Cap 18 Cristina

1128 Words
“¿Cuéntame cómo has estado en estos años?”. Eduardo la ayudó a tomar asiento y preguntó interesado. Cristina dio una media sonrisa. “No me quejo, cuidar de Aníbal y Andrés fue para mí un alivio al dolor de perder a mi hijo, he intentado educarlos lo mejor posible, pero… Siento que he fallado”. Eduardo tomó su mano acariciándola. “No lo hiciste, Se que Mariano tiene mucho que ver con la actitud de Aníbal”. Cristina afirmó bajando la cabeza. “Durante años, Mariano ha sembrado un fuerte rencor hacia los Alcántara”. Ella suspiro largo. “Solo espero que Aníbal reaccione a tiempo, esa chica no merece lo que le hace”. Eduardo estaba de acuerdo. “¿Conociste a Katty?”. Preguntó con interés. Los ojos de Cristina se iluminaron inmediatamente. “Si. Es una mujer muy bella y para nada parecida a su madre…” Él estaba de acuerdo con la idea de Cristina. Al otro lado del hospital… Katty tomaba la mano de su padre mientras lo miraba con angustia, nunca antes lo había visto así, estaba dormido pero su respiración era pesada, ella observó sus canas y arrugas mientras acariciaba su rostro. Dándose cuenta que los años habían pasado muy rápido, su padre ahora era un anciano. Aníbal entró a la habitación frunciendo el ceño. Avanzó hasta la cama y examinó de forma indiferente al hombre que dormía profundamente. Katty levantó su mirada, encontrando la de Aníbal que la miraba de forma despectiva y descortes. Katty se puso de pie arropando a Gonzalo con ternura para después dirigirse a la puerta y salir, no quería ver ni hablar con su esposo en ese momento. Aníbal la siguió hasta alcanzarla, Katty aceleró su paso para alejarse, pero él la tomó del brazo estrellándola contra la pared. “¿A dónde vas?”. Katty giró su rostro para ignorar al hombre. “Katherine mi paciencia es limitada”. Le advirtió. “Espero que no estés pensando ir con Andrés a que te consuele”. Ella movió su cabeza mirándolo a los ojos. Aníbal no soportaba esa mirada en ella. “Vete a casa”. Le ordenó. Katty estaba indignada. “No me iré, me quedaré aquí hasta que mi papá mejore”. Aníbal apretó su brazo. “Dije que te vayas a casa”. “Aníbal”. Se escuchó a lo lejos. Cristina se acercó e hizo que Aníbal la soltara. “¿Qué te pasa?”. Estaba indignada. Katty miró a la mujer con desconfianza. Aníbal solo bufo y se alejó un poco. Cristina acarició el brazo de Katty con ternura. “¿Estás bien?”. Katty afirmó y la examinó detenidamente. Cristina lo regañó inmediatamente. “Aníbal discúlpate”. Aníbal resopló metiendo las manos a sus bolsillos. Katty inmediatamente preguntó. “¿Se conocen?”. Cristina dijo sí. Aníbal negó. Lo dijeron al mismo tiempo. Katty frunció el ceño. Cristina le explicó. “La madre de Aníbal y yo éramos mejores amigas, cuidamos juntos de él, soy su madrina”. Aníbal reclamó molesto. “No tienes por qué darle explicaciones. Katty parpadeó varias veces. “Aníbal nunca me dijo que tuviera familia…” Cristina entendía la razón. “Es testarudo y gruñón, no le hagas caso”. Como Cristina había soltado la sopa Aníbal ya no tuvo más remedio que quedarse callado. “Madrina te llevaré a casa”. Cristina afirmó. Y se despidió de Katty acariciando su mejilla. “Nos veremos después”. Katty no lo creía, si Aníbal nunca se la presentó era por algo, pero no quiso ser grosera con la mujer mayor. “Ok”. Aníbal no le dio ni una mirada a su esposa y Cristina dijo adiós con su mano para seguir a su ahijado. Katty regresó a la habitación de su padre, minutos después entró Mario le dio un apretón en el hombro a Katty y ella le regaló una media sonrisa. “¿Qué dijo el doctor?”. Preguntó. Katty con pocos ánimos le explicó. “Fue un ataque cardíaco, al parecer ya tenía antecedentes de que lo estaban tratando, pero… No nos dijo nada...” Mario se quedó en silencio, él sí lo sabía. Aunque Gonzalo no lo dijera estaba atento a todos sus movimientos. “Ve a descansar, yo me quedaré”. Katty se negó. “Me quedaré a cuidarlo”. Mario no refutó, conocía a su sobrina y no se despegará de Gonzalo. En el auto… Aníbal conducía en silencio, Cristina lo miraba de vez en cuando. Aníbal resoplo. “Si tienes algo que decirme solo dilo”. Cristina descontenta empezó a quejarse y reprenderlo. “Es una hermosa chica, amable, cálida e inteligente, es perfecta Aníbal, porque no te comportas como un caballero con ella, no se merece lo que haces”. Aníbal se burló mientras miraba el camino estaba dando una vuelta. “Es su hija...” Pronunció. Cristina resopló. “Por Dios Aníbal la conocí unos pocos minutos y me doy cuenta que no es como él, la chica es un pan de Dios. Aníbal negó. “No importa si son parecidos o no… es su hija, alguien tiene que pagar…” Él estacionó el auto afuera de la mansión y estaba a punto de salir. Cuando Cristina se aferró a su brazo deteniéndolo, buscando su mirada. Aníbal frunció el ceño y la miró esperando a que hablara. Ella resignada a saber la respuesta intentó convencerlo. “Deja ir a esa chica… Te lo pido”. Aníbal se soltó del agarre de su madrina con cuidado, la apreciaba mucho. “No haré eso”. Salió del coche dejando a la mujer quien tenía un amargo sabor de boca. Andrés salió de la mansión al verlos llegar se topó con Aníbal de frente, pero este lo ignoró entrando a la casa. Andrés siguió caminando hasta la puerta del coche para ayudar a Cristina a bajar. Madrina. Cristina se alegró al verlo. “Andrés, debemos hacer algo, no puede seguir lastimando a esa chica”. Andrés estaba de acuerdo y sonrió. “¿Conociste a Katty?”. Cristina asintió feliz. “Es hermosa e inteligente”. “Lo es madrina, ella es perfecta”. Mencionó Andrés con un rostro iluminado. Andes tomó la mano de Cristina llevándola a la puerta de entrada. “Mariano llegó”. Cristina se detuvo por un momento. “¿Qué? Pero… Dijo que llegaría hasta dentro de una semana ¿Por qué llegó antes?”. Andrés no dijo nada y la ayudó a entrar a la casa.
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