Capítulo 15: Tonta obsesión

1353 Words
Iris Me pregunto por qué esa puerta se encontraba abierta por la madrugada, si se hubiera mantenido cerrada como está ahora, yo no estaría así de ansiosa por hallar a un sujeto que solo conocía de vista. ¿Dónde estás? ¿Por qué jugaste así con mi mente y mi cuerpo? En este momento ni siquiera puedo pensar en lo que pasó con Roy; lo que sea que haya sucedido con mi primo es solo parte de un mal sueño, un mal recuerdo que no tiene cabida en mi cabeza repleta por ese sin nombre. No importa donde esté o que esté haciendo, cada que su imagen viene a mi cabeza comienzo a revivir todo lo que sentía mientras me tocaba. Cada que recuerdo todo lo que hicimos, mi cuerpo se estremece, a la vez que mis manos van recorriendo cada lugar que tocaron las suyas. —¡Delicioso! —una voz conocida me despierta del trance. Levanto la mirada y frente a mí está ese repugnante lobo. Así como no entiendo mi fascinación por el vampiro, no entiendo tampoco todo el disgusto que me genera este patán. —¿Qué quieres? Hoy es el día libre de Cindy, aquí no hay nada para ti. Después de escapar de la anciana por la tarde, me fui a clases, y sin darme cuenta cedí a cubrir a mi supervisora fuera de mi turno establecido; quedé tan tonta después de conocerlo, que cualquiera puede hacer de mí lo que quiera estos días. —¿Y si dijera que vengo a verte a ti? —susurra mientras se acerca lentamente a mí. —¡JA! No me hagas reír por favor, que estamos en un espacio en el que deberíamos guardar silencio. —¿Para quién? En este momento están dando las clases nocturnas, se supone que todos deberían estar en sus aulas. —me dice descaradamente, luego de reposar su espalda y sus brazos sobre el escritorio principal. Con una sonrisa sarcástica en mi rostro, me levanto, y sutilmente apoyo mis codos sobre el mismo escritorio, quedando a un lado suyo. —¿Y entonces? ¿Qué haces aquí? —le pregunto siguiendo su juego, como si me importara oír alguna respuesta. —Sabía que tenías interés por mí preciosa, —se da vuelta de un solo golpe y se inclina hacia mí— pero no te preocupes cariño. ¡Te sorprenderías si te respondo! —dice mientras pega su rostro al mío. —A ver, sorpréndeme CA-RI-ÑO —lo remedo sin saber por qué. —Ya me gradué preciosa, puedo venir cuando yo quiera. Estoy completando la tesis para mi doctorado. —aprovechando lo cerca que quedé, me muerde los labios bruscamente. —¡¡¡Patán!!! —le grito enojada— Me hiciste doler… —continúo mientras masajeo mis labios que quedaron adoloridos, y luego me lanzo al sillón del escritorio. —Tranquila, solo estoy ladrando. —se acerca a mi por mi espalda— Jamás te clavaría mis colmillos como lo hizo mi pequeño amigo, o al menos no hasta que me lo ruegues. —pasa su lengua por la zona en la que estaba la mordida, y luego se sienta sobre un escritorio a un lado de donde estoy. Lo sabía, este despreciable sujeto supo todo este tiempo lo que pasó en esa habitación. —¡Sucio! —me limpio la saliva que dejó en mi cuello— ¿Qué dijiste? No entiendo de lo que me estás hablando. —me hago la distraída tecleando aleatoriamente en la computadora apagada. Se vuelve a acercar a mí, reposando sus manos sobre mis hombros, y comienza a darme un suave y delicioso masaje, a la vez que va acercando sus labios a mi oreja izquierda. —Si quieres, —susurra, y me da otro lengüetazo— puedo contarte todo lo que sé sobre él preciosa. Va bajando lentamente sus manos, deslizando ambas desde mis hombros directo a mis pechos, y los levanta produciendo un cosquilleo en mi interior. —Solo tienes que darme un poco de amor a cambio, y te diré hasta mi apellido. Luego de decirme eso, con mi mente divagando, comienza a besarme por todo el cuello, a la vez que sus manos continúan frotando mis pechos endurecidos. ¿Lo conoce? ¿Por qué? ¿De dónde? No son de la misma especie ni de la misma edad; o eso supongo. Sus palabras me dejaron tan ida, que no me di cuenta de que con su manoseo me levantó de la silla. Una vez recupero la conciencia, resulta que estoy apoyada contra el escritorio y él encima mío, besando el área de mi clavícula mientras que me sigue frotando los pechos bajo el sostén. ¿Qué tan mal puedes estar Iris? ¿Por qué te estás dejando manejar por este sujeto? —¿Qué quieres a cambio? —le pregunto en vez de detenerlo. En cuanto lo digo, mete una de sus manos bajo mis bragas, a la vez que con la otra levanta mi cabeza, estirando mi mandíbula hacia él. Luego hunde su lengua en mi boca sin disimulo, y acaricia toda mi parte baja. Tras besarme por un buen rato, me mira a los ojos e introduce sus ásperos y largos dedos en mi interior. —Solo déjate llevar preciosa, yo haré el resto. Lo miro con cierta duda, cosa que él nota, así que antes de que pueda decir algo vuelve a besarme apasionadamente. "Ya que estamos bailando terminemos la pieza" me digo a mi misma, tratando de convencerme de que esto no está mal. Al fin y al cabo yo no haré nada. Si pretende meter otra cosa en mí, simplemente terminaré con todo el teatro, y cada quien a lo suyo. —No te preocupes cariño, solo quiero verte venir. —susurra a mi oído. ¿Me leyó la mente? ¿Los licántropos pueden hacer eso? ¡¡Nunca lo supe!! —No preciosa. —hunde más adentro sus dedos— Es tu rostro el que te delata, al igual que puedo leer lo deseoso de tu cuerpo, puedo leer tus expresiones y tus gestos. Lentamente va bajando por mi cuello entre beso y beso, a la vez que va desabotonando mi camisa. Saca mis senos por arriba del sostén, y luego de mirarlos endurecidos por unos segundos, se lanza a morderlos exhibiendo su hermosa y atractiva dentadura. —Ahhhhh ¿Ah? ¿En serio Iris? ¡Menos mal que no harías nada! Si hubieras decidido colaborar, de seguro ya estarías encima de él... ¡Tonta! Con una sonrisa de satisfacción en su rostro, comienza a bajar hasta terminar casi arrodillado frente a mi pelvis. Besando mi abdomen, desabrocha mi short y me lo quita junto a mi ropa interior. Lentamente va pasando su lengua por mis caderas, y antes de bajar aún más se detiene, e inclinando su cabeza hacia arriba, me mira a los ojos mientras separa mis piernas abruptamente. Luego de lanzarme una sonrisa maliciosa, vuelve a bajar la mirada, concentrando toda su atención en mi zona íntima desnuda y depilada. Jugando a la ofendida miro a otro lado, a lo que él introduce en seco sus dedos nuevamente. Manoseando mi trasero con su mano libre, atrae mi cuerpo hacia él, y luego comienza a lamerme con gran precisión. No tenía ninguna expectativa puesta en él, pero en menos de cinco minutos logró hacerme venir. Todo mi cuerpo se retuerce con el profundo orgasmo al que me hizo llegar, a la vez que mi interior palpita sin parar y mis jugos siguen saliendo. Al dejar de gotear, se levanta e intenta darme un beso, cosa que rechazo disgustada tanto con él como conmigo misma. —Ahora dime lo que "quiero saber" —le digo sin prestarle atención, mientras comienzo a acomodar mi ropa; fingiendo que no fue nada, y que ya no tengo espasmos en mi zona baja. Sonriendo y negando con la cabeza, toma mi short y lo sacude, luego se acerca a mi y me ayuda a terminar de vestirme muy caballerosamente; una cualidad que nunca hubiera imaginado en él.
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