Iris
Aún aferrada a él como si soltarme significara caer en lava ardiente, puedo sentir como un camino de sangre comienza a recorrer mi pecho.
¡Que excitante fue todo! Cada parte de mí está hundida en el placer y el agotamiento, y mi interior aún palpita con gran intensidad.
Cuando menos lo esperaba, suelta mi cuerpo sin decir ni una palabra, dejando que caiga bruscamente sobre el suelo, y luego se aleja de mí dando un paso para atrás. Agitado y distante se mantiene inmóvil, parado frente a mi con la cabeza gacha y sin poder mirarme a los ojos; parece que estuviera en shock.
Me apuro en ponerme el short e intento acercarme, para ver si sucedió algo o si algo estaba mal, a lo que él se aleja más de mí. Cada paso que doy hacia él, es un paso más que él da para atrás.
¿Se intimidó? No puedo entender su reacción. ¿Qué es lo que está pasando? ¿Qué está mal? Después de todo lo que hicimos y nos hicimos sentir, ¡¿me va a ignorar de esta manera?!...
No quiero pensar mal al respecto, me acerco un poco más y lo tomo por la mandíbula, antes de que pueda alejarse de nuevo; quiero que me mire de frente y me diga lo que está sucediendo.
Por supuesto no aspiro a que prometa tomar alguna responsabilidad sobre lo ocurrido, o que nos comprometamos a algo que no queremos; en ningún momento fue esa mi intención. Lo que tuvimos, aunque fue genial, fue solo sexo, y eso lo tengo entendido desde que cedí, pero por lo menos debería mostrarme un mínimo de cortesía.
Ambos nos quedamos sin hacer o decir nada, solo manteniendo el contacto visual bajo la primera lámpara de la entrada. Iluminados por esta tenue luz amarilla, puedo confirmar que sus ojos realmente cambiaron de color; previamente me pareció haber notado una ligera variación en sus córneas, pero era tan leve que no podía estar segura.
Hace unos minutos eran celestes de un tono cristalino como el vidrio o el agua, un color clásico que tienen todos los descendientes de los antiguos clanes; entre más puro sea su linaje, más claras y cristalinas son sus iris. Pero en este momento están de un color gris platinado y profundo, rodeados por un aro n***o, parecen estar casi brillando; nunca había visto algo así en un vampiro, o por lo menos no hubo ni un caso de esos en esta isla.
Los vampiros mestizos, hijos de un vampiro y un humano, tienen un tono celeste normal y no suelen destacar; muchas veces se los confunden con simples humanos. Los convertidos mantienen su color natural, más unas ligeras manchas de n***o y un brillo rojizo bajo la luz del sol; aparte de eso, su piel se vuelve más pálida.
Con la mitad inferior de su rostro bañado en sangre, y sus colmillos expuestos, apenas puede sostenerme la mirada; su cuerpo tiembla y aún sigue algo agitado, parece que estuviera asustado por algo pero no sé de qué.
¿Creerá qué me da miedo su estado? ¿O qué le diré algo por haberme mordido?
En vez de estar temerosa por lo que me hizo, estoy más preocupada por cómo está él; lo veo tan abatido, que me asusta que algo malo le esté pasando.
Como siempre en mi tonta nebulosa, se me cruza la brillante idea de besarlo. Quiero creer que quizás, al ver que no me da asco o miedo la sangre que corre por sus comisuras, podrá sentir que no me afectó todo lo que sucedió y que no tengo problema alguno con él; y que quizás así se tranquilice.
Deslizo mi mano suavemente por su cachete hasta llegar a su nuca, al mismo tiempo que me voy acercando a él un poco más, sin cortar el contacto visual, y ya con mi mano sobre su cuello lo inclino hacia mi; dejando nuestros labios a unos milímetros de distancia.
Por la enorme tensión que volvió a invadir todo el ambiente, creí que me correspondería el beso y que todo estaría bien entre los dos; sin embargo se aleja de mí una vez más.
—Es mejor que te vayas —dice luego de darme la espalda.
—¿Por qué? ¿Qué sucede? —pregunto preocupada.
Voltea su cabeza levemente, como si tratara de verme de reojo, manteniendo su espalda frente a mi.
—¡¡Vete!! —grita.
Está enojado, no puedo entender lo que está pasando.
Todo me dice que lo que tuvimos fue especial para ambos, no se puede tener esta clase de atracción por cualquiera. Con esto no trato de decir que nos enamoramos, o algo parecido, es más por la excelente conexión s****l que compartimos; uno no puede complementarse de esta manera con su pareja solo con desearlo, a muchas les lleva bastante tiempo lograrlo y muchas otras terminan por que no lo consiguen.
Se acerca a los pies de uno de los estantes, donde quedó mi camiseta tirada, y al llegar se inclina y la toma con rudeza. Con sus ojos llenos de furia, como si le molestara el hecho de que aún no me haya ido, comienza caminar hacia mi, y al quedar a dos pasos de distancia, estira su brazo como si no quisiera tocarme; aplicando tanta fuerza que sus venas resaltan por la presión.
—Toma.
Se esforzó por no avanzar más de lo necesario, pero está lo suficientemente cerca como para ver en detalle la herida que me dejó.
Luego de estar petrificado por unos segundos que parecieron eternos, sin quitar su mirada de mi cuello, se muerde la misma mano que sostenía mi camiseta y deja caer unas gotas de su sangre sobre la mordida.
—Ahora ponte eso y vete. —continúa, a la vez que vuelve a darme la espalda.
No puedo creer cómo cambia su actitud con tanta facilidad, hace apenas un momento parecía preocupado porque seguía sangrando, y ahora parece un imbécil nuevamente.
—No entiendo. ¿Qué es lo que estuvo mal? Creí que los dos la estábamos pasando bien.
¿Y tu orgullo Iris? ¡Parece que le estás rogando! ¡Por favor!
Intento acercarme a él una vez más, pero se da vuelta inesperadamente.
—¡¡Te he dicho que te fueras!! —grita aún más fuerte, con su brazo extendido señalando hacia la puerta y con un tono de voz que me hiela todo el cuerpo.