04. Matthew

1037 Words
La miré irse, después de haberme besado solo se fue. ¿Estaba tratando de verse fuerte?, creo no a cambiado en nada. Sigue siendo una niña terca en lo que quiere, pero yo no quiero arruinar sus ilusiones. No creo que leyera su contrato, y puede ser el problema.   Yo extrictamente dije que pusieran en mayúsculas esa parte por ella, para que viera que esto del matrimonio solo es por un año. No más, no necesito un amorío o una distracción. Creo ella debe de hacerse a la idea de que solo es una esposa, aunque todo lo que a hecho hasta hoy.   Es algo que me molesta, porque el cambio de vestimenta, ella así estaba bien o porque su actitud hacia otros hombres. En el contrato estipulaba que no debía de tener una relación amorosa, y se supone que está enamorada de mi.   ¿Por qué hablaba con ese hombre?   Suspiro, esto me esta haciendo tener un dolor de cabeza. Observe el retrato de mi madre, ella siempre sería la mujer más hermosa que haya visto en mi vida. Nadie se puede comparar a ella, era la persona más bueno en todo el mundo.   Sonreí tristemente, detalle sus ojos azules. Tan hermosos como el mar, murió apenas yo cumplí quince y fui enviado a un internado. No pude despedirme como quería, solo me alejaron de ella. Mi padre, ese señor que la sigue amando me alejo de él para no tener recuerdo viviente de ella, uno que lo lastimara al solo mirarlo.   He vivido una vida tan injusta, mi padre apenas y me ve me repudia, en este momento solo está así por el aniversario de la muerte de mi madre a la vuelta de la esquina.   — ¿Por qué le haces esto a ella? —. Mire a esos dos gemelos que eran uno más de mis dolores de cabeza, por ellos estamos en esta cena. Son unos chismosos y meten sus narices en donde no deben.   — Mas les vale guardar silencio y dejar de meter sus narices donde no deben, entendido—. Afirme, ellos asintieron y solo salí de esa habitación camine y a lo lejos la vi llorar tratando de esconderse.   ¿Por qué soporta tanto?, yo en su lugar me hubiera ido y rechazado esto del contrato. Y lo hubiera leído sobre todo, algo que ella no hizo por lo que se ve.   Algo en mí se removió por lo que veía, ella estaba siendo vulnerable a todo, verla llorar no estaba haciendo de mi agrado. Y no quería ser yo el causante de ello, me acerque con gran valor para ver qué le sucedía. Se giró y mire como sostiene un vidrio, mire un poco más a su alrededor notando un jarrón en el suelo completamente destrozado.   — Lo siento, y-yo-yo… —.   La calle no quería escuchar más su voz en ese momento.   — ¿Por qué eres tan despistada?, fue un error traerte aquí, es un error que estés tu aquí. Solo estas creando problemas como el de esta mañana—.   Mis palabras salieron sin pesar, y no la mire a los ojos, la encamine a un baño y saque un botiquín de primeros auxilios, trate de no ser rudo con ella o con mis palabras. Pero es algo natural en mi ser tan serio y el hablar tan cortante.   — Matthew lo siento, yo no quise causar eso. Es que… —.   No me gustaban las excusas, y solo la calle apretando más la venda en su mano provocando que jadeara adolorida por lo que hice.   — Nos iremos, no quiero ninguna queja y solo al llegar a casa quiero silencio. Dormiré en un cuarto distinto me estas causando un dolor de cabeza al tan solo verte —. Estaba siendo más fuerte de lo normal, pero ella me estaba confundiendo toda mi existencia y estaba causando estragos en mi mente.   Sus ojos son igual de parecidos que los de la persona que me dio la vida y es algo que no me agrada.   — ¿Entendido? —. La mire, un error de mi parte. Su mirada mostraba tristeza, desilusión por mis palabras fuertes para su corazón tan débil.   — Entendido —. Murmuró en una afirmación que hacía que mi corazón se estrujara miserablemente.   Aún cuando me cuestionaba de mis acciones y palabras, no estoy seguro, ella me hace estar inseguro, me desarma en otras palabras. Nunca pensé en encontrarme en una situación como en esta, es dificil y para nada sencillo, más cuando la miro.   No entiendo porque crea ese efecto en mi.   — Que bueno que los encuentro…—. La mira a ella y luego a mi, observó esa mirada de enojo de parte de la nueva esposa de mi padre y solo se acerca a Isabell. — ¿Te encuentras bien querida? —.   Comienzo a escuchar el inicio de una tormenta, y es cuando la luz se va dejándonos en oscuridad absoluta. Siento un fuerte agarre algo que me hace sentir impaciencia, su aroma es tan sutil que me tranquiliza. No es perfume o puede que lo sea, pero nunca he olido ese aroma.   — No te alejes —. Murmura en un pequeño susurro.   La luz de una lámpara me ciega y solo la alejo de mi, la esposa de mi padre me mira enojada pero no me importa tanto, me alejo de Isabell apretando mi mano con fuerza y tratando de irme de ese lugar lo más rápido que pueda.   Bajo las escaleras y salgo de la casa mandaré a alguien por ella después, no tengo tiempo como para estar en este lugar que solo me recuerda a alguien, más el dolor de cabeza que me provoca Lucía por querer mantenerla a salvo a mi lado.   Maldigo mirando mi alrededor, observando cómo la naturaleza obstruye la poca luz que hay en este día lluvioso. La deje sola, suspiro, conociendo lo débil que es se la pasara llorando echándose la culpa sin sentido.   Porque es algo que siempre hace y que descubrí de ella, se echaba la culpa cada vez que la ignora denigrandose sí misma, nunca entendí eso de ella. Es agobiante.
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