—Mildred. —La voz ronca de un hombre sonaba enfrente de mí, haciendo que mi piel se erizará— ¿Qué hacías en el coché de ese cabrón?
La luz de la entrada bañó el rostro del hombre, era Anuar, pero estaba enfurecido y me sostenía con fuerza de ambos brazos tirándome hacía él.
—¡Contéstame! ¿Qué hacías con él? —las goticulas de su saliva caían sobre mí, estaba borracho de nuevo, el olor a alcohol golpeaba mis fosas nasales con fiereza, cualquier cosa que le dijera, no sería motivo suficiente para él.
—Me trajo, después del parque de diversiones, no me dejo regresar sola a casa. Supongo que no quería cargar en su conciencia sí algo me pasaba.
Intenté soltarme de su agarre pero me sujetaba con ambas manos impidiendo que me moviera, me estaba muriendo de miedo, por lo que hablaba con tient
