Infame Amor

Cap 16 Estos años

Ofelia le repitió a Katty. “Ve a buscar al doctor”. Quería que se alejara rápidamente de ellas.

Katty afirmó dándole una última mirada a la mujer, cuando se alejó Cristina enfrentó a Ofelia. “Recuerdo que dijiste que no querías ser madre... Que nunca estarías embarazada porque perderías tu figura y todos tus… encantos…” Esto último lo dijo despectivamente, se notaba todas las operaciones y arreglos que la mujer se había hecho en el transcurso de los años para seguir joven pero definitivamente el paso del tiempo estaba haciendo estragos en ella.

Ofelia nerviosa se movía de un lado a otro. “¿Qué haces aquí? Pensé que vivías en el extranjero”.

Cristina cruzó sus brazos. Si, pero ahora volví y me quedaré. Tengo muchos asuntos que resolver aquí”.

Ofelia mostró una cara de miedo. “Mario y Gonzalo no te quieren aquí”. Le advirtió.

Por un momento Cristina se afectó con la mención de los hombres, pero rápidamente se relajó. “Ellos no son nadie para decirme donde puedo estar o que debo hacer”.

A lo lejos caminaba un hombre mayor hasta ellas, al llegar saludó a Cristina. “Es bueno verte de nuevo”.

Cristina sonrió feliz de verlo. “Han pasado tantos años”.

El hombre giró a ver a Ofelia y su rostro cambió inmediatamente. “Ofelia…”

Ofelia lo reconoció al instante. “Eduardo”. Lo examinó en su bata de doctor, pero ahora usaba gafas. “Sigues igual de guapo que hace años”.

El hizo una mueca, a la mujer no le gustaba para nada. Cristina tomó el brazo de Eduardo llamando su atención. “Estaba por ir a buscarte”. Le dijo con una gran sonrisa. Ambos se giraron ignorando a Ofelia quien los miraba irse. Ella los remedaba haciendo gestos raros.

Entraron a la oficina de Eduardo, Cristina lo soltó inmediatamente, él se dio cuenta al instante y se burló con una media sonrisa. “Nunca cambias”.

Cristina resopló. “Siempre ha sido una pesada, estar casada con Gonzalo la ha hecho más insoportable”. Se sentó en la silla frente al escritorio, Eduardo tomó asiento en su silla. “No hablemos de ellos… Cuéntame ¿Cómo has estado estos años?”.

Cristina recordó todo lo que había pasado…

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Recuerdo de Cristina.

En un hospital en la ciudad…

Cristina cuidaba de su amiga Leticia, ella limpiaba su rostro muy cuidadosamente mientras su rostro mostraba una cara de sufrimiento, del otro lado Aníbal de unos 7 años tomaba fuertemente su mano. “Mamá… ¿Te pondrás bien?”.

Leticia giro a ver a su hijo dándole una sonrisa forzada. “Cariño, mamá está algo cansada… Cuando llegue un corazón estaré mejor”. Ella acarició la mejilla de Aníbal que lloraba en silencio.

Cristina apretó el trapo que tenía en las manos y miraba la imagen de ambos, habían pasado por tanto juntos, desde que Aníbal llegó al mundo no se separó de su amiga Leticia ni de el pequeño Aníbal, fue parte importante de su crecimiento convirtiéndose en su madrina.

Cristina se levantó de la silla y cargó la palangana de agua con la que limpiaba a su amiga, la dejó en el baño y salió de la habitación por un momento. Busco al doctor quien le dio las mismas noticias.

Sin un corazón no podrá sobrevivir por mucho tiempo, además… la cuenta del hospital está subiendo cada día más, y necesita hacer los pagos correspondientes para poder realizar la operación”.

Ella agradeció antes de que el doctor se fuera dejándola en el pasillo. Se recargo en la pared llorando en silencio.

“Mira nada más a quien me vine a encontrar…” Ofelia apareció frente a ella, con un vestido rojo muy corto, su maquillaje era cargado, llevaba un bolso de moda y la miraba con autosuficiencia.

Cristina se incorporó entrecerró los ojos. “¿Qué quieres Ofelia?”.

Ofelia sonrió altanera. “No sabía que dejaban entrar a mendigos a este hospital”.

Cristina apretó los dientes, había pedido varios préstamos para que Leticia pudiera internarse aquí y la casa ya estaba embargada. Lo único que importaba en ese momento es que un corazón llegará para su amiga casi hermana y pudiera salvarse.

“No sabia que dejaban entrar prostitutas aquí…”

Ofelia se acercó queriéndola abofetear, pero su mano fue detenida. Ambas giraron encontrándose con Mario. Cristina lo miro levantando la barbilla, no volvería a confiar en él nunca más.

Mario hizo a un lado a Ofelia y se puso frente a Cristina. “Tiempo sin verte”. La examinó de arriba abajo.

Cristina se cubrió rápidamente teniendo miedo de la mirada de Mario. “No digo lo mismo”.

Mario se rio. “Como siempre tus dulces palabras me reconfortan…”

Cristina sintió que él se acercaba más y más, Ofelia trató de alejarlo pero el giro advirtiéndole a Ofelia. Gonzalo está por salir del chequeo será mejor que su esposa lo acompañe y presente.

Ofelia pisoteó con molestia y se fue a buscar a Gonzalo, ahora era su objetivo y arreglaría cuentas con Mario.

Cristina estaba apunto de irse pero Mario la detuvo tomándola del brazo y llevándola a las escaleras de emergencia, ella forcejeaba, pero Mario la apretaba más. Al llegar la acorraló en la pared tomándola del cuello.

“Cálmate fierecilla salvaje…” Él sonrió mostrando una mirada morbosa. Cristina empezó a ponerse nerviosa, este hombre era un monstruo. “¡Suéltame!”.

Él se encendió de inmediato y empezó a besarla agresivamente. Después de unos minutos la soltó, Cristina lloraba y trataba de contener su dolor ante el hombre no la vería caer ante sus pies.

Al principio Mario la deslumbro con lo inteligente y guapo que era, pero con el tiempo se dio cuenta de la verdad sobre él, era muy interesado quería poder a costa de cualquier cosa, Cristina intento alejarse, sin embargo, Mario era persuasivo, vivieron una relación toxica durante un tiempo hasta que decidió alejarse de él lo más posible, pero Mario era terco y cuando la encontraba se aprovechaba de ella obligándola a tener sexo.

Todo cambió cuando Cristina se enteró que estaba embarazada, no volvió a saber de él, disfrutaba de su embarazo cada mes y le daba esperanzas de una nueva vida, Leticia le ayudaba, así como Cristina lo hizo cuando tuvo a Aníbal hace algún tiempo. Trataron de vivir día a día en las sombras siempre con temor a ser encontradas.