Cap 17 Desaparecida

1127 Words
Mario apretó a Cristina más a su cuerpo para poder oler su perfume, lo excitaba cada vez más. “¿Cuántos años has estado desaparecida ¿1 o 2? ¿No me has extrañado en todo este tiempo?”. Ella fue firme. “¡No! ¡Ni un solo segundo!”. Mario siguió burlándose. “¿Por qué mientes?”. Pensó por un momento. “Podríamos pasarla muy bien de nuevo”. La miró por un momento. “¿Dónde está Leticia?”. Cristina se quedó callada. Mario observó sus tiernos ojos que tanto le gustaban de la mujer. “¿Quieres que yo mismo investigue dónde han estado escondidas?”. Ella negó inmediatamente. “Leticia… Está enferma, no la molestes más”. “¿Enferma? ¿Qué es lo que tiene?”. Mario estaba intrigado. Cristina no quería decírselo, pero recordó todo el dinero que debían y cuanto necesitaban que los ayudaran. “Su corazón está fallando, puede morir pronto si no tiene un trasplante”. Mario se asombró por la noticia por un momento y después tuvo una idea. “Yo puedo ayudar, tengo un montón de dinero que te servirá”. Por un momento Cristina se alegró. “¿Me ayudaras?”. Tenía la vaga esperanza de que Mario se apiadara de ellos. Mario asintió de forma sínica. “Claro eso haré, te ayudaré, pero a cambio de…” La miro de arriba abajo. “De ti”. La sangre de Cristina se heló. “¿Qué?”. “Es fácil Cristina… Salvas a tu amiga y pasas unas noches divertidas conmigo… Sabes que lo disfrutaras tanto como yo”. Cristina negó con la cabeza recordando la forma en que la torturaba, este hombre la decepcionaba cada día más ¿Cómo pudo haber pensado que los ayudaría? “No”. Ella se sentía prisionera y acorralada, el hombre la había hecho sufrir de mil maneras. Decepcionado chasqueo los dientes. “Te daré tiempo para que lo pienses, pero… no creo que el quede mucho a tu amiga…” El saco una tarjeta metiéndola en el escote de Cristina, le plantó un beso rápido en los labios, ella se quedó en silencio mirándolo con vergüenza, Mario la dejó de pie en las escaleras, ella solo soltó el aire y se recargo en el pasamanos apretando fuerte el tubo mientras lloraba sin control, sacó la tarjeta de Mario aplastándola hasta arrugarla completamente. Mario regresó con Ofelia quien esperaba no muy lejos de ahí, al llegar hasta ella preguntó. “¿Qué te dijo el doctor?”. Ofelia negó. “Todo está bien, no estoy embarazada”. Mario entendió y le demandó. “Vamos a la ceremonia y te advierto, no quiero que la arruines ¿Entendiste?”. Ofelia afirmó y se fue detrás de él rápidamente tratando de seguir su paso rápido. En la habitación, Aníbal miraba a su madre dormida con ternura, tenía tanto miedo de perderla, había escuchado la conversación del doctor y su madrina, en la televisión hablaban sobre gente famosa y sus fiestas, ahí se lo encontró… Su padre, Gonzalo Alcántara, lo sabía, su madre le contó sobre él y que no pudieron estar juntos por situaciones de la vida, que no lo culpara ni le guardara rencor nunca, era un buen hombre al que amo mucho y con quien no pudo quedarse. Aníbal volvió a mirar a su madre y susurrando le prometió con todo su corazón. “Iré a buscar a papá, él nos ayudará”. Salió de la habitación rumbo al lugar donde decían era la fiesta de la princesa de los Alcántara. Cristina regresó a la habitación buscando a Aníbal, pero no estaba, lo busco en el baño y por los pasillos, pero nada, el chico a veces deambulaba por el hospital por las noches, ella se acercó a la silla a un lado de la cama donde estaba postrada su amiga, se vería tan pálida y demacrada, con mirada profunda analizó toda la situación y al final no había otra salida, Cristina sacó de su bolso la tarjeta arrugada donde venían los datos de Mario e inconscientemente la miraba aterrada. Después de hacer una llamada en el pasillo Cristina se preocupó por Aníbal, ya era tarde y no volvía, empezó a buscarlo por todo el hospital, ya empezaba a desesperarse, hasta algunas enfermeras que los conocían lo buscaban también, salió al patio y busco entre los jardines hasta que lo encontró hecho un ovillo en el césped entre unos matorrales, parecía que lloro mucho y se quedó dormido, ella lo despertó y Aníbal se levantó rápidamente tallándose los ojos. “¿Mi mamá? ¿Está bien?”. Cristina le sonrió forzadamente. “Ella está durmiendo, me preocupé porque no volvías y vine a buscarte”. “Madrina… ¿Qué voy hacer si mi mama muere?”. La pregunta rondaba en la cabeza del pequeño. Cristina se estremeció y abrazó al chico indefenso, desde que perdió a su bebe juro cuidar a Aníbal como su propio hijo. “No morirá, encontraremos un corazón y será operada a tiempo lo sé”. Aníbal le dio una mirada a su madrina, la quería como una madre. Regresaron a la habitación, Leticia estaba despierta y era hora de su cena, Aníbal ayudó a su madre dándole de comer, Cristina sonrió mirando la escena, tomó una decisión que la haría sufrir, pero ayudaría a su amiga y su ahijado, nerviosa salió del hospital, tomó un taxi hasta una zona de departamentos donde ya había estado antes, bajo y p**o el taxi que rápidamente se fue. Ella observó el gran edificio y con miedo caminó hasta la entrada, el portero la dejo entrar, avanzó hasta el elevador subiendo y llegó hasta el último piso, al abrirse las puertas dio pasos muy lentos hasta la puerta que había en el fondo, se paró frente a ella, tenía miedo de tocar, respiro hondo y llamó a la puerta, Mario abrió con una gran sonrisa y una copa en la mano, parecía que acaba de ducharse. “Pasa, llegas justo a tiempo”. Cristina entró al departamento y Mario cerró la puerta. Después de una dura noche, Cristina se levantó adolorida, Mario dormía profundamente en la cama, ella busco su ropa rápidamente y salió del departamento regresando al hospital, ya eran casi las seis de la mañana, ella llegó hasta el pasillo donde Aníbal estaba sentado solo, Cristina se apuró a llegar hasta él. “Aníbal ¿Qué pasó? ¿Por qué estás aquí afuera?”. Aníbal miraba al vacío contestándole. “Mamá… murió…” Fin del recuerdo de Cristina ………………..
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