Una pelea conmigo misma. Eso era, supongo que habría cambiado el destino y con ello muchas ideas habrían dado un giro y ahora, tenia que dar un paso en falso. Complicado, tendría un confidente.
Era extraño de contar, pero éramos unidos, ¿Ustedes creerían en una historia así? Yo no. Ahora, nadie podría ver lo que fuimos alguna vez. Nadie conocía esa historia, pero yo lo hacía.
Me acerqué a la cafetería, mirando con detenimiento el lugar, para tomar una gran bocanada de aire, intentando mantener la compostura. Crucé la puerta, buscando con la mirada a Shawn, yo venía ya un poco tarde, sabía que me reprocharía ello.
Caminé lentamente a su lado, levantó la mirada y sus ojos se rodaron con toque de molestia.
—Llegas tarde—. Señaló con desaires. Dando un trago de su café—. ¿Siempre eres así de impuntual?
—No. Aun tengo el horario girado—. Me disculpe. No sabía si era eso, pero algo me habría tenido dando vueltas en mi cama toda la noche—. ¿Trajiste tu guitarra?
—Sí—. Señaló con sus ojos aquel estuche n***o. Se inclinó un poco hacía adelante, una sonrisa tonta salió de mis labios—. ¿Acaso sabes algo de música? —, Apenas preguntó, su celular sonó, saco este y una inclinó hacía adelante—. Dame un minuto.
Asentí, para ver cómo se levantaba, caminando hacía afuera, fruncí las cejas, supongo que debía de acostumbrarme a todos los cambios que se avecinaban. Le seguí con la mirada, quizá… Ya no lo conocía del todo.
Y eso era algo que me temía.
¿Podía ser que todo ya se encontraba en mi memoria? ¿Algo que me habría inventado yo?
Ahora, quizá él era alguien más, un simple clon.
Sentí mi celular vibrar, le saqué para ver en la pantalla.
Alana: ¿Las cosas están funcionando?
Flashback
—Conseguí cita para el baile—. Shawn se sentó frente a mí, con una enorme sonrisa en sus labios—. Bueno, ella me lo pidió, ¿Crees que debería de aceptar?
—¿Aún no le das respuesta? —, pregunté confundida, el negó, seguí con la mirada hacía donde sus ojos miraban con cierto toque de duda—. ¿Nicole?
—Si, ¿Crees que deba ir con ella?
—Nicole—, Repetí con una sonrisa forzada—. Supongo que… Sí es lo que quieres.
—¿Estás celosa? —, preguntó, negué con desdén.
—Para nada—. Murmuré, bebiendo de mi trago—. No es eso. Es sólo que creí, que cómo cada año iríamos juntos—. Puntualice—. Pero…
Nicole estaba loca, nadie podría sacarme esos pensamientos de la cabeza, no me agradaba, y él lo sabía, ¿Por qué venía a preguntarme?
—Es la chica más popular, bonita, increíble de la escuela. Todos quieren salir con ella—. Enumeró—. Además, ella fue la que me busco, ¿No es increíble? Además, dijiste que no querías cursilerías.
—Y no las quiero—. Mencioné después de unos segundos—. Sólo olvídalo, deberías de aceptar.
Sus cejas se fruncieron un poco, con un toque de incomodidad, no me dijo nada, me dio una sonrisa divertida después de unos segundos. Sabía que siempre estábamos juntos, sólo sería un baile, y el hecho de que él fuera con alguien más no cambiaría nada con nosotros, al final, no tenía que pensar en que vendría después, el siempre estaría ahí. Al igual que yo.
—Solo tienes que decirlo, Blake. Dos palabras, dilo.
—No hay nada que quiera decir—, le frené—. Veré con quien iré yo—. Mencioné con molestia, ocultándole—. No se de que me hablas tú.
Fin del flashback
Supongo que sí lo di por hecho, un día las cosas cambiaron de un de repente.
—Ahora te recuerdo—. Mencionó Shawn regresando hacía mí, con una sonrisa torcida—. Bueno, tuve que sacar el anuario para rebuscar ahí tu nombre—. Confesó—. Si que luchaste por salir de aquí ¿Te asfixiabas aquí?
—No. Quizá no era el lugar lo que me asfixiaba, sino yo—. Mencioné con un poco de tristeza—. Creía que sí lograba salir de aquí, podía ser alguien.
—Pues… Lo lograste—. Me dijo—. ¿Qué no?
—Si, tal parece—, Tomé una bocanada de aire—. ¿Era una llamada importante?
Sus cejas se alzaron ligeramente, ahí recaí en mi pregunta.
—No te incumbe—. Me frenó velozmente—. Así que, una pintura. ¿De que sería? ¿De música?
—Paz. Calma, algo así—. Alargué pasados unos segundos—. En España, es una ciudad, aquí siempre se encuentra paz—. Me quedé callada, para suspirar—. Dame un minuto.
Él asintió, me levanté para caminar al mostrador, para pedir un café, mientras miraba las galletas que se encontraban, intentando escoger una para mí, mientras la camarera me hacía un café, podía ver cómo sus ojos me miraban con suma atención. Tomé dos galletas y pagué, con una sonrisa que la chica me devolvió, hasta que terminó por analizarme, me miró con un toque de receló. Parecía que mi presencia junto a Shawn le incomodaba.
Y de una manera bastante marcada.
—No puede ser…—, Alargo con aquella mueca bastante marcada—. Ay no puede ser… No puedo creer que volvieras.
—Camille…—, alargué con una sonrisa incómoda—. Qué… Alegría, ¿Cuánto tiempo sin verte?
—Sí… Un largo tiempo—, Su mirada se desplazo hacía Shawn, arqueando una de sus cejas—. ¿Qué haces con Shawn? Ustedes no son amigos—. Puntualizó.
Sus ojos regresaron a mí, con un poco de sorpresa, y juraría que, mi estadía a un lado de todos ellos parecía ser una completa desdicha.
¿Podría ser que eso era? ¿Una desdicha para cada una de las personas que habrían cruzado por mi vida?
Eso me generaba un poco de intranquilidad.
¿Habría sido yo mala persona? Hasta el segundo de ahora no habría visto a una persona que se alegrará de que yo “volviera”, no lo entendía. Estaba bastante confundida.
—No lo sé. Es un pueblo pequeño, Camille—, Le recordé guardando mi cambio en el bolsillo de mi pantalón—. Todos conocen a todos.
—¿Y tú? ¿Conoces a todos? —, Me atacó—. ¿Lo haces?
No pude evitar rodar los ojos con un toque de cansancio, Camille… Si jamás fui amiga de Shawn, muchas personas tampoco fueron amigos míos, quizá si quiera le conocí—por decirlo de un modo—las conocí gracias a aquel lazo que tenía con Shawn, ahora, si no existía dicho lazo…Todas aquellas amistades jamás existieron.
—Un placer, el verte de nuevo—. Le dije, tomando las cosas—. Bonito día.
Ella me dio una sonrisa incómoda. Solo caminé hacía la mesa, para ver a Shawn, quien me miraba con confusión, le dejé la galleta frente a él y me senté.
—¿Fue al azar? —. Preguntó tomando la galleta, mirándole cómo si se tratase de una bomba nuclear—. ¿Blake?
—¿Eh? ¿El que…? —, pregunté, dándole un trago a mí café—. ¿De qué hablas? ¿Al azar qué?
—La… Galleta—, Dijo mirándole con atención, arrugando la nariz—. Es eso o…
—Ah, sí. Se miraba rica—. Mencioné con desdén, mirando mi café—. ¿Tienes planeado algo para hoy? Entiendo si fue muy precipitado el hecho de esto. El cómo mostrarme de música.
—Algo pensaré—, Murmuró dejando la galleta en la mesa, para inclinarse hacia mí, mirándome de manera acusadora—. Es sólo que hay algo en lo cual no dejo de pensar.
—¿En los mosquitos?
—En ti—, Logró captar mi atención, giré un poco mi rostro, admirándole—. Pareces saberlo todo. Es cómo si estuvieras siempre un paso delante de todo, siempre.
—Ajá, ¿Qué quieres decir con ello? —. Le interrogué, tomando una servilleta—. ¿Saberlo todo? ¿Cómo una especie de computadora?
—No eres graciosa—. Renegó con un toque de molestia—. Es cómo sí…
— ¿Cómo si ya hubiera estado aquí? —, le dije en tono bajo—. ¿Cómo si ya te conociera?
Talló su mentón ligeramente, soltando un resoplido, quizá se dio cuenta de lo absurdo que se escuchaba todo ello, yo lo pensaba, que sonaba cómo la cosa más tonta del mundo. Pero era real.
—Se que suena una tontería—, murmuró—. Sólo, no lo sé.
—¿Cómo podría conocer todo de ti? Si parece que nunca nos conocimos Shawn—. Le señalé—. ¿Acaso creerías si te dijera que yo te conozco ya? ¿Qué un deseo lo borro todo?
Se quedó callado, pensando en lo que habría dicho hacía unos segundos, le tomó a su café y soltó un suspiro pesado.
—No. Se que no podría ser real—, mencionó con un toque de decepción—. Si me lo dijeras, serías aún más loca de lo que ya eres.
Arrugué mi nariz por unos segundos ante su insinuación, ¿Acaso él creía que yo estaba loca?
¿Por qué coño siempre me entregué a la vida sin una razón?
—¿Acaso crees que estoy loca? —, me animé a preguntar, él asintió ligeramente—. Eres un grosero.
—Vamos Blake, no has actuado del modo más “cuerdo”, desde que te conocí—, me recordó—. Pareces más cómo una acosadora, que una chica que quiere aprender de música. Que eso también me suena ilógico.
—¿Por qué lo sería?
—En España, estoy seguro que habría mil y un maestros de aquello—, mencionó mordiendo a su galleta—. Y estoy seguro, que no te cobrarían tanto. Por alguna razón, quieres que sea yo.
Él era listo, sabía que un par de palabras bien inventadas no podría cambiar con claridad lo que sucedía, con un poco de suerte el me habría creído, pero dudaba que esto fuera real. Que, en realidad, con todo esto pudiera cambiar absolutamente nada.
—No lo sé. Quizá fue el destino el que me trajo aquí—. Mentí velozmente—. ¿No lo crees de ese modo?
—¿A mí cafetería favorita? ¿Al establo de mis padres? —, Enumeró sin gracia, bebiendo de su café—. No lo creo. A mí me parece otra cosa.
—¿Y que podría ser, Einstein?
—Que tu conoces ya esto, las cosas. Cada una de ellas—. Repitió—. Cómo si fuera una broma de Samuel o de…
—No es una broma.
—Ajá…
Me quedé pensando por unos segundos, podía entender su desconcierto y el porque no me creía, era claro que las palabras que salieran de mi boca parecerían una mentira bastante grande.
—Kismet.
—¿Kismet? —. Alargó con las cejas fruncidas y un poco de confusión.
Tomé una bocanada de aire, pensando en que podría decirle, me incliné hacía atrás, cruzando mis piernas, nerviosa.
—A veces…
—Las personas tenemos un destino, escrito…—, susurró con confusión, frunciendo un poco más las cejas.
—¡Conoces la palabra! —. Chillé emocionada.
Sus cejas seguían fruncidas, desconcertado, no me dijo nada, simplemente se habría quedado analizando por unos largos, largos segundos.
Y eso fue lo que yo necesite para que un “clic” cruzará por mi cabeza.
¿Podía ser acaso que en aquel contrato hubiera un espacio en blanco?
—Esto es increíble.
—En realidad, estás demente, Blake.
Kismet. Quiero que seas mi destino, pero no estoy segura si las cosas deberían de ser así, ¿Serías más feliz sin mi?
—Trueno. ♡