Capítulo 14.2

1830 Words
Kazumi no creía lo que acababa de escuchar. «¿Estoy soñando? ¿Acaso Masaki Fukuda, uno de los hombres con mayor riqueza y poder, me acaba de confesar que le agrado para ser la esposa de su nieto, quien me ama?», se cuestionaba la médica sin poder creerlo. En eso, sin que pudiera evitarlo por más autocontrol que tenía, las lágrimas empezaron a caer por su rostro. El anciano se preocupó al ver la reacción de la médica, ya que no se esperaba que confesar su interés por ella tuviera esa respuesta. - Disculpe si mis palabras no han sido las más apropiadas, Dra. Shimizu –dijo el anciano y ella negó moviendo una de sus manos. - Tranquilo, Fukuda san. Sus palabras han sido tan bonitas que han causado en mí esta reacción porque no me las esperaba –el anciano le ofreció duda en la mirada, ya que no entendió cómo una mujer como ella no estaba acostumbrada a que la gente a su alrededor manifieste su aprecio e interés por ella-. Quizás no deba decirle esto porque de alguna manera afecta a mi orgullo, pero de alguna manera debo regresarle la deferencia que ha tenido conmigo al confesarme lo que Shiro siente por mí y así hacer que pierda un poco de mi inseguridad. »Sus palabras me toman por sorpresa porque es la primera vez en mi vida que soy apreciada por toda una familia, que un hombre siente amor por mí y me ve bonita». Masaki recordó que en el informe pudo leer que Kazumi estaba viviendo sola en un moderno y lujoso dúplex en Ginza, aunque sus padres, hermana y cuñado también vivían en Tokio en una acomodada propiedad. - Dra. Shimizu, ¿por qué vive sola cuando sus padres y hermana lo hacen junto al esposo de esta última en una casa donde imagino que habría espacio suficiente para usted? –Masaki quería confirmar sus sospechas. - Porque ellos nunca me han querido como parte de su familia. Mi genialidad ha sido una bendición, pero a la vez una maldición para mí; me ha servido para ayudar a muchos, para ser elogiada y apreciada por tantos otros, pero para mi familia no significa nada que yo pueda salvar la vida de las personas, encontrar la manera de curar enfermedades con alta tasa de mortalidad. Para ellos nunca he valido lo suficiente para que me consideren una más de ellos, por eso no celebran mis logros, no se preocupan por mi vida, no les interesa lo que yo sienta ni me protegen. Crecer así ha hecho que me refugie en mis estudios, que utilice todo mi tiempo y mis talentos en ser la mejor profesional, ya que esa era la manera de no pensar en ellos, en su rechazo. Sin embargo, no podía estar en la escuela, luego universidad y ahora hospital todo el tiempo; debía regresar a casa para dormir, asearme, alimentarme y tener el mínimo contacto social que te brinda una familia, pero a mí nunca me lo dieron. Sé que no se puede tener todo en la vida, y quizás por eso no puedo tener el amor de mis padres, el aprecio de mi hermana, el respeto de mi cuñado. Para mis padres soy una decepción y un enigma al no tener nada en común; para mi hermana soy un estorbo, alguien que existe para opacarla; para mi cuñado un capricho que quiere disfrutar de la manera más asquerosa y pecaminosa que se me pueda ocurrir. Por eso no podía seguir viviendo con ellos, no quería que me hirieran más. Masaki dudaba sobre si lo que haría era incorrecto, pero al verla tan desvalida no quiso que siguiera sufriendo más, así que dejó la silla donde estaba sentado para rodear el escritorio de Kazumi y darle un fuerte abrazo a la joven médica. Era cierto que el anciano no había reparado en la Familia Shimizu porque no había tenido la necesidad ni el interés de hacer negocios con ellos, por lo que no sabía cómo era la convivencia entre los miembros de esta al nunca haberlos vistos desenvolverse en el ámbito social. Lo que sí recordó es que le pareció extraño ver siempre sola a la Dra. Shimizu cuando las horas de trabajo y estudio terminaban en el Hospital Mayo Clinic, ya que era una jovencita de apenas diecisiete, casi dieciocho años cuando la conoció y pensó que su madre, padre o algún familiar podría haberla visitado más seguido para asegurarse que estuviera bien, de la misma manera que él y Umiko viajaban para verificar que Nara la pasaba bien en el internado en Italia y luego en el apartamento que compraron para que ella viviera mientras estudiaba en la universidad. - Siento mucho que su familia no la haya valorado como se merece, estimada Dra. Shimizu, pero Los Fukuda aplaudimos las distintas formas de expresarse que tiene la genialidad cuando se manifiesta en las personas. Mi familia no tiene negocios en el área médica, pero si usted se casa con mi nieto, de seguro empezaremos a interesarnos en ellos porque contaremos con una excelente profesional que nos oriente al respecto –le dijo Masaki tratando de consolarla. - Gracias, Fukuda san –soltó llorando aún la médica. - Por favor, si vamos a ser familia, ya no me llame Fukuda san, puede decirme ojii chan –Kazumi dejó el abrazo, el anciano le entregó su pañuelo para que seque sus lágrimas, gesto que ella agradeció. - Si yo puedo llamarlo ojii chan, entonces usted dejará de llamarme Dra. Shimizu –esa réplica le hizo sonreír a Masaki, quien aceptó asintiendo con la cabeza. - Entonces, ¿está de acuerdo en ser la esposa de Shiro? –preguntó Masaki para quedar claros en ese tema. - No puedo aceptar la propuesta que me hace –fue la respuesta de Kazumi. El anciano agachó la mirada, estaba desilusionado porque creía que ella quería lo suficiente a su nieto para animarse ante la propuesta que le hizo-, al menos no puedo aceptarla por ahora –ese complemento de su respuesta hizo que Masaki volviera a mirarla con duda-. Después de haber crecido sin amor, quiero estar completamente segura de que el amor que dice Shiro tener para mí sea verdadero. - ¿Y cómo crees que él te pueda demostrar que te ama sincera y verdaderamente? –preguntó el anciano mirando con preocupación a la médica. - La única manera es hacer que Shiro conozca y goce del mundo que se le facilitará al ser reconocido como el heredero de Los Fukuda, y si después de conocer a hermosas mujeres, lujos y comodidades él se decide por mí, por quedarse conmigo, yo me casaré con él y aceptaré el dejar mi profesión en el pasado con tal de ser una perfecta esposa si así él me lo pide. Hasta eso estaré dispuesta a hacer por construir un hogar a su lado. El anciano la admiró aún más de lo que ya lo hacía al escucharla decir cómo comprobaría que el amor de Shiro por ella era real, ya que su propuesta era dejarlo ser libre, que elija después de conocer la fastuosa realidad que el dinero y poder de Los Fukuda le iban a conceder al ser el heredero de la familia si aún la quería como su esposa o preferiría a alguien más que pudiera conocer después. Kazumi demostraba ser una mujer humilde, generosa, nada egoísta y que quería que fueran sincera con ella, que soñaba con que le prodiguen un amor real, no condicionado a la ilusión que pudiera crear los atributos que ella tenía o a las limitaciones que la otra persona pudiera padecer y restrinjan su capacidad de decisión. - Será como tú digas, Kazumi chan –aceptó Masaki muy complacido de no haberse equivocado en que ella era perfecta para Shiro-, pero te pediré algo mientras mi nieto conoce las maravillas del mundo: que no te alejes de él. Si en este tiempo de prueba él te busca y quiere mantenerte cerca, permítele que así sea, él ya ha sufrido suficiente como para que siga en lo mismo porque no puede estar ceca de la mujer que ama. - Así será, ojii chan, pero le pido mantener en secreto mis sentimientos por Shiro, así como mi deseo de que sea él quien libremente decida hacerme su esposa –el anciano hizo una reverencia aceptando el último pedido de Kazumi. Cinco días después de que Shiro abandonara el hospital y empezara su vida al lado de Los Fukuda regresó al nosocomio ya que había pedido una consulta con Kazumi. En los últimos días, desde que ella lo dejó en la Mansión Fukuda, él no había podido hablar mucho con ella, más que saludarla por las mañanas o recibir de ella un frío «estoy bien». Shiro temía que, tras el cambio que su vida había dado por conocer la verdad de su origen, Kazumi no quisiera seguir viéndolo, saliendo con él, por lo que sin consultar si era adecuado o no, solicitó una cita médica para tener una excusa para verla. Desde que le entregaron el listado de pacientes que atendería esa mañana supo que vería a Shiro. Como era el último de la lista supo que lo vería antes de poder irse a almorzar y terminar con su trabajo por ese día, algo que la tenía nerviosa porque no sabía qué contestarle si la invitaba a pasar la tarde juntos. Masaki había sido claro con ella al pedirle que no aleje a Shiro de su lado, pero la vergüenza que sentía al saber que él la amaba y todo lo que ella se había imaginado al tener una vida de pareja a su lado, además de que ya había visto su cuerpo desnudo por la cirugía que le practicó, no ayudaba a que ella pensara que podría fluir con naturalidad enfrente de su amado amigo, por lo que estuvo rechazando sus invitaciones y llamadas por cobardía. Él llegó dos horas antes de la programación de su cita. No era necesario que arribara al hospital con tanta anticipación, pero lo hizo porque quería asegurarse de poder verla y que no saldría con alguna excusa para no atenderlo, como lo había hecho en los últimos días. Ella tenía la costumbre de levantarse de su silla y caminar con el paciente que acababa de atender hasta la puerta para despedirlo y poder llamar al siguiente, así que cuando se abrió la puerta del consultorio y pudo verla vestida con unos pantalones azules, una blusa blanca y encima la bata que la identificaba como médica, sonriéndole al paciente que se retiraba y al que invitaba a pasar a su consultorio, sintió que, al verla después de esos pocos días que ella se negó en tenerlo cerca, quería llorar por la extrema alegría que llegó a él al poder encontrarse con la mujer que se apoderaba de sus sueños, pensamientos y ganas de existir.
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