CAPÍTULO III-3

1997 Words

—Iré a buscarla. Afuera de la salita, cerca de la puerta, colgaba del gancho en el que la había puesto al llegar su capa forrada de piel. Al tomarla, notó que la capa oscura que Jabina llevaba puesta ya no estaba ahí. Abrió la puerta de la posada. En el acto le azotó el rostro una ráfaga de aire helado. El viento, que había disminuido un poco durante el día, soplaba ahora de nuevo con fuerza. El Duque salió a la angosta calle, en la que sólo se veían unas cuantas casas, levantadas en forma caprichosa y a distancias irregulares. Había varias tiendas, pero estaban cerradas ahora. En lo alto del pueblo estaba la iglesia. Un poco adelante del camino, había varias ventanas iluminadas, sin duda pertenecientes a tabernas baratas, donde los habitantes de la localidad bebían. El camino era i

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