Prólogo
Claire sacó lentamente el documento que su esposo le había entregado hace una semana del cajón de su mesita de noche.
Este le había presentado el papel del divorcio de manera sorpresiva. Ella no se lo esperaba. Aunque estaban teniendo algunos problemas y su matrimonio no era el convencional, no pensó que después de tener una hija, su esposo decidiera separarse de ella.
Claire leyó con cuidado cada palabra. Lo que su esposo le ofrecía a cambio de firmar los papeles del divorcio eran posesiones con las que muchas soñarían tener, sin embargo, si firmaba esos papeles perdería a las únicas personas que más amaba.
A su hija y a su esposo.
Era ridículo a este punto, pero no podía no admitir que no estaba enamorada de su esposo.
Llevaba años suspirando de amor. Aguantando todo. Cada desplante, el desprecio y la indiferencia de su esposo.
Entendía que era un matrimonio concertado, sabía desde un principio que su esposo amaba a alguien más, que solo era una sustituta, pero aún así no podía hacer mucho con sus propios sentimientos.
Lo amaba…aunque ahora este la estuviera destruyendo.
Claire soltó las páginas al ver como un circulo transparente aparecía sobre la superficie del papel. No se había dado cuenta cuando había empezado a llorar.
Sus pestañas se movieron de manera repetitiva, tratando de parar el llanto que se avecinaba, sin embargo, en menos de lo que pensó, el primer sollozo se filtro de sus labios.
Esta se llevó rápidamente las manos a la boca. No podía dejar que su hija la escuchará llorando, pero aún así no podía detenerse.
Claire cerró los ojos sintiendo el sabor salino de sus lágrimas que empezaban a deslizarse por su rostro, provocando de esa manera que su llanto aumentará.
Está se mordió los labios mientras posaba sus manos sobre sus rodillas y bajaba la cabeza, el pelo cayéndole había delante, rosando sus mejillas.
Con sus ojos humedecidos, pudo apreciar como la luz de la luna se filtraba por la ventana de cristal. Ladeó la cabeza ligeramente hacia esta, preguntándose para sus adentros porque su matrimonio tenía que acabar de esa forma.
—¿Por…qué?—balbuceo.
¿Por qué Vincent no la podía amar?
¿Por qué no podía recibir el mismo nivel de afecto que esa persona?
¿Por qué…?
Un millar de preguntas se repetían sin parar mientras observaba la forma de la luna. No sabía si era coincidencia, pero sentía que la luna estaba igual que ella.
Le faltaba un pedazo.
Y ella estaba igual de rota y vacía.
—¿Mami?
Claire se sobresalto al escuchar la voz de su hija. Inmediatamente trato de limpiarse el rostro que habían dejado sus lágrimas.
—¿Por qué lloras?
Las manos de Claire se detuvieron inmediatamente, y miró a su hija pequeña quien llevaba un peluche en la mano y tenía la otra posada en el borde de la puerta observándola con fijeza.
—Mami...—Claire tomó una gran bocanada de aire y la dejo salir lentamente.— Mami está bien, ven aquí cariño.
La mujer que hace algunos minutos atrás se estaba derrumbando, tuvo que juntar todos sus pedazos descompuestos y quebrados y ponerlos en su lugar.
—Ven aquí, Adeline.— Claire se enderezó y abrió los brazos para su hija. —Mami esta bien.—susurró mientras envolvía a la niña en un fuerte abrazo.