5. Cita doble

2420 Words
Tardaron bastante, la película termino y ninguno de los dos había regresado, eso solo significaba que, igual que en la preparatoria, ellos estaban peleando pero empeoró cuando yo comencé a salir con él. Solían hacerlo a menudo, peleaban por todo, en verdad no se soportaban para nada, en el salón de clases muchas veces los terminaban por reportar a ambos por su constante riña por ser mejor el uno sobre el otro. Salimos de la sala y el fanfarrón estaba muy serio, parecía preocupado mientras miraba su celular, nos dirigimos hasta el baño, yo entré para saber sí Ari estaba ahí, si necesitaba ayuda pero no había nadie, al salir tampoco el fanfarrón estaba, bufé frustrada, ahora tendría que buscarlos a todos yo sola. Marqué el teléfono de Anuar y después el de Ari y ninguno de los dos contestó. Recorrí el cine sin encontrar a nadie, resignada decidí ir al auto a cambiarme los zapatos antes de que los pies me dolieran a un punto insostenible. En el estacionamiento los gritos eran envolventes, Ariadna le decía sus verdades a Anuar en su cara, su cara estaba completamente roja y manoteaba en su dirección, él estaba con su cara cínica mirándola, y le contestaba de vuelta haciéndola enojar aún más. —¡CÓMO SE NOTA QUE TE FALTÓ TU MADRE! —gritó, seguido de eso un golpe seco, Ariadna le había dado una bofetada magistral a mi novio. —¡Ari! —grité y corrí en su dirección atendiendo a Anuar al momento— ¡Cálmate! —No sé cómo puedes estar con un patán así, amiga, será mejor que me vaya. —Los ojos de mi amiga estaban llenos de lágrimas. Ni si quiera me dio tiempo de actuar cuando dio media vuelta y corrió en dirección a la plaza, supongo que a buscar a su novio. Yo me quedé ahí intentando atender a Anuar, pero se negaba a qué lo atendiera, se quitaba o me retiraba las manos para que no le tocará. —¡Todo esto es tú culpa, Mildred! —gruñó en mi dirección. —Yo no hice nada Anuar, ustedes dos, siempre han peleado así, no es la primera cachetada que te dado, deberías dejar de provocarla, hablaré con ella… —¿Yo? ¡Ella está igual de loca que tú! Por eso son amigas. —rebatió— No necesito que hables con ella, lo que necesito es que vuelvas a ser tú. —¿A qué te refieres? Soy yo. —No, Mildred, no eres tú —espetó con rudeza—, mírate, esa ropa, los tacones y el cabello —Sus manos iban a mi vestido halando de él, a mi cabello despeinándome—, te ves ridícula, ese estilo no te queda, a mí me gustas más sin maquillaje, con tus tenis, está no es la mujer de la que me enamoré, y ahora vas a trabajar vestida así todos los días —hizo una pausa y desvió la mirada—, creo que esto no funcionará. Esas palabras rompieron mi corazón, sobre todo la forma despectiva en la que se refería a mí era algo con lo que no podía, me hizo sentir débil, una basura, poca cosa, después de haberme sentido poderosa este mismo día, la persona en la que mas confiaba, la que más amaba me destrozaba igual que muchas veces antes. Tragué saliva, reuniendo valor para poder decir algo, pero el nudo de mi garganta poco me dejaba expresar, el aire se escapaba de mis pulmones y mi estómago se sentía vacío. «¿E-está terminando conmigo? ¿Qué es todo esto? ...», intentaba racionalizar lo que sentía para no montar un drama de esos que tanto lo hacían enojar, no podía perderlo, no quería perderlo. —Mejor hablamos después, amor. Ahora estás muy molesto y estas diciendo cosas que me lastiman… —¿Y tú crees que tu actitud no me lastima Mildred? —interrumpió— ¿Tu crees que todo esto que estas haciendo no duele, en serio? —Es que, mi vida, yo no estoy haciendo nada. —Claro que sí, lo haces, te estas preparando para dejarme, estas haciendo todo para alejarme de ti, y antes de que me destroces, prefiero que terminemos. —Lo hizo, me destrozó en esas tres últimas palabras, hizo que me perdiera, que mi cordura se escapará de mis manos. —No Anuar, no estoy haciendo esto, en verdad. —comencé a rogar— No es mi intención hacerlo, y perdón, por favor —las lágrimas salían de mis ojos corriendo por mis mejillas—, perdóname, no es para nada cómo estas pensando, yo te necesito, te necesito conmigo. —Hablamos después… —dijo y desapareció entre los autos del estacionamiento. No le importó que estuviera llorando, no le importaron mis palabras, ni lo que sentía en ese momento, tenía ganas de correr tras él, pero sabía que solo empeoraría las cosas, mi corazón estaba apretado en mi pecho, caminé con los pies doloridos hasta mi auto, me quite los zapatos y los arrojé al asiento del copiloto. Me quedé ahí no sé cuanto tiempo, me quedé hasta que estuve un poco mejor para conducir hasta casa, sin música, mis pensamientos gritaban en la cabeza en todas direcciones, una parte de mí decía que debía aceptarlo, terminar con él y otra me decía que él era el amor de mi vida, que tenía que hacer que eso funcionará, que no debía dejarlo ir. Llegué a mi departamento y en cuanto abrí la puerta Greta saltó detrás de la puerta con una bazuca de confeti que me hizo saltar de mi estado de ánimo y dar de gritos por el susto. Ella estaba en la sala esperándome con un paquete de cervezas y tacos para festejar a su manera además de mis pantuflas en el suelo para mis pies. —Ten, seguro apenas puedes caminar. —comentó haciéndome reír— ¿Qué tienes? ¿Lloraste? Sonreí resignada y le conté lo que había pasado mientras me cambiaba, me ponía mi pijama n***o de puntitos rosas y me quitaba el peinado, Greta solo me escuchaba atenta, sin decir ni una sola palabra, ni si quiera cuando mencioné la bofetada o cuando él terminó conmigo, me dejo desahogarme de todo, al final me hizo sentarme enfrente de ella en el sillón, tomó mis manos entre las de ella y conectó con mis ojos. —Mildred, ¿Quieres que te de mi opinión o solo necesitas que te escuché? —Nadie, nunca me había preguntado algo parecido a eso. —Em… la verdad, y-yo solo necesito que me escuches, por favor. —externé algo tímida, ella afirmó con la cabeza y me paso un plato con tacos y una cerveza para que estuviera más cómoda. Comencé a hablar, a decirle cómo me sentía, lo que las palabras de Anuar me habían hecho, esperaba con eso encontrar una luz, una guía en medio de toda esta maraña de problemas estúpidos, por qué eso eran, eran problemas sin sentido, yo solo hacía cosas que consideraba buenas para mí pero parecía que entre más feliz era yo, más infeliz era mi novio. —Tal vez sí, tal vez debería alejarme de Anuar y solo vivir mi vida, encontrar mi rumbo. Pero no tienes idea de lo mal que me hace sentir saber que lo perderé para siempre, creo que lo que me da miedo, es que nadie me amé después. —suspiré y me dejé caer en el sofá— ¿Y a ti cómo te fue? Te he estado acatarrando con mis cosas todo el día y ni si quiera te he agradecido el gesto, los tacos estaban riquísimos. —No te preocupes, entiendo lo que estás pasando, he estado ahí y sé que lo demás no importa. Pero contestando a tu pregunta, me ha ido muy bien hoy. —¿Ya te hablo Lore? —ella hizo un gesto imparcial— ¿Qué? ¿Qué paso? —Aun que me hable, yo la bloqueé, y estaré felizmente soltera por un tiempo —Bebió de su cerveza y luego continuo—, no pienso seguir saliendo con alguien que, por miedo, me dejó encerrada en ropa interior en el balcón el día más frío de la semana. —Bueno, ya que lo pones de esa manera, yo tampoco seguiría saliendo con alguien así… —ella me miró y comenzó a reír por la contradicción— Es diferente Greta. —No es diferente, cuando ves señales de alerta lo mejor es huir, o terminarás llorando. Además estoy convencida de que el mejor amor que puedes encontrar el es que sientes por ti misma. No así con el sexo amiga… —hice una mueca por lo directas que eran sus palabras, ella comenzó a reír y explicó— O sea, si está rico manosearte y conocer tu cuerpo, pero no dudo y nunca dudaré que estar con alguien es mil veces mejor, los sentidos y las sensaciones se disparan, pero, muchas veces confundimos el buen sexo con amor. —Me miro de soslayo, ella sabía que había movido algo en mí con esas palabras, así que cambió de tema— ¿Piensas hacer una fiesta la siguiente semana? —¿Una fiesta? —pregunté contrariada, no había motivo por el cual yo haría una fiesta. —Es tu cumpleaños ¿No? —me encogí de hombros, la verdad, ni si quiera recordaba que mi cumpleaños estaba cerca, y en este momento no estaba de ánimo para organizar nada— Veinticinco años no se cumplen todos los días, Mildred, deberías celebrar… Nos quedamos en silencio un momento ella se recargó en mi hombro; las dos, al mismo tiempo bebimos de la lata de cerveza y suspiramos al mismo tiempo. Me fui a dormir esperando que el sábado trajera cosas buenas para mí y queriendo no pensar en mi próximo cumpleaños, me pondría una mascarilla capilar, tal vez arreglaría la comida para la semana, faltaba poco para los exámenes y tenía que repasar un poco antes de que reprobará las pruebas, entre algunas otras cosas que necesitaba hacer. Mi teléfono no dejaba de sonar por más que presionaba el botón para que se callará, por lo que decidí contestar la llamada, me parecía un pecado que hablaran a las 7:30 am un sábado, era din de semana y necesitaba dormir. —¿Mily? ¿Te desperté? —«No, no, para nada, yo siempre me levanto temprano el sábado», pensé irónica ante la pregunta de Ari. Estaba molesta con ella aunque no tenía porqué estarlo, ella solo quería lo mejor para mí, solo que no entendía el amor que sentía por mi novio. Bufé al escucharla de nuevo insistiendo para que contestará. —Estaba dormida, ¿Qué pasa Ari? —Amiga, me porté muy mal ayer contigo, bueno, no contigo, pero sí con tu novio —dijo esto último con mucho pesar— seguro pelearon por mi culpa, y no era mi intención que tu sufrieras, pero… me estoy enredando mucho, perdón, la llamada es para disculparme, para decirte que estoy aquí para ti y que intentaré hacer un esfuerzo, por que sé lo importante que es para ti él. ¿Quisieran ir a un parque de diversiones hoy? Tengo unos pases extra y… —Ari, Ari, espera, aunque quisiera, creo que Anuar termino conmigo anoche y la verdad no estoy de ánimos para ir. —No quería recordar eso por el resto del día, sin embargo, ahí estaba de nuevo… —No, amiga, no, ven por favor —sonaba sinceramente afligida—, en verdad tengo dos entradas más y quiero disculparme por todo lo que paso, no debía actuar así. —No sé si Anuar quiera ir, la verdad, y no quiero hablar con él… —Yo hablaré con él —insistió—, le pediré disculpas, aquí la única que importa eres tú, no lo que yo piense de él, si a ti te hace feliz estar con él, yo debo aceptar eso. ¿Qué dices? —¿A qué hora hay que estar allá? —accedí, después de todo, ¿Quién se resistiría a una salida gratis? A Greta no le hizo mucha gracia que fuera, pero no me dijo nada, insistí en que fuera conmigo, pero no según ella no tenía muchas ganas, había hecho algunos arreglos para este fin de semana pensando en que Lore estaría con ella pero al terminar, creo que necesitaba tiempo para reencontrarse. Por mi parte, me puse unos jeans, una playera negra y una chamarra de mezclilla ligera para salir volando hasta el parque de diversiones, Ari lo sabía, no me resistiría, después de todo, era uno de mis lugares favoritos en el mundo y las dos juntas, podíamos subirnos mil veces a los mismos juegos sin cansarnos. Acepté también por que intentaría hacer las pases con Anuar y pensaba que al hacer aquello él pensaría mejor las cosas y no terminaría conmigo. Me sentía como una tonta por pensar algo así, tal vez era porque sabía que aquello estaba mal, depender de mi novio de esa manera, que mi vida girará en torno a él y no a mí. Alejé todos esos pensamientos de mi cabeza y salí en el trasporte público al punto de encuentro, una estación del metro en donde ellos pasarían por mí, estaba nerviosa, pero emocionada. El fanfarrón manejaba el auto de su padre, se lo habían prestado para que pudiéramos ir todos juntos y no manejará la moto de regreso cansado. —Estoy emocionada —dijo en cuanto salió disparada del auto para abrazarme—, esto será cómo una cita doble, siempre quise tener una como esta; por cierto, amiga ¿Ya desayunaste? —preguntó mi amiga en cuanto me vio, negué con la cabeza, pero de inmediato me sonrió extendiendo un sándwich en mi dirección. Agradecí el gesto y empecé a comer, la verdad trataba de no hablar mucho y de evadir el tema si me preguntaba algo respecto a Anuar, hasta que llegamos al parque. En la entrada, mi novio estaba recargado en una pared, mirando su celular, con cara de fastidio, Ari se adelantó para hablar con él y yo llegué algunos minutos después disimulando haber llegado aparte, Anuar solo me dedicó una mirada triste y se acercó para saludarme con un beso en los labios, lo que produjo que mi alma regresará un poco al cuerpo, algo no estaba del todo bien, sin embargo, era un avance. 
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