II

1981 Words
—¿Está segura de que quiere hacer esto? — el guardia se mostró un poco angustiado ante la petición de la princesa. —Vamos, Jeremy, no es la primera vez que hacemos esto. — exclamó la doncella con ojos lujuriosos. —Que hayamos hecho esto antes no quiere decir que sea más sencillo. —¡Vamos! ¡Quítate los pantalones, Guardia Real Jeremy Vince! El rostro del guardia enrojeció y en seguida sus manos bajaron nerviosamente hasta la hebilla de su cinturón. Muy nervioso desabrochó su cinturón y dejó caer sus pantalones negros dejando a la vista un vulnerable guardia Beta en ropa de interior. —¡Que piernas! — la nada sutil princesa aplaudió ante la vista y sonriendo le dijo: — Mi turno. Natalie tomó los pantalones del guardia y comenzó a ponérselos por debajo de su vestido. ¿Qué estaba sucediendo? El celo y rut de un omega o alfa dominante era excesivamente fuerte. Las feromonas salen sin control del cuerpo acompañados de una intensa fiebre y todo lo que el alfa y omega buscan es procrear y reproducirse cegados por el deseo. Para que el celo de Natalie no afecte a los demás empleados y guardias del palacio, sus padres la mandaban a la Ala Norte, muy lejos del resto del palacio donde estaría a salvo por los próximos dos días o hasta que el celo acabe. La única persona en todo el palacio que estaba autorizada a permanecer a su lado era Jeremy, su guardia personal y de confianza. Siendo Beta no puede captar las feromonas de alfas u omegas así que nunca se dejaría llevar por el celo de la princesa y siempre estaría atento en caso de amenazas. Pero a diferencia de los demás empleados, Jeremy era un poco débil ante lo que pedía la princesa y ella aprovechaba esto para hacer lo que ella quería. Al contrario de lo que todo el mundo pensaba de ella, Jeremy sabía quién era Natalie Vide en realidad. No era para nada como las historias la hacen ver. No es ni obediente ni perfecta, en realidad ella era todo lo contrario: una jugadora. El 80% de las veces en las que tenia su celo, Natalie le pedía a Jeremy un favor muy singular. Le pedía que la llevara a la ciudad a escondidas pues eran pocas las veces en las que podía salir sin supervisión. Ahora que nadie estaba vigilándola más que Jeremy ella podía salir a divertirse sin ataduras. Eso incluía, por supuesto, sexo con alfas de su elección. —Sabe que solo hace mi trabajo más difícil, ¿verdad? —¿No crees que nuestra amistad vale la pena? —No somos amigos. Soy su guardia y debo protegerla. —Has trabajado para mí los últimos 7 años ¿No es suficiente para ser amigos? —No. La princesa se aseguró los pantalones con el cinturón del guardia y luego se quitó la parte superior del vestido para revelar un top corto n***o a juego. Jeremy le tendió su chaqueta y ella se la puso. —Inhibidores. — Jeremy le pasó una jeringa con inhibidores. ¿Qué sería de ella sin los inhibidores? Probablemente ya estaría embarazada a este punto. Natalie se había acostado con innumerables alfas en durante su celo y nunca había quedado embarazada todo gracias a la eficiencia de Jeremy y la calidad de inhibidores que consigue para ella. Jeremy era su chaperón y se hacía cargo de todo para mantenerla segura en sus escapadas a la ciudad. Cuando Natalie estuvo lista y libre de feromonas gracias a la ropa de Jeremy y los inhibidores, ambos se dirigieron a la habitación de al lado que daba a una equina del palacio. Jeremy abrió una ventana y saltó hacia una enredadera. Un pie bajo el otro comenzó a bajar por la gran enredadera hasta llegar sin dificultad al piso. Luego le revisar que no hubiera nadie en el perímetro le dio un silbido a la princesa y le hizo señas para indicarle que era seguro bajar. Así ella saltó sin miedo y comenzó a bajar rápidamente por la enredadera y cuando estuvo cerca simplemente se lanzó hacia Jeremy sabiendo que él la iba a agarrar de todas maneras. El peso de la princesa y la gravedad hizo que Jeremy perdiera el equilibrio y cayera con ella en sus brazos. Al menos pudo protegerla y evitar que se golpee. —¿Estás bien? —le preguntó ella sobre su pecho —Bájese.— dijo con voz baja y ronca — No puedo respirar. —Cretino. No peso tanto. — ella le dio un pequeño golpe en la cabeza y se paró inmediatamente. Jeremy se levantó y respiró profundo. —¿Estás bien? — le preguntó él tocando su rostro — Pareces tener fiebre. —Estaré mejor cuando los inhibidores hagan efecto al 100%. Jeremy escoltó a Natalie por el jardín trasero y salieron por el bosque que está adjunto al palacio. Es de noche, no hay nadie que vigile ese lugar y no hay ningún empleado por ordenes del Rey. Salieron de los terrenos del palacio real y se montaron en un taxi rápidamente para no ser detectados. Jeremy se esforzaba mucho para que Natalie estuviera a salvo así que se aseguraba de tomar un taxi diferente en cada ocasión así como de tomar diferentes rutas y no tener un patrón. —Señor, llévenos a la disco más concurrida a esta hora. — le pidió Natalie muy amablemente. —Sería la Caty Whiz ¿estará bien? — preguntó el anciano señor. —Sí, está bien. — replicó Jeremy El taxi se puso en marcha y Natalie no pudo ocultar su emoción. Hacía meses que no salía a divertirse, no podía quejarse de las atenciones que Jeremy le daba. Estaba feliz de ser su prioridad número uno. Jeremy era el único Beta en todo el palacio así que era el único que podía acercarse a ella en estas situaciones y se sentía afortunada de que sea él y no un depravado demente loco por sus feromonas. Hasta que Natalie conozca a su pareja destinada mantendría a Jeremy a su lado para que la cuide y todo estaría bien. Cuando llegaron a la disco, la cola de espera era de al menos unas veinte personas. Como no podían exponer la identidad de la princesa se formaron en la cola y esperaron una hora y media para poder entrar. El club estaba super lleno y las personas cantaban, gritaban y bailaban como locas. Uno podía sentir feromonas por todo el lugar. ¿Qué pecados no estaban sucediendo en ese lugar? La música a todo volumen resonaba en los oídos de Jeremy como si estuvieran clavándole mil puñales, no le interesaba en absoluto pero debía cumplir con su trabajo y perseguir a una alocada señorita por todos lados. Natalie se unió muy pronto a la pista de baile y comenzó a captar las miradas de muchos Alfas que la miraban con ojos lujuriosos. ¿Por qué su clienta tenía que ser tan sexy? Una bendición para otros podía ser una maldición para el pobre Jeremy Vince. Natalie se acercó a la barra y Jeremy la siguió rápidamente. Natalie ató su abundante cabello dorado en una coleta realzando con cada movimiento sus curvas y haciendo que todo el mundo la vea. —Ya sabes. — le dijo a Jeremy muy coquetamente — Finges ser mi novio si un depravado se me acerca y si no… —Si no te dejo en manos de ese Alfa y la espero fuera de la habitación hasta que terminen. —Eres un buen chico. — ella acarició suavemente el rostro de su guardia y en seguida pidió una bebida al barman. Luego se dirigió de nuevo a la pista de baile con vaso en mano donde un par de alfas se le acercaron rápidamente rodeándola y tratando de rozar su sexy cuerpo con cada movimiento que daban, pero ella los empujó rápidamente y señaló en dirección a Jeremy quien levantó la mano y los miró amenazadoramente como diciendo: “Aléjense de mi omega.” o “Da un paso más hacia ella y los descuartizo”. A pesar de no ser alfa, Jeremy era muy intimidante por su físico de guardia. Se le veía imponente y bad boy. Los alfas que estaban rozando a Natalie se alejaron rápidamente y pronto desaparecieron de su vista. Natalie comenzó a bailar pronto con un grupo de omegas masculinos que eran muy atractivos hasta que un Alfa de cabello oscuro se acercó a ella. Sin ninguna vergüenza él pasó sus manos grandes por el trasero de la omega agarrando todo fuertemente. A ella le gustó su atrevimiento y comenzó a besarlo ansiosamente. Las manos de la mujer recorrieron todo el cuerpo del alfa desde su cuello hasta su abdomen marcad. El Alfa, por supuesto, no perdió el tiempo y comenzó a besar el cuello de Natalie apasionadamente mientras que sus manos exploraban su hermoso cuerpo necesitado. —¿Por qué no vamos a un lugar más privado? — sugirió ella cambiando sus ojos naturalmente azules a morados. —Estaba por sugerirte lo mismo. — los ojos del Alfa también cambiaron de color de marrón oscuro a dorado brillante. Con mucha desesperación el alfa se llevó a Natalie al hotel de al frente y luego de registrarse rápidamente subieron las escaleras hasta encontrar la habitación correcta. Una vez que cerraron la puerta detrás de ellos, las cosas subieron de nivel. El Alfa tomó a Natalie por la cintura rápidamente y con la otra mano acarició su cuello mientras la besaba apasionadamente. Ella tampoco podía contenerse más, pasó sus manos hacia el cinturón del hombre y lo desabrochó rápidamente. El pene del hombre ya estaba erecto. A Natalie le gustó lo que veía, unos buenos 20 centímetros se veían apetitosos. —¿Vas a darme una mamada? — preguntó el alfa besando el cuello de la omega —Eso es tan caliente. —Solo cállate. Ella se arrodilló rápidamente y tomó entre sus manos el pene erecto del alfa. De arriba abajo Natalie movió sus manos haciendo que el alfa comenzara a gruñir un poco. A ella le gustaba que pusieran esa expresión en su rostro. Lujuriosos y sedientos de ella, eso le ponía caliente a mil. Ella pasó sus labios por el glande y con su lengua comenzó a lamerlo. Los gruñidos del alfa comenzaron a aumentar así que Natalie abrió mucho más la boca e introdujo todo el pene dentro evitando que choque con sus dientes. De afuera para dentro, la boca de la mujer se movía constantemente haciendo que el alfa comenzara a perder la cabeza. Él tomó a la chica del cabello y metió su pene lo más profundo posible haciendo que ella clavara sus uñas en los muslos del hombre para resistirse. Luego de unos segundos con el pene frotándose en el interior de su boca y en lo más profundo de su garganta, el alfa gimió y eyaculó dentro de su boca. El hombre sacó su m*****o de la boca de la mujer y ella escupió todo en un pañuelo que cargaba en su bolsillo. —Eres buena en esto. —Eso me han dicho. Ambos fueron a la cama donde ella se quitó el top y el pantalón quedando solo en un brasier de encaje y unas bragas negras muy delgadas que eran más sexy que funcionales. El alfa volvió a ponerse duro al ver el cuerpo de la omega. Ella lo arrinconó contra la cama y se montó sobre él dejando que la tocara tanto como quisiese. Ella tan estaba desesperada por meterse ese grueso m*****o del alfa y que hiciese un desastre de ella. Le gustaba cuando eran duros con ella y que se la cogieran hasta que no pudiese caminar al día siguiente. —Satisfáceme, alfa.
Free reading for new users
Scan code to download app
Facebookexpand_more
  • author-avatar
    Writer
  • chap_listContents
  • likeADD