CAPÍTULO III-2

2009 Words

«Todo es tan hermoso, tan pacífico y tranquilo», pensó Teresa, «que es parte de Dios. ¿Qué importan mis pequeños y tontos problemas? Sin duda alguna se resolverán por sí solos». Se quedó mirando hacia el mar, por largo tiempo. Cuando volvió a acostarse sintió como si unas manos tranquilizadoras le rozaran la frente y se quedó dormida al instante. En la mañana, cuando Teresa desayunó con las dos doncellas, ambas estaban gruñendo con desagrado por lo tarde que habían regresado sus respectivas señoras. —Siempre es lo mismo cuando venimos al sur— dijo la señorita Briggs malhumorada—, estoy, pensando en decir a milady que, si esto continúa, tendré que cambiar de empleo. Tanto la señorita Smith como Teresa sabían que eso era muy poco probable, ya que había trabajado doce años con Lady Holco

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