DÍA DE CHICAS

1232 Words
Lorena estaba disfrutando de aquel día. A pesar de que por un momento había tomado un rumbo un poco melancólico, pues la charla sobre Joonam y sus supuestos sentimientos hacia ella la habían entristecido un poco, las cosas volvieron a mejorar rápidamente. Lily no quería que estuviese triste, así que propuso hacer un día de chicas para divertirse. Ella había llegado preparada. Ese era su día libre y pidió permiso a su jefe para pasarlo dentro de la prisión con su amiga. Sabía bien que luego de que ella saliera de prisión, se podrían seguir viendo, sin embargo, no quería esperar hasta entonces para volver a compartir con ella, así que había preparado todo lo necesario para tener un día especial. Ella intuía que posiblemente Lorena, estuviese algo aburrida en su celda, ya que no estaba cumpliendo con sus funciones habituales como empleada de la prisión, así que con tanto tiempo libre y una mente inquieta como la que ella tenía, muy probablemente no encontraría que hacer. La conocía bien, así que empacó todo lo que pudo en un par de bolsas y se dispuso a disfrutar de ese día con ella. – ¿Qué tanto trajiste? –preguntó Lorena mientras comenzaba a curiosear entre los paquetes. – Cosas de chicas –respondió riendo. Su amiga había traído esmaltes de uñas, cremas, accesorios, golosinas, películas y todo lo necesario para hacer una gran pijamada. Lorena estaba feliz, amaba las pijamadas. Solía hacerlas con Steph cuando ella era su vecina y había tenido algunas con Lily cuando ella había estado libre del trabajo, cosa que rara vez ocurría. En ese momento pensó que nunca había tenido la oportunidad de disfrutar de un día de chicas con Lily y Steph juntas, en realidad, Steph nunca había llegado a conocer a Lily aunque siempre le hablara de ella, pero ahora le ilusionaba pensar, que quizás, cuando estuviese libre podría reunirse con ambas chicas como siempre había querido. – ¿Estás listas? –preguntó Lily emocionada. Lorena asintió con alegría. Aquel día fue formidable. Hacía mucho tiempo que ninguna de las dos reía tanto y la pasaban tan bien. Ambas agradecían esas horas que pasaban juntas, era algo que habían estado necesitando desde hacía mucho tiempo. Lorena se sentía tan bien que por primera vez, decidió confiarle algunas cosas personales a Lily. A pesar de todas las décadas que tenían siendo amigas, ella nunca le había contado nada muy personal. No era dada a abrirse con la gente. Solo Steph sabía algunos de sus secretos y aun así, ni siquiera ella estaba al tanto de muchas cosas que se escondían en sus recuerdos. – Hay algo que siempre he querido preguntarte –comenzó a decir Lily en un momento en que la complicidad había aumentado entre ellas. – Dime. – Es sobre tu hermana –Lorena tragó duro– está bien si no quieres hablar de eso. Lo entiendo –aseguró un poco nerviosa. Lorena suspiró y asintió. – Está bien. Creo que ya debería ser hora de que comience a afrontar las cosas. De alguna manera, siento que no he podido superarlo y supongo que es por eso que no me gusta hablar de ella… pero debo comenzar a hacerlo si quiero avanzar –suspiró una vez más con tristeza. Lily le acarició suavemente la espalda como dándole ánimos. Ambas estaban sentadas en el piso haciéndose la pedicure y esperaban a que secara el esmalte de uñas. Lorena volteó a verla y sonrió. No era fácil para ella, pero sabía que no podía arrastrar su pasado a la nueva vida en la que se embarcaría. Siempre amaría a su hermana y la tendría muy presente, pero debía trabajar en sus emociones para que no le doliera tanto su recuerdo. Debía seguir adelante. – Muy bien ¿Qué es lo que quieres saber? –Lily la miró con algo de dudas y tras mucho pensarlo, finalmente preguntó. – ¿Cómo murió? –Lorena solo la miró en silencio. Lily se mordió los labios, sentía que había metido la pata– está bien si no quieres decirme –se apresuró a aclarar– es solo que… he visto los informes y pues… no lo entiendo ¿qué fue lo que pasó? –su amiga soltó una pequeña risa amarga. – Yo tampoco lo entiendo –confesó– no sé exactamente qué ocurrió. Solo sé que alguien la asesinó y pues… yo la encontré cuando ya era tarde –explicó aguantando las lágrimas que se asomaban en sus ojos. Ambas se mantuvieron en silencio por un rato. Los amargos sentimientos nuevamente arropaban el corazón de Lorena y Lily se sentía un poco incómoda con la situación, después de todo, había sido su culpa por haber traído el tema a colación, pero al mismo tiempo, se sentía aún más culpable por pensar que no quería acabar con la conversación, quería preguntarle otras cosas y se debatía entre si debía o no hacerlo. Se mordió los labios con nervios hasta que decidió continuar. Quizás nunca tuviese otra oportunidad de preguntar aquellas incógnitas que había tenido por tanto tiempo. – Cuando llegaste aquí, nos dijeron que habías atacado a varios policías –continuó intentando ser lo más empática posible– luego leí el informe, pero… nunca entendí por qué lo hiciste… quiero decir… ¿ellos tenían algo que ver con lo que le pasó a tu hermana? –preguntó con duda. Lorena sonrió de forma melancólica mientras negaba con la cabeza. – Fue un error –confesó con tristeza– ellos no tenían la culpa de nada… yo… no lo sé… en ese momento me sentía completamente destrozada y para mí, a ellos no parecía importarles. Querían alejarme de ella y yo no quería irme…. Ahora sé que solo estaban haciendo su trabajo, pero en ese momento… bueno… creo que la rabia y el dolor me consumió –explicó dejando escapar un par de lágrimas– no pretendía hacerles daño… ni a ellos, ni a nadie… solo… perdí la cabeza. Lily la abrazó y consoló mientras ella lloraba. En momentos como ese es necesario llorar, pues es la única manera de calmar las penas del alma. Unos minutos después, Lorena se encontraba más tranquila. Lily aún tenía varias preguntas, pero prefirió callar. Pensó que habían sido suficientes emociones por un día. – Vamos por un helado. Yo invito –ofreció Lily con una sonrisa. Lorena asintió. Quería hacer que su amiga sonriera de nuevo y lo logró. Después de un rato caminando por la ciudad mientras comían cada una un helado, Lorena volvía a ser la chica alegre y divertida de siempre. Sin embargo, el caso de Lily era distinto. Ella, aunque se estuviera divirtiendo no podía disfrutar por completo del momento, pues tenía su cabeza en otra parte. Aquella conversación sobre Freya había reactivado una pequeña espinita que tenía desde hace décadas. Cuando leyó los informes del caso de su amiga, había sentido que algo estaba mal. Existían muchos cabos sueltos. Cosas que simplemente no tenían sentido o siquiera una respuesta, por lo que sentía que había algo que la carcomía por dentro, necesitaba saber que había pasado en verdad, no solo por curiosidad sino por su amiga. Los culpables de aquel crimen aún estaban sueltos mientras Lorena había tenido que pasar 100 años tras las rejas. Su amiga se merecía saber la verdad y ella le ayudaría a descubrirla.

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