Capítulo 13.4

1717 Words
»Pasaron los días y yo estaba tranquilo trabajando, lejos de la viuda, conociendo a la familia dueña del restaurante y a los empleados que trabajan ahí, así como a los dueños de otros negocios de comida por dejar sus pedido de sake y a algunos personajes de las calles de la zona en que repartía los periódicos. Todo iba bien, hasta que una mañana la viuda me encontró caminando hacia el restaurante, a donde regresaba para desayunar y ponerme a hacer la limpieza. Ella se acercó a mí y empezó a tocarme el pecho, a querer besarme, algo que nunca antes había hecho. Yo la alejé de mí, y ella empezó a llorar. Me pedía que no la desprecie, que regrese con ella, que se había enamorado de mí. Por el ruido que hicimos, los vecinos empezaron a salir a la calle. Hikaru san junto a Ryusei llegaron y me pidieron ir con ellos al restaurante, pero ella se aferró a mis piernas, impidiéndome caminar. Una señora mayor se acercó y con la escoba que tenía en sus manos golpeó a la viuda y esta me soltó. Ella, el resto de vecinos y Hikaru san con Ryusei la amenazaron al decirle que, si volvían a verla por el barrio o acosándome, ellos le iban a dar un buen escarmiento. Ella se puso altanera contra la señora mayor y quiso golpearla, pero la hija de esta llegó y abofeteó a la viuda y le dijo que si volvía ella se encargaría de marcar la bonita cara que tenía. Desde ese día entendí que todos ellos conocían mi historia, aunque nunca se las haya contado. »De regreso al restaurante, entre lágrimas, les narré a Hikaru san y Ryusei todo lo que viví al lado de esa viuda. Al saber los detalles de mi verdad, promovieron entre los vecinos protegerme, ya que no tenía familia, era aún muy joven y porque la mayoría me conocía por algún trabajo que realicé y ellos quedaron encantados conmigo. En los siguientes meses intentó dar conmigo, pero siempre se encontraba con algún vecino que la echaba del barrio, alegando que no estaba en su vecindario ni en Kabukicho. Al año de haber dejado la casa de la viuda, ella dejó de buscarme, entendiendo que ya no estaba solo, que la gente que me apreciaba me defendería, así como yo era capaz de defenderlos a ellos, ayudarles en lo que necesitaran y estar siempre a su servicio». Masaki apretaba la mandíbula por la ira que sentía al saber cómo sufrió su nieto al caer en las garras de una mujer sin escrúpulos. Shiro tenía edad para ser su hijo, pero el pecado de la lujuria hizo que esa detestable viuda nunca lo mirara como uno. Poco a poco el anciano fue cambiando el semblante a uno que mostraba alegría al saber que su nieto tenía mucha gente que al sospechar sobre lo que padeció y verlo superarse, lo defendió de esa enfermiza mujer. - Voy a tener que pensar cómo agradecer a todos los vecinos de ese barrio por la ayuda que te brindaron al protegerte de esa viuda –soltó Masaki con tono de broma para aliviar la sensación de tristeza y el pesar que dejó en Shiro ese doloroso recuerdo. - En el barrio hay una gran deficiencia en el sistema de recojo de basura. Los contenedores están en muy mal estado y más de una vez los recolectores han tenido que dejar desperdicios regados por las calles al no poder hacer su trabajo con eficiencia por este inconveniente. Si tiene algún contacto en el municipio, podría hablar para que hagan esa mejora o hasta hacer un donativo, si es que el motivo para no cambiar los contenedores es la falta de dinero –mencionó Shiro un serio problema que tenían los vecinos que lo protegieron como si fuera un hijo más de la comuna. - ¿Qué te parece si redactas un informe sobre las mejoras que se podrían implementar en el vecindario, así como las obras sociales que podríamos ejecutar ahí? Quizás haya alguien que necesite ayuda médica o de algún otro tipo –en eso una idea llegó a Masaki-. ¿Y si armamos una oficina de ayuda vecinal en ese barrio? Contaría con profesionales que se encargarían de gestionar eficientemente y con mayor rapidez lo que necesiten los vecinos ante los gobiernos locales, instituciones gubernamentales y otros organismos. Podríamos organizar ferias laborales, de negocios, o académicas, presentando opciones para que los jóvenes puedan encontrar un desarrollo profesional según sus talentos e intereses; ayudar a quienes hayan caído en viudez u orfandad, o simplemente haber perdido al hijo que era el sustento de la familia. También organizaríamos eventos que se centren en el esparcimiento de ancianos, jóvenes, niños, la familia completa. Y tengo el nombre perfecto para la organización que tendría a cargo esta oficina: Asociación de ayuda humanitaria Yumei Ogawa –los ojos de Shiro brillaron de una manera especial, por la ilusión que le daba el saber que podía hacer algo para mejorar las vidas de los vecinos que lo acogieron los últimos nueve años, y porque el recuerdo de su madre serviría para promover ayuda a la comunidad. - Me encanta su idea, ojii chan –dijo Shiro sonriendo. El joven ya estaba dejando el asiento para empezar a hacer ese informe que sería el primer paso para formalizar la creación de la oficina de ayuda comunitaria, pero Masaki lo detuvo. - El informe lo puedes hacer después del almuerzo, en tu habitación, la cual aún no conoces –Shiro tomó asiento y quedó esperando que su abuelo continuara con la plática-. Ahora quiero preguntarte sobre la Dra. Kazumi Shimizu. ¿Cómo la conociste? - Kazumi era muy amiga de Reiko, la niña que junto a su madre viuda me recogieron tras la muerte de mamá. Una noche se detuvo un auto lujoso, como el que maneja Sosuke san, enfrente de la humilde casa en donde vivíamos; de este descendieron ambas amigas. De inmediato salí a abrir la puerta, y ahí fue que me encontré a la niña más bonita que había visto alguna vez en mi vida –los ojos de Shiro brillaban, su sonrisa era tan genuina que de seguro recreaba en su mente el recuerdo que le quedó de ese momento en que por primera vez vio a Kazumi-. Ella siempre fue así de amable, bondadosa, empática. Recuerdo que cuando notó el particular color de mis ojos se acercó tanto que me puse nervioso al tenerla tan cerca, hasta levantó la mano tratando de tocarlos, pero desistió de ello al darse cuenta que no estaba bien que haya contacto entre nosotros si recién nos conocíamos. »También me dijo algo muy bonito que me hizo sonrojar. Ella se estaba quitando los zapatos para ingresar a la vivienda, y como nosotros no teníamos sandalias para las visitas, ella tendría que caminar descalza por el frío suelo, así que me saqué mis sandalias y se las ofrecí. Por ese gesto que tuve con ella, me miró y me dijo: «Tenía razón, eres tan cálido como el sol y dulce como la miel», por el color dorado de mi mirada. Luego siguió visitándonos, llevando deliciosa comida para compartir con nosotros, y también me ayudaba con las tareas de Matemáticas y Ciencias, aunque no lo necesitaba, ya que siempre fui bueno en ambas materias, pero me hacía el tonto para tenerla cerca, para que me hablara solo a mí. Luego nos dejamos de ver por diez años y nos hemos reencontrado hace unas semanas, con lo que confirmo que mi amor por ella no se ha debilitado, más bien se ha fortalecido y estoy seguro que ella es la mujer a la que quiero como mi esposa, que sea mi hogar. - Ya veo, fue amor a primera vista y luego siguió creciendo al desarrollarse la amistad –Shiro afirmó con un «así es»-. Sin embargo, ¿cómo pudiste mantener intacto lo que sentías por ella en todos estos años? El amor necesita de constante contacto y exclusividad para que siga creciendo y se mantenga en el tiempo. - Porque creo en el amor eterno, que hay gente que nació para amarse porque siendo espíritus ya se amaban. Estoy completamente seguro que Kazumi es mi compañera para esta vida y para todas las demás –la seguridad de Shiro era admirable-. Además, yo le entregué mi corazón a Kazumi desde que nos conocimos, claro está que sin que ella lo supiera, y he respetado el amor que tengo para ella al no entablar relación alguna con otra mujer. - ¿Y sabes si ella corresponde a tus sentimientos? - Creo que sí. A ella nunca le importó mi pobreza ni que no tuviera familia, tampoco que no haya estudiado una carrera y que para ganarme la vida tenga que trabajar de sol a sol, todos los días del año. Cada vez que está a mi lado la veo feliz, sonriendo a más no poder, y eso también me hace feliz, pero sé que tengo limitaciones que quizás harían que ella sea criticada si iniciamos una relación formal de pareja, por eso quiero superarme para ser digno de ella. - Entonces, debemos empezar a trabajar para hacer de ti un profesional hombre de negocios. Voy a ser completamente sincero contigo, Shiro, que logres graduarte de la universidad y adquieras experiencia en la gestión de empresas también me conviene, ya que tú heredarás el Grupo Empresarial Fukuda, y espero que en un año pueda cederte la Dirección General y luego la Presidencia de la Junta de Accionistas. Ya estoy muy viejo y quiero disfrutar contemplando a tu abuela la mayor cantidad de horas posibles de cada día que me quede de vida –Shiro sonrió ante el comentario romántico de su abuelo. - Ojii chan, daré lo mejor de mí para ser digno de heredar tu legado, así como para ser digno de Kazumi, es una promesa –Shiro estiró su mano y la posó sobre las de su abuelo que estaban entrelazadas sobre el escritorio. Con eso Masaki supo que podía estar tranquilo, que Shiro era perfecto para asegurar la continuidad del apellido Fukuda, por lo que haría todo lo necesario para hacer de él un excelente hombre de negocios.
Free reading for new users
Scan code to download app
Facebookexpand_more
  • author-avatar
    Writer
  • chap_listContents
  • likeADD