir al evento con Caleb, él llegaría primero mientras yo iría a la casa de eventos para revisar un asunto sobre la cena que ya estaba siendo empacada.
—Pude haber ido contigo y lo sabes —dijo Caleb al teléfono —, quería ver tu vestido primero —se quejó y me reí, parecía un niño pequeño a punto de iniciar un berrinche.
—Podría enviarte una foto —bromeé mientras salía del auto, y de paso me tomé una foto para enviársela —. Ya, ahora eres el primero.
—No lo creo, seguro alguien te vio en el camino, alguien debió haberte contemplado con la boca abierta ante tal belleza —añadió mientras miraba la foto —. Voy a tener que asegurarme de que todos sepan que estamos juntos...
—Exageras —me reí.
—Siempre y cuando te haga reír —comentó —. No tardes tanto, te estaré esperando...
—Será mejor que sea así —le dije y nos despedimos poco después.
Moverme con el vestido de un lado a otro no era muy cómodo, pero me las arreglé para poder supervisar que todo saliera bien. Cuando salí de la casa de eventos y me cercioré de que toda la comida finalmente hubiera sido empacada como lo habíamos pedido, me sorprendió ver al señor Blanchard cerca de mi auto.
—Señor Blanchard —lo llamé mientras me acercaba y cuando se dió la vuelta confirmé que se trataba de él.
—Mara —dijo él de forma amigable y se quitó el sombrero para apretujarlo con sus manos.
—¿Está todo bien? —le pregunté, y él bajó la mirada un poco apenado.
—Mara, hay alguien que está preguntando por ti —me dijo —, me visitó en sueños y me dio ésto —dijo y me dio una rosa, la cual no estoy segura de dónde salió.
Era una rosa blanca bastante hermosa, y cuando la tomé con mis dedos, el blanco se fue tornando rosa y luego rojo, entonces los pétalos se derritieron y cayeron sobre mis dedos como sangre espesa que quemaba. Grité asustada y sorprendida, luego vi al señor Blanchard en busca de explicaciones y no lo ví, él hombre ya no estaba allí porque tal vez...
—¿Señorita Blackallister está bien? —me preguntó el guardia del lugar, que salió al escuchar que había gritado, luego vio mi mano roja —, ¿qué le pasó?
Ciertamente no estaba segura de cómo responder a esa pregunta, solamente podía ver mi mano y como en el centro de la palma aparecía una piedra cristalina negra. No estaba segura de qué significaba, pero parecía una advertencia.
—Necesito lavarme la mano —le dije y él simplemente asintió y me guió hasta el baño preocupado. Yo también estaba preocupada, pero no pude más que lavarme la mano y ver cómo el agua se tornaba roja, hasta que encontré una herida en el centro de mi mano. Entonces, procedí a pedir la caja de primeros auxilios para tratar mi herida, sin entender qué lo había causado exactamente. En ese momento me llegó la llamada de los Blanchard, el hombre que había visto minutos atrás estaba muerto.
Escondí la piedra en una bolsa y la puse en el bolsillo de la falda del vestido, decidí no hablar con nadie al respecto porque se supone todos celebrarían que llegaba un año nuevo, no quería invertir todo mi tiempo en preocupaciones. Así que hice todo lo que pude para olvidar lo que había pasado y fui de vuelta al auto luego de agradecer al guardia por su atención. Subí al auto y fui a la fiesta, por la hora ya sabía que cuando llegara ya todos iban a estar allá con copas en la mano. Por eso intenté acelerar un poco, dejándome llevar por el afán del momento y todo lo que se supone que debía hacer. Mientras manejaba el auto que había alquilado por el mes, escuché que algo caía al suelo y busqué rápidamente con la mirada, se trataba de mi teléfono, que justo también recibía una llamada. Me estiré para recuperarlo y después de dos intentos me arriesgue a inclinarme un poco más debajo del asiento, lo atrapé y cuando regresé la mirada al frente ví una mujer que pasaba y frené de golpe, sufriendo una gran sacudida.
—¿Estás bien? —salí del auto de inmediato y me apresuré a socorrer a la señora.
—Estoy bien —respondió sin molestia y me miró fijamente —. Niña, ten cuidado...
—¿Por qué? —pregunté confundida y miré atrás por si venía algún auto que fuera a chocarme o alguna otra cosa, pero estaba sola en la carretera, y la mujer también había desaparecido como si nunca hubiera existido. No pude evitar asustarme un poco por la sucesiva aparición de fantasmas, y lo que más me preocupó fue su insistente advertencia sobre algo que seguramente iba a pasar, y no tenía ni la más mínima idea de qué se trataba. Así que me quedé de pie en medio de la nada, preguntándome qué era lo que estaba pasando exactamente y cómo debía afrontarlo o si debía esperar a que todo tomara sentido en algún momento.