Capítulo 14.1

1870 Words
Masaki guio a Shiro hacia la que sería su habitación. Al abrir la puerta el joven quedó con la boca abierta a ver el tamaño de la cama. Al preguntar por el baño que usaría para asearse, no se esperó que este estuviera dentro del mismo cuarto y mucho menos conectado a un walk-in closet que contaba con ropa, calzado y accesorios que eran de su medida y talla. Umiko y Yuna habían dedicado el día anterior a comprar el nuevo guardarropa del hijo encontrado, así como personalizar la habitación, para que no se sienta que es de una visita temporal, sino de un m*****o de la familia que esperaban con ansias su llegada. Después del almuerzo en familia, donde la comida fue ligera por la dieta especial que aún debía seguir el nieto Fukuda para completar su recuperación de la cirugía, Masaki avisó que debía ir a la oficina para firmar unos documentos. Shiro debía descansar, así que acordaron que el joven se quedara para asearse y tomar una siesta, ya al día siguiente irían a su antiguo domicilio para que recogiera sus enseres personales y renunciara a los trabajos que tenía, ya que empezaría su nuevo reto: culminar en un año los estudios de la carrera profesional de Administración de Negocios. En realidad, Masaki no tenía nada importante o sumamente urgente que hacer en las instalaciones del grupo empresarial, simplemente dijo ello para tener una excusa para dejar la mansión e ir en búsqueda de Kazumi, con quien le apremiaba conversar sin que nadie los interrumpa. El anciano había pedido al investigador Murakami que averiguara todo sobre la médica, información que recibió a horas de la mañana, pero que recién pudo ojear cuando Shiro la acompañó hacia el vehículo que la iba a trasladar de regreso al hospital. Ahí hubo un dato que llamó su atención: el compromiso que sostuvo pocos meses atrás con Naoki Yamazaki y que fue cancelado. Ni bien inició el trayecto Sosuke san, Masaki se comunicó con Kazumi, quien demoró un poco en contestar por encontrarse con un paciente en consulta. Al escuchar el interés del anciano multimillonario de conversar con ella sin que Shiro esté presente, le pidió que la visitara en su consultorio en el hospital dentro de media hora, ya que era el tiempo que necesitaba para terminar con las últimas dos consultas que tenía programadas. Tras despedir al último paciente, la médica vio acercarse a Fukuda san, quien le sonrió notándose la preocupación en su mirada por saber si en realidad ella sentía amor por su nieto. - Fukuda san, ¿sucede algo con Shiro? –la nerviosa expresión del anciano hizo que pensara que su amigo pudiera estar sintiéndose mal. - No, Dra. Shimizu, mi nieto se encuentra bien, ahora descansando en su habitación en la Mansión Fukuda –saber ello tranquilizó a Kazumi, pero aún estaba curiosa por saber qué perturbaba al abuelo de Shiro. - Entonces, ¿a qué debo su visita? ¡No me diga que usted está enfermo! –al ser médica, lo primero que se imaginó que el motivo que tenía para querer hablar a solas con ella era el consultarle sobre algún tratamiento u opciones para superar una enfermedad. - No, no es eso, me encuentro bien de salud, así como todos en mi familia –Kazumi sonreía alegre de saber que sus conocimientos profesionales no iban a ser necesarios en esa conversación-. He venido porque tengo una duda que me está angustiando mucho y quiero despejarla –la seriedad del anciano llamó la atención de la médica. - Por favor, Fukuda san, si puedo ayudarle a sentirse mejor, comparta conmigo lo que le preocupa. - Quiero saber si el motivo que la alienta a acercarse a mi nieto es el despecho por haber sido rechaza por su prometido, quien canceló la boda pactada con usted para casarse con su hermana menor –la cara de sorpresa de Kazumi fue épica, algo que a Masaki lo confundió-. Disculpe si soy directo y puedo sonar rudo, pero Shiro ha sufrido demasiado como para que tenga una desilusión amorosa que destroce su corazón. - Fukuda san, creo que debo explicarle algunos temas para que no tenga dudas sobre mí –empezó Kazumi-. Sí, estuve comprometida en matrimonio, pero no por mi deseo, sino para ayudar a mi padre a que cierre un trato comercial que le daría la estabilidad económica por la que tanto ha estado trabajando los últimos años. »Cuando me enteré que Los Yamazaki solicitaron cambiar de novia para mantener la celebración de una boda que aseguraría la firma del contrato que hará a Importadora Shimizu el principal proveedor de Muebles Yamazaki, agradecí a lo más sagrado del universo por evitar que me tuviera que casar con un hombre a quien no amo –la sorpresa llegó al rostro del anciano y un tenue rubor de vergüenza tiñó sus mejillas por haber pensado mal de la médica. »Si estoy feliz de no haberme casado con Naoki Yamazaki, significa que no siento despecho porque me haya cambiado por mi hermana menor. Le puedo asegurar que ni siquiera mi orgullo fue lastimado cuando me dijo que no me quería como su futura esposa. No voy a negar que le pedí que recapacitara sobre su decisión de cancelar la boda, pero eso fue porque si no había matrimonio, mi padre perdería la oportunidad de encontrar el equilibrio, la estabilidad económica en su empresa al no firmarse el contrato de proveedor exclusivo, y yo no quería ser la culpable de ello; por ello, que mi hermana aceptara casarse con Naoki Yamazaki fue una bendición para mí. »Sobre mi cercanía a Shiro le diré que lo conocía cuando tenía doce años y el dieciséis. En ese entonces no tenía ni la menor idea de que él fuera el hijo perdido de una multimillonaria familia, así que no puede afirmar que mi amistad sea por un interés económico –en ese momento Kazumi recordó que hace poco estuvo decidida a confesar lo que en su corazón empezaba a nacer por Shiro, y creyó conveniente hacerlo a Masaki para que este estuviera tranquilo sobre sus intenciones-. Mi interés por él es de otro tipo –empezó a decir Kazumi. El anciano la miraba atentamente-. Me he dado cuenta que me gusta Shiro, que a su lado me siento bien y que a él también le gusta pasar el tiempo conmigo. No estoy segura si yo le gusto, porque él es muy guapo y pudiera salir con cualquier mujer que quisiera, pero me ilusiono muchísimo cuando me dice que soy bella y empieza a describirme con un cariño y ternura que solo él me ha otorgado en toda mi vida, tanto ahora que nos hemos reencontrado como cuando nos conocimos». Las mejillas de la médica estaban coloradas por haberse confesado. Ella no podía mirar a los ojos a Masaki, y este sonrió al recordar que ella apenas era una joven mujer de veintitrés años, que no conocía de maldad y que tenía un corazón puro y sincero. «¿Cómo pude dudar de esta muchacha? Bueno, ella acaba de confesarme lo que siente por Shiro, así que yo le diré lo que pienso de una posible relación con mi nieto», pensó Masaki mientras contemplaba a una Kazumi tímida. - Dra. Shimizu, le pido me perdone por haber dudado de usted –y el anciano dejó su asiento e hizo una reverencia. - Por favor, Fukuda san, usted está en su derecho de poner en tela de juicio a todo el planeta, si fuera necesario, con tal de proteger a Shiro –Kazumi se alegró de que su amado amigo tuviera quien lo defienda y vele por él, pero también se entristeció un poco al recordar que ese calor de hogar que Los Fukuda le estaban entregando a Shiro, su familia nunca se lo prodigó a ella-. Tome asiento y continuemos con nuestra plática. - Estimada Dra. Shimizu, debo ser sincero al decirle que mi preocupación por saber si usted tiene buenas intenciones al acercarse a mi nieto no es solo porque quiera protegerlo, sino porque desde que la encontré en la habitación de hospital donde internaron a Shiro me di cuenta de su amor por él y a mí vino una idea que no quiero que se escape de mi mente, y cuando yo me fijo un objetivo, lo hago realidad –la seguridad en la mirada de Masaki impactó en Kazumi, pero a la vez no entendía a qué se refería-. Dra. Shimizu, si usted ama a mi nieto, y sé que él la ama a usted –el corazón de la médica empezó a alborotarse por las últimas palabras que soltó el anciano-, quiero que sea la mujer con quien mi heredero se case. Yo, Masaki Fukuda quiero que usted sea la esposa de mi nieto Shiro –el deseo de Masaki dejó asombrada a Kazumi, ya que no se esperaba que el anciano multimillonario pensara en ella para que sea la compañera de su heredero y un nuevo m*****o de su familia. - Fukuda san, creo que después de la experiencia con su difunto hijo y considerando que yo me he alejado por completo de mi familia, por lo que vivo sola, no debería imponerle a Shiro un matrimonio pactado –Masaki empezó a reír a carcajadas. Kazumi se sonrojó al pensar que quizás dijo algo tonto y por eso el abuelo de su amigo reía por burla. - Querida Dra. Shimizu, jamás llevaría a Shiro a un matrimonio pactado, eso lo tengo claro, pero soy libre de opinar sobre el tipo de mujer que me gustaría que sea la esposa de mi nieto. Tengo dos razones muy poderosas por las que pienso que usted es perfecta para él. La primera está relacionada directamente a quién es usted. Me agrada su carácter, que sea una persona amable, presta a ayudar, empática, sin malas intenciones, preocupada por quienes ama, además de ser muy inteligente y una profesional destacada. Sé que para muchos la esposa del heredero de una enorme fortuna debería ser como mi Umiko: dedicada a tiempo completo a su matrimonio y familia, pero los tiempos cambian. Mis hijas me han enseñado que las mujeres pueden destacar en diferentes ámbitos y cumplir distintos roles sin perder atención en aquellos que son tradicionales, como el matrimonio y la maternidad, así que su desarrollo profesional no lo veo como un impedimento, sino como algo que suma favorablemente a la imagen que mi nieto proyectará al ser presentado como mi heredero dentro de un año. »El segundo motivo que tengo para verla como la esposa perfecta para Shiro es que él la ama –los ojos de Kazumi se abrieron de par en par, el movimiento de su pecho se aceleró al cambiar su ritmo cardiaco y el de su respiración por la alegría que sintió ante tal revelación, sus mejillas se sonrojaron y tiñeron de un bonito color a su rostro-. Quizás estoy cometiendo una infidencia en contra de mi nieto, quien me ha revelado sus sentimientos por usted, pero creo que quien necesita un aliciente para animarse a ir por esa relación es usted. Atrévase, porque él la ama».
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