Cap 28 Registro Civil

1087 Words
Cristina estaba furiosa. “¡Es mi problema si lo acepto o no!”. Mariano no aguantó más su altanería y como parecía una fiera alebrestada, la besó de nuevo con deseo, obligándola a seguir el beso, esa sensación que ella le transmitía ninguna otra mujer lo hacía, sus labios eran dulces y su cuerpo atrayente, a pesar de su edad era una mujer muy bella y tenía una figura envidiable, su cabello largo le encantaba mas si lo llevaba suelto, le gustaba espiarla por las noches después de la ducha y como caminaba por su habitación cepillando su largo cabello mientras tarareaba una canción. Ninguna otra mujer se parecía a ella, al estar con otra pensaba en Cristina. Todas esas mujeres eran gentiles y complacientes, Cristina era todo lo contrario, convirtiéndose en un torbellino en su vida y le gustaba tenerla cerca, pelear con ella, verla disfrutar una tarde en el jardín, la comida que ella preparaba era su favorita. Cristina quedó inmovilizada, los besos de Mariano fueron calentando poco a poco su cuerpo, no había estado con nadie desde hacía muchos años cuando dejó de ver a Mario. Más tarde… Mariano agitado la miraba en silencio mientras acomodaba su ropa, disfrutó tanto de la pasión y se dio cuenta que no era indiferente para ella. Cristina estaba profundamente dormida en el sillón, busco una manta en el armario y cubrió a Cristina con ella. Se visitó saliendo del despacho. Cristina abrió sus ojos al escuchar la puerta cerrarse, ella se sentó en el sillón y lloró en silencio, minutos después de calmarse busco su ropa, mientras caía en cuenta de su atracción por Mariano, había pasado desde hace años, pero se negaba a aceptarlo por eso siempre peleaba con él para estar lo más lejos posible. Se regañaba así misma -porque se enamoraba de hombres crueles y malvados, primero Mario y ahora Marianao. En el hospital… Andrés observaba como la doctora envolvía con gasa la herida de Anibal. “Debe cuidarlo y no moverla mucho para que sane rápidamente”. Ella le sonrió a Aníbal de forma coqueta, pero él la ignoró en todo momento. La mujer salió dejándole la receta a Andrés. Aníbal resopló. “Era solo un pequeño corte”. Andrés negó con la cabeza. “Te hicieron 5 puntadas debes tener cuidado”. El teléfono de Andrés sonó. “Madrina…” Salió de la habitación para tomar la llamada. Aníbal se colocó el saco y salió, al ver el pasillo notó que Andrés se alejó y aprovecho para subir al elevador. Llegó al piso 5 y avanzó algunas puertas hasta encontrar la de Katty. Abrió muy despacio entrando sigilosamente, ella estaba tumbada en la cama de lado, se veía completamente serena y frágil. Aníbal la observó detenidamente, levantó su mano y con su dedo acarició la mejilla de la que ahora era su exesposa. “Me lo hiciste tan fácil… Eres demasiado ingenua…” Andrés llegó hasta la habitación encontrándose con la escena, carraspeó y Aníbal inmediatamente se alejó nervioso. “¿Qué haces aquí Aníbal?”. Aníbal no contestó y salió de la habitación, Andrés suspiró negando, conocía bien a su amigo, al igual que él estaba enamorado de Katty pero sabía muy bien cómo ocultarlo. Andrés llevó a Anibal a la mansión, ahí ya estaba Cristina esperándolo en el pórtico con las maletas. Aníbal bajó del auto y estaba apunto de caminar hasta su madrina, pero ella pasó de largo ignorándolo por completo. “¿No volverás a hablarme?”. Le preguntó a su madrina. Ella siguió subiendo sus maletas, Andrés solo era espectador y ayudaba a subir el equipaje. Aníbal se acercó a la mujer mayor. “Madrina…” Ella se giró mirándolo a los ojos. “No soy tu madrina, usted y yo no tenemos nada que ver ni hablar”. Ella subió al auto. Aníbal se quedó de pie mirando como ambos se iban en el auto, suspiro largo y entró a la casa, subió a su habitación a darse un baño largo. Andrés llevó a Cristina a su departamento. “Es pequeño, pero servirá mientras busco una casa donde puedan quedarse un tiempo”. Cristina negó mirando alrededor. “No necesitaremos una casa aquí… Eduardo aceptara un trabajo en el extranjero y nos llevaremos a Katty mañana mismo”. Andrés cabizbajo sonrió un poco. “¿Tan pronto?”. Cristina se acercó a él y levantó su rostro para que la viera. “Ven con nosotros”. Andrés negó. “No puedo… En este momento Aníbal no se ha dado cuenta de lo que perdió, cuando esto pase no podrá perdonárselo a sí mismo, necesito estar ahí”. Cristina entendió, aunque estaba enojada con Aníbal también sentía pena por él. Al día siguiente… Eduardo y Cristina salieron del registro civil, ya estaba hecho ahora eran marido y mujer, regresaron al hospital para recoger a Katty. Andrés estaba de pie junto a la cama mientras la enfermera intentaba hablar con Katty, pero era inútil. Cristina se acercó a su hija y acarició su cabello. “Hija”. Katty nunca reaccionó. “Katty, debes recuperarte pronto, necesitamos hablar de muchas cosas”. Los ojos de Katty estaban vacíos y no pronunciaba ni una palabra. Cristina suspiro largo e hizo una línea con su boca, sería un proceso largo pero no importaba ella ayudaría a su hija. La ayudó a darse un baño y la vistió con un lindo vestido blanco con algunas flores amarillas, sonreía mientras le peinaba el cabello a su hija, Cristina se dio cuenta que era igual al suyo, largo y castaño. Sus ojos eran de color del mar igual que los de ella, ahora mirándola detenidamente había tanto parecido entre ellas. Cristina le puso un suéter. “Esto te servirá para que no te resfríes, no queremos que enfermes”. Katty solo miraba al vacío y dejaba que Cristina la cambiará de ropa. La ayudó a levantarse y Andrés abrió la puerta. Maggie estaba ahí. “¡Katty!”. Corrió hasta su amiga abrazándola, lloraba sin control. “Amiga, amiga por que no me lo dijiste”. Katty no se movió, Maggie se alejó un poco encontrándose con el semblante de Katty. Miro a Cristina. “¿Qué le pasa?”. Cristina le explicó. “Tuvo un fuerte shock nervioso y ella está… encerrada en sí misma, la llevaré al extranjero a buscar ayuda”.
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