Cap 22 Arreglar las cosas

1172 Words
En el hospital… El doctor Eduardo terminaba de examinar a Katty que estaba en completo silencio, los resultados llegaron, Cristina se acercó. “¿Cómo está?”. Eduardo le dio la noticia. “Está embarazada”. Katty regresó a sus cinco sentidos cuando escuchó al doctor, ella empezó a ponerse nerviosa. “¿Embarazada? No puede ser… No… No puedo tenerlo”. Se puso histérica mientras Cristina trataba de calmarla. “¡Katty!”. “No por favor… por favor… No puedo tenerlo, no puedo…” Tenía tanto miedo de que el bebé viniera mal por su relación con Aníbal. Negaba con la cabeza como una loca. “¡Doctor! ¡Doctor! ¡Retírelo por favor! No debe nacer, por favor”. Lloraba incontrolable. Cristina la abrazó tratando de calmarla. “Detente Katty, detente, no es necesario”. “Este bebé… no debe nacer, no debe…” Ella les advertía a todos con miles de lágrimas en los ojos, su cara estaba llena de tristeza y dolor. Eduardo trajo un sedante, pero Cristina se negó. “Giró a Katty para que la mirara a los ojos. “No es necesario Katty, él bebe estará bien”. “¿Cómo lo sabe? ¿No escuchó a Aníbal? Somos hermanastros”. Lo decía con tanto dolor. Cristina miró sus bonitos ojos llorosos, acomodó algo de cabello de Katty que estaba hecho un desastre y con voz amable le dio la noticia. “No eres hija de Gonzalo”. Katty parpadeo varias veces sin comprender. No podía entender las palabras de Cristina, dudaba de todo y su cabeza estaba hecha un desastre. Cristina le contó la historia, era hora de que la pobre chica lo supiera. “Ofelia y Mario no son hermanos, ellos… tienen una relación desde hace muchos años, creo que eres hija de Mario y te hicieron pasar por hija de Gonzalo para que Ofelia fuera la señora Alcántara”. Katty no podía creerlo. “No soy hija de Gonzalo…” Susurro. Cristina le mencionó. “No creo que Gonzalo lo sepa, han pasado tantos años y Ofelia ha sabido engañarlo muy bien” Katty mirando al doctor preguntó. “Él bebé… ¿Está bien?”. Eduardo le explicó. “Tu bebe está bien, tienes un mes de embarazo y debes cuidarte estos primeros meses”. Ella afirmó con la cabeza y trató de levantarse. Cristina la detuvo. “¿A dónde vas?”. Katty sin ninguna emoción le dijo. “Iré a cuidar a mi padre”. Después de decirlo entró al baño a lavarse y cambiar su ropa. Cristina no la detuvo más, Eduardo y ella la miraron salir de la habitación, Cristina lloró recordandose a sí misma en la chica. “Eduardo prométeme que si necesita algo la ayudaras”. Eduardo miró a Cristina sin decir nada, ella bajó su rostro. “Cuando Aníbal se entere la hará abortar”. Eduardo entendió inmediatamente. “Haré lo que pueda por ella”. Al llegar a la habitación de Gonzalo notó que él se movía, ella olvidó todo lo demás y mostró una gran sonrisa. “Papá”. Esto lo dijo crudamente. “Estás despierto”. Gonzalo levantó despacio su mano acariciando la cara de su hija. “Katty… Lo siento... por todo”. Ella negó. “No me importa nada más que tu salud y que estés bien… Dejemos atrás a todo y a todos ¿De acuerdo?”. Gonzalo sonrió y asintió hacia la pequeña mujer. Katty lo ayudó a acomodarse en la cama y llamó al doctor inmediatamente que cuando llegó, lo revisó. “Ahora solo descanse para que vuelva a su casa”. “Gracias doctor”. Dijo Gonzalo y apretó la mano de Katty que estaba muy seria. Recordó todo lo que habló con Aníbal y estaba decidido a recuperarse para arreglar las cosas. “Katty”. Ella levantó la mirada hacia el hombre mayor. Gonzalo le pidió. “Vuelve a la mansión conmigo… Deja a Aníbal”. Ella lo miró en silencio por unos momentos y después aceptó con una pequeña sonrisa. “Cuidare de ti a partir de hoy”. Más tarde se programó el juicio de Mario para el día siguiente, todo fue rápido, Aníbal pagó mucho dinero para ello, quería verlo tras las rejas lo más pronto posible. Katty salió del hospital dirigiéndose a la comisaría, nerviosa pidió hablar con Mario, pero se negaron, el abogado de Mario entregó un permiso y así es como ella pudo verlo. Mario estaba sentado en la silla recargando sus manos en la mesa, estaba nervioso, el abogado le dijo todo lo que Aníbal había hecho para encerrarlo. Katty entró mirando al hombre. Mario al verla se le iluminó el rostro. “Katty”. Ella tomó asiento sin saludarlo, estaba muy seria, apretó su bolso para poder levantar la cara y preguntarle. “¿Es cierto? ¿No soy hija de Gonzalo?... ¿Soy tu hija?”. Mario frunció el ceño. “¿Quién te lo dijo?”. Cerró sus ojos por un momento. “Fue Aníbal verdad… Debes alejarte de ese tipo, es un fraude y está en contra de nosotros, debes…” “Contéstame”. Quería escucharlo de él y no le importaba nada más. “Todos estos años… engañaste a Gonzalo Alcántara y a... mi…” Mario nervioso explicó sus razones. “Lo hice por tu bien, por tu futuro, quería que tuvieras lo mejor y una gran vida…yo…” Katty lo interrumpió. “Es mentira… Tu y mi… mamá engañaron a ese hombre para ser poderosos y tener dinero”. “Katherine, todo lo que he hecho en estos años es por ti, es lo que tú mereces y pronto todo se resolverá si me quedo aquí y serás la única presidenta, serás dueña de todo. Mi abogado te dará los detalles de lo que debes hacer a partir de ahora…” “No quiero nada. Si de verdad me conocieras sabrías que no me interesa, lo importante para mi es el amor y mi familia”. Mario se quedó en silencio, conocía la bondad de su hija. “No puedes comer de amor Katherine… Debes tener algo de que vivir y yo te lo ofrezco a manos llenas”. “¿Engañando? ¿Lastimando a otras personas? No gracias. He tenido suficiente de todo eso”. Ella se levantó para irse. Mario nervioso se puso de pie. “Katty”. Le dijo suplicante. Ella lo miró por última vez para decirle. “No quiero volver a verte, ni saber de ti,”. Se dio la vuelta mientras Mario le gritaba. “¡Katty! ¡Katty!”. Pero ella no volvió. “¡Todo lo hice por ti! ¡Todo es tuyo hija!”. Seguía gritando mientras los policías lo regresaban a su celda.
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