Cap 27 Decepcionada

1083 Words
Aníbal gritó con todas sus fuerzas y empezó a lanzar todo lo que había en la oficina, Mariano trato de detenerlo, era imposible la rabia que tenía Aníbal era incontrolable, sus lágrimas caían sin control mientras recordaba las palabras de su madrina a cada momento. La secretaria llamo a seguridad para poder detener a ambos que peleaban. En el auto… Andrés conducía rumbo al hospital, por el retrovisor miraba a Cristina que llevaba en sus brazos a Katty, acariciaba su cabello delicadamente mientras le cantaba una canción que les cantaba a ellos cuando eran niños. Sus ojos se sintieron pesados y las lágrimas empezaron a caer, se sentía impotente ante todo lo que paso y se recriminaba a sí mismo no hacer algo a tiempo. Cristina quería estar serena y poder trasmitirle a Katty todo su amor incondicional, necesitaba que estuviera bien. Ya en el hospital, el psicólogo reviso a Katty y le dio el informe a Eduardo. Eduardo les explico. “Su estado es difícil, necesita tratamiento y descanso, nada de alteraciones... Creo que sería mejor internarla en un hospital psiquiátrico”. Cristina se negó. “¡No! Yo cuidare de mi hija y sé que tú me vas a ayudar”. Eduardo se quedó en silencio, Andrés se sentó junto a Katty ignorándolos a los dos. Cristina respiro hondo. “Me has pedido que te dé una oportunidad en varias ocasiones y me he negado, esta vez… quiero saber si la propuesta sigue en pie”. Eduardo miro a la mujer, la amaba desde muchos años atrás y solo quería hacerla feliz, pero ella estaba enfrascada en la educación de Andrés y Aníbal. “¿Quieres estar conmigo a cambio de que ayude a tu hija?”. Cristina afirmó sin pensarlo. “Estoy dispuesta hacer lo que quieras”. Eduardo se quedó en silencio por unos momentos. “Ok. Mañana mismo acudiremos al registro civil, después nos iremos del país, conozco un buen doctor amigo mío que ayudara a Katty”. Andrés se levantó diciendo. “Yo me quedare aquí”. Cristina no quería. “Pero…” Andrés era como su hijo, si ella se iba de la ciudad quería que él viniera con ellas. Andrés le sonrió. “Debo cuidarlo, él no está bien y lo sabes… es mi hermano. Además… Soy también culpable del dolor de Katty, yo pude hacer mucho por ella…” Cristina tomo sus hombros diciéndole. “No le hiciste daño en aquella ocasión y eso lo valoro mucho, ambos dejamos que la lastimaran”. Andrés suspiro cansado. Cristina arropó a Katty y les dijo. “Cuidare de Katty esta noche y mañana puedes llevarme a la mansión, quiero recoger mis cosas”. Andrés aceptó, se quedó junto a Cristina a cuidar a Katty toda la noche, ella seguía sin reaccionar. Llegaron a la mansión, entraron encontrándose con Mariano en la sala, Andrés subió a su habitación, también quería recoger sus cosas. Mariano detuvo a Cristina. “¿Dónde has estado?”. Cristina resopló. “Que te importa”. Mariano la tomo del brazo. “Oye te estoy preguntando. Aníbal a estado imposible desde ayer, debes ayudarlo”. Ella se burló. “¿Por qué debería? Todo lo que pase de ahora en adelante es tu problema”. Mariano se enfadó por la forma que le hablaba la mujer. “¡No puedes hablarme así!”. Cristina no se dejó. “¡Te hablo como se me da la gana!”. Mariano la tomo del cuello colocándose muy cerca de ella, sus respiraciones estaban agitadas después de estar peleando. Ella se asustó al sentir lo íntimo del momento, podía respirar su aliento, él nunca se había comportado así antes. Mariano se acercó más besándola, ella solo se quedó pasmada. Al alejarse, él volvió a sus sentidos. “¡Eres una maldita bruja! ¡Me hechizaste!”. Cristina mofó. “¡Eres un estúpido! ¡Suéltame!”. Ella intento zafarse con todas sus fuerzas, pero Mariano la llevo al despacho arrastrándola. Andrés escuchó la pelea y salió de su habitación con la maleta, en el camino se encontró con un Anibal completamente desalineado, su ropa estaba sucia y arrugada, llevaba una botella de wiski en las manos y tropezaba con las cosas. Observo la maleta de Andrés. “¿A dónde vas?”. Andrés hizo una línea con su boca. “Me mudare a mi departamento”. “¿Te vas?”. Aníbal se burló. “Sabes… Eres un cobarde, cuando pasan las cosas huyes ¿También vas a renunciar al trabajo conmigo?”. Andrés sonrió negando. “No estoy huyendo, solo no quiero vivir más aquí, sobre el trabajo, seguiré en la empresa por uno año hasta terminar todos los asuntos pendientes y después me iré”. Aníbal se giró, pero perdió el equilibrio cayendo al suelo, la botella se hizo añicos y él se cortó la mano. Andrés dejo la maleta y corrió a ayudarlo, entraron a su habitación inmediatamente, Andrés busco el botiquín y empezó a limpiar la herida, toda la palma estaba lastimada. “Debemos ir a un hospital”. Aníbal se negó como un niño desobediente. “No quiero”. Andrés lo levantó y lo ayudo a bajar, subiéndolo al auto para llevarlo al hospital, Regresaría más tarde por Cristina. En el despacho… Cristina escuchó el auto. “Andrés se va sin mí?”. Pensó, ella esperaba que el joven aparecería al escucharla gritar. Mariano no perdió tiempo y la arrincono en la pared. Ella tenía miedo. “¿Qué haces?”. Mariano estaba incontrolable, volvió a besarla furioso. “¡Me tienes loco! Desde hace años…Tu perfume, tu sonrisa, tu forma de caminar y como te atreves siempre a cuestionarme… ¡Me vuelves loco!”. Ella se quedó absorta en el hombre, Cristina también sentía atracción por él, era guapo y muy galante pero no tenía corazón. “Sera mejor que me sueltes”. Le advirtió ella. Mariano se burló. “¿Qué tu prometido se va a enojar?”. Cristina se puso alerta “¿Cómo lo sabes?”. Mariano rio mientras miraba sus senos. “Yo lo sé todo, cada movimiento que hagas me es informado”. El ladeo al cabeza divertido. “Ese doctorcito es muy valiente al pedírtelo y tú muy tonta al aceptar”.
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