—¿Cómo sabes todo eso?— preguntó Jabina. —Viajé mucho por Francia, antes de la guerra. Todos los turistas importantes que se detienen en Calais se hospedan en Dessin’s, como se llama al hotel con frecuencia. Jabina miró a su alrededor con interés. Había en el comedor otros ingleses, unos ocho en total, los cuales acababan de cruzar el Canal. Como su conversación llegaba hasta donde estaban ellos, Jabina se enteró de que habían llegado a Francia porque se disponían a cruzar Europa en dirección a Grecia. Se mostraron muy ruidosos a la hora de comer, gritando: —¡Vino! ¡Vino! ¡El mejor! ¡Du meilleur! ¡Du meilleur! El propio monsieur Dessin acudió a callarlos y les ofreció su mejor coñac, que ellos aceptaron con deleite. La comida, descubrió Jabina, era deliciosa, y probó la especialidad