Capítulo 4

2381 Words
Quince años cumplía Grace y como cada año se iba a realizar una gran fiesta para celebrar un año más de vida de la heredera de Amatista. - Sigo sin entender porque tienen que hacerme una fiesta cada año e invitar a todo el mundo cuando no me caen bien. - Se volvió a quejar Grace frente a sus padres que se encontraban en el trono resolviendo problemas del reino hasta que ella llegó. - Cuando seas reina lo sabrás. - Dijo su padre simple y sencillo. - Ethan, por favor. - Intervino Amelia poniendo su mano en el brazo de su esposo. - Grace, tu padre se refiere a que algún día serás la reina de Amatista y debes tener aliados que te sean fieles y capaces de dar todo por ti, eso solo se consigue compartiendo con ellos y ganándote su empatía. - Grace rodó los ojos con fastidio. - Solo se consiguen aliados falsos que si recibieran una mejor posición o el oro suficiente del enemigo no tardarían en traicionarnos. - Expulsó con toda la razón. - Cada vez estoy más orgulloso de ti hija, sin duda serás una gobernante excelente, igual que tu padre. - Sonrió Ethan. - Pero es por eso que dijiste que siempre debes tenerlos cerca y llenos de lo que quieren para que vean que no hay nadie mejor que tú para seguir. - Ya está hablado Grace. - Sentenció su madre dando por finalizada la conversación. Grace apretó los puños y bajó las pocas escaleras que posicionaban el trono más alto del suelo para caminar a paso firme y haciendo resonar sus tacones. Abrió la puerta con sus poderes sobre el viento faltando varios metros para llegar sin importar que la vieran. - ¡¡GRACIA !! - Gritó Ethan tan fuerte que se podría decir se escuchó fuera del castillo, pero a la princesa le importaba poco y ni siquiera miró hacia atrás ya que sabía lo que le iban a decir. - Si ustedes no respetan mis decisiones yo no tengo porque respetar sus imposiciones. - Dijo antes de atravesar la puerta y salir echando humos, literalmente, de sus cabellos salía humo pero, nadie le prestó atención. Horas después se escuchó una carroza llegar al palacio, Aimee desde su cuarto vio que se trataba de una carroza Entreidentiana o mejor dicho de la realeza. La chica corrió saliendo a toda prisa y en el camino vio a Grace hablando con una de las damas y sin permiso alguno la tomó del brazo arrastrándola por los pasillos. - ¿Qué sucede, Aimee? - Se detuvo en las escaleras para explicar rápidamente. - Arthur acaba de llegar. – Respondió simple y siguió arrastrando a su hermana. - Está bien, vamos, pero no tienes que arrastrarme por todo el castillo para eso. – Se detuvo Grace de nuevo. Juntas salieron a recibir a los recién llegados con una sonrisa, pero esta se borró cuando vieron a la princesa pelirroja bajar como si el mundo estuviera a sus pies. - ¿Y esas caras chicas? – Preguntó Melody con burla. Grace y Aimee hicieron una reverencia de mala gana como saludo y Melody imitó su acción aunque tampoco le agradaba la idea, pero sus maestras de etiqueta y protocolo le habían enseñado que lo primero era ser educado aunque fuera con tu peor enemigo. - Es la única cara que tenemos. - Respondió Aimee. - ¿Cómo están chicas? - Saludó Arthur besando el dorso de la mano de ambas princesas. - Estábamos súper bien hasta que notamos una presencia maligna y molesta. - Grace tampoco titubeó, pero Melody rodó los ojos sin importarle lo que ambas dijeran. - Yo tampoco estoy muy contenta de estar aquí, pero nuestros padres no podían venir y nos mandaron en su lugar. - Informó - Tendrán que aguantarse. - El castillo es bastante grande no tenemos que vernos la cara a menos que sea por obligación. - Respondió Grace. - Ya basta, chicas. - Intervino Arthur antes de que las tres chicas se sacaran los ojos. - ¿Por qué no dan un paseo mientras yo me encargo de que guarden sus cosas y recibo los regalos? - Propuso Aimee. - Me parece perfecto. - Sonrió Arthur cruzando miradas con la heredera que se sonrojó al instante. - A mí también. - Murmuró esta. Arthur extendió su mano y cruzó su brazo con el de ella. - ¡Vamos! ¿Qué estamos esperando? - Se invitó Melody que celaba a su hermano como si fueran pareja. Aimee la tomó del brazo mientras sonreía con falsedad y entre dientes dijo: - Tú no. - Melody la miró matándola de pensamiento, apretó la mandíbula y se sacudió el agarré de Aimee para entrar dando largas zancadas al palacio. Arthur y Grace galopaban cada uno en un corcel adentrándose al bosque. Arthur llevaba la delantera en un galante corcel n***o con manchas blancas y grises mientras que Grace lo seguía en su amado Sultán, de color marrón. - ¡Vamos, Sultán! - Animó Grace golpeándolo levemente. Sultán obedeció y en menos de un segundo ya había alcanzado a Arthur y a Rompe Vientos, que era el nombre que recibía el corcel que este montaba. - Sultán es muy veloz. - Elogió el príncipe después de que se detuvieron en un claro y dejaron a ambos animales bebiendo de un estanque. - Así es. - Asintió Grace orgullosa y acarició la cabeza de Sultán levemente. Empezaron a caminar sin rumbo alguno mientras Arthur miraba a Grace de reojo, la veía como un ángel. Ella era hermosa y tierna, el príncipe lo apreciaba y sentía cosas extrañas a su lado que no sabía describir además de que le encantaba pasar tiempo con ella y tener su compañía. ¿Qué es lo que sentía por ella? Era la pregunta de siempre. - ¿Cómo se siente ser la heredera al trono Amatista? - Preguntó rompiendo el silencio. La chica lo miró quitando un mechón de cabello de su rostro y deslizandolo tras su oreja un acto que hizo que Arthur se sonrojara y apartara la mirada para que esta no lo notara. - Creo que igual que como se siente ser el heredero de Entreident. - Respondió ella. - Responsabilidades por aquí y por allá, los reyes enseñándote política y economía, etc... - Te equívocas. Es muy diferente porque el heredero de Entreident no tiene magia que le haga las cosas más difíciles, o más fáciles, depende desde donde lo veas. – Se encogió de hombros. - Tienes razón, se siente horrible tener que estar pendiente de que nada a tu alrededor se congele, no perder la calma y descontrolarte frente a todos. No sé ni quién soy yo porque siempre tengo que actuar como otra persona y no ser yo misma. - Un suspiro escapó de sus labios. - Siempre te voy a apoyar, Grace. Y tú eres  especial, eres el mejor ser humano que he conocido y la chica más linda y valiente también. - Dijo este acercándose a ella, pero al tocarla apartó la mano de inmediato. - ¿Qué pasa? - Preguntó ella asustada. - Estas ardiendo, Grace y no en el buen sentido. - Grace se miró las manos y de estas salían pequeñas llamas entre los dedos. - Oh no. - Murmuró asustada y segundos después el fuego se expandió por su cuerpo. - Debes mantener la mente en cosas frías, Grace. – Trató de ayudarla Arthur. - Eso intento. - Dijo esta cerrando los ojos preocupada por no lastimar a su amigo. - Arthur, ve por Aimee que me traiga un vestido, nos vemos en el lago. - No te dejaré sola aquí. - Negó. - ¡¡Vete!! - Le gritó. - Si no lo haces te mandaré volando. - Amenazó. Arthur asintió y corrió hasta donde se encontraba Rompe Vientos para partir a todo galope hacia el castillo. Grace había logrado mantenerse fría después de unos minutos y con su magia había dado vida a los arbustos que su inesperado fuego había quemado. Ahora se encontraba sentada a orillas del lago con los pies adentrados en este para más seguridad. Escuchó ruido detrás de los árboles y se puso de pie en posición de pelea la cual deshizo al ver a una muchacha de cabello corto castaño y ojos grandes, se podría decir que una campesina. - Hola. - Saludó la chica, Grace la miró escéptica sin saber que decir o si había visto lo ocurrido en el bosque. - Me llamo Gema ¿Qué haces por aquí? - Vengo muy seguido de paseo por estos lares y nunca te había visto, soy Lucía por cierto. - Mintió Grace. - Es porque ando por diferentes lugares, ya sabes, recogiendo leñas. - Le señaló la carreta llena de troncos y ramas. - Entiendo. – Asintió Grace mirando el carrito de madera. - Eres de la realeza ¿Verdad? - Indagó Gema. Los nervios invadieron a Grace, pero no lo demostró. - ¿Por qué lo dices? - Frunció el ceño. - Tus ropas, o bueno lo que queda de ella. - Respondió refiriéndose a que su vestido estaba vuelto arapos después del "incendio" - No lo soy, solo soy de buena familia. – Respondió evitando la verdad una vez más. - Bien, bueno seguiré con mi recorrido a ver si encuentro algo más. Espero verte pronto por aquí de nuevo. - Se despidió la chica de ojos grandes. Grace suspiró aliviada y se dejó caer en la orilla del lago otra vez pensando en que estuvo cerca. Aimee y Arthur no tardaron mucho en llegar y Grace suspiró ya cansada. Les contó lo que había ocurrido con la chica extraña del bosque haciendo que ambos se miraran a los rostros confundidos. Marcharon al castillo sin decir una palabra al respecto donde procedieron a prepararse para la fiesta que sería en un par de horas. El tiempo transcurrió más rápido de lo esperado y todos se encontraban celebrando en la fiesta menos Grace, estaba cansada de bailar con desconocidos príncipes que de paso querían cortejarla. - Quita esa cara Grace, parece que estás en tu funeral y no en tu cumpleaños. - Dijo Ethan apareciendo de la nada. - Deberías buscarle un marido, Ethan. - Dijo la reina de Caudhope, mejor conocido como Wolves Terra o tierra de lobos. - Galadriel estaría honrado de cortejarla. - Palmeó el hombro de su hijo, el tercer hijo de ambos reyes quien sonrió ante lo dicho por su madre. - Mi hija aún está muy joven para buscar marido. - Gruñó Ethan interrumpiendo lo que Grace iba a decir. - Yo me casé a los dieciséis, nunca se es muy joven. - Se encogió de hombros. - No me interesa hacer alianzas con tu reino, Natsuki. - Escupió las palabras. - ¿Pero con Entreident si? No me sorprendería que hayan hecho un trato de alianza con Katrina y José antes de que siquiera Grace naciera. Aimee estaba más que aburrida en la fiesta ya que ese no era su ambiente, no le gustaba sentirse una princesa mimada. Lo odiaba.  Observó que todos estaban enfocados en sus cosas y decidió marcharse de la fiesta hacia donde sí se sentía cómoda. Los pasillos hacia el campo de entrenamiento no tenían mucha claridad, pero si la suficiente para ver el camino, o eso pensó hasta que se topó de golpe con alguien que la hizo caer al suelo sentada, el sonido de algunas cosas de metal cayendo al suelo la hicieron abrir los ojos con rapidez encontrándose con un chico alto de cabello oscuro más o menos de dieciséis o diecisiete años de edad. - Princesa. - Jadeó el chico con los ojos abiertos dejando ver a Aimee unos lindos ojos color verde. - Disculpe majestad, no fue mi intención yo... yo no la vi. A Aimee le pareció bastante tierna la forma en que estaba por los nervios y aprovechó para ponerse de pie. - No te preocupes, está bien solo fue un accidente que le puede pasar a cualquier persona. - Se encogió de hombros. - Usted no es cualquier persona, es la princesa. - Dijo el chico con la mirada gacha. - Ya te dije que no pasa nada, de haber sido mi hermana si estarías en problemas, pero por suerte no ¿Quién eres? Por cierto. – Curioseó como de costumbre. - Mi nombre es Green, soy hijo del herrero real. – Se inclinó en una reverencia. – Para servirle, Alteza. - No te había visto antes por aquí. - Ladeó la cabeza. - Es que no acostumbro salir de mi área de trabajo. - Aimee asintió e iba a continuar interrogando al chico cuando escuchó gritos en la fiesta, y no eran gritos de alegría. - Discúlpame Green, pero tengo que irme, espero verte pronto. - Se despidió y volvió sus pasos corriendo haciéndose una imaginación de lo que podía haber hecho Grace pro sabiendo que no lograría sacar a Green de su mente en toda la noche. Al llegar a la fiesta buscó con la mirada a su hermana y lo que vio la dejó horrorizada. ***** - ¿A qué se refiere con eso papá? - Preguntó Grace con el entrecejo fruncido. - Nada hija, esta mujer solo quiere inyectar veneno. - Dijo provocando una risa por parte de Natsuki. - Seguro, no seas tan ciega querida. - Dijo y señaló a Arthur que estaba a unos metros de ellos. - No me obligues a expulsarte del palacio. - Amenazó Ethan. Grace en su lugar inmóvil solo pensaba en las palabras de la reina y lo que había querido dejar dicho, eso la estaba sofocando. Una lámpara de fuego que había cerca de ellos tembló y por arte de magia el fuego corrió hacia Grace que se cubrió con su brazo izquierdo haciendo que este se incendiara por completo. Los gritos no se hicieron esperar, pero Grace no sentía dolor ni nada. - ¡Grace! - La tomó su padre y la sacó de allí alejándola del fuego y echándole jugos y bebidas que estaban para apaciguar el fuego, pero este no cedía, tener vida propia. Grace veía a todos mirándola con horror y se sintió mareada, Arthur y Aimee se acercaron a ella y fue lo último que vio antes de caer rendida al suelo. Entonces las llamas se apagaron. ****** Cierta chica caminaba de regreso a casa cuando sintió algo caliente en su brazo izquierdo. Se lo tocó por inercia y si estaba caliente, pero nada más. Siguió caminando hasta llegar a su destino, donde sus pies desnudos tenían lugar paracado había muerte y pudrición, arbustos marchitos y frutos putrefactos. Eso le desagradó bastante, pues ella odiaba hacer eso. - Gema. - Ella levantó la mirada hacia la anciana. - Termina de llegar y entrega lo que te encargué.
Free reading for new users
Scan code to download app
Facebookexpand_more
  • author-avatar
    Writer
  • chap_listContents
  • likeADD