Capítulo 5

1740 Words
El sol aún no había salido, era bastante temprano ya penas se veían a los lejos los primeros rastros del inminente amanecer. Ese no era problema para Aimee que se encontraron en ese momento en una batalla donde ella con su látigo estaba ganando.  Tenía el arco en su espalda y un carcaj aun lleno de flechas después de todos sus aciertos a los blancos del campo de entrenamiento, derribo el último maniquí de entrenamiento de una patada proclamándose ganadora en su batalla imaginaria. Esa había sido su forma de empezar el día desde que encontró la forma de escabullirse y poder entrenar con libertad, ella no se consideraba como las demás chicas del reino y mucho menos una princesa, le aburrían esas cosas, los vestidos le pesaban horrores y los peinados le hacían doler la cabeza, los zapatos hacían sentir sus pies en una tortura interminable. Para ella era más fácil llevar pantalones y blusas de cuero junto a una cazadora, prefería llevar botas y el cabello atado en una trenza sencilla, alegría llevar un carcaj lleno de flechas en la espalda y el arco en lugar del corset, pero debe fingir ser la princesa perfecta junto a Grace y buscar un marido para hacer una alianza, o mejor dicho, ser un objeto. Odiaba eso con todo su ser. Ella sabía muy bien que si los reyes se enteraban de esto encerrarían en una torre. Dio un suspiro y volvió a la carga, movía el látigo como si fuera algo realmente fácil, como una extremidad de su cuerpo. Detrás de una columna a unos metros de Aimee la observaba el chico que daría lo poco que poseía por poder hablar con ella o por lo menos que ella notara su presencia. Desde aquella noche Green no había dejado de pensar en la princesa, la descubrió un día que fue a cambiar las espadas y la vio cruzar el campo de entrenamiento para tomar el arco, ella no lo vio y continuar con lo suyo, Green se sorprendió al ver su destreza y su estupenda puntería. Le alegraba muchísimo verla entrenar porque sabía que eso hacía feliz a ella. Dejó escapar un suspiro y sonrió para mismo. Algunos pasos cerca de él hicieron que girara sobre sí mismo y se ocultara mejor, alcanzar a ver como Vidar, uno de los mejores soldados del reino caminaba a paso firme y hacia Aimee que al notar su presencia se detuvo de lo que hacía. - ¡¿Qué estás haciendo aquí niña ?! - Preguntó con notoria molestia. - Estaba regando el jardín. - Respondió ella cruzándose de brazos. - Este no es lugar para niñas, aquí solo se aceptan hombres, mocosa. - Ella apretó los dientes y se puso más recta para hacer frente aunque comparada con la altura y anchura de Vidar ella parecía una hormiga - Yo puedo estar donde se me dé la gana, no eres nadie para decirme o no. - Lo enfrentó sin miedo alguno. - Estoy seguro que el rey estaría de acuerdo conmigo. ¡El lugar para las mujeres es en la cocina! - Respondió el soldado tan machista como siempre. - ¿Qué está pasando aquí? - Preguntó Rafael, el comandante general de toda la armada real, a su lado estaba David, hermano de Rafael y el segundo general. Aimee casi sonríe al verlos, pues más de una vez ellos le habían ayudado a entrenar pero David no estaba al tanto de eso. - Esta niña debe estar en su lugar y no aquí. - Señaló Vidar haciendo una mueca con los labios. - Ese no es problema, Vidar, la princesa puede estar donde quiera. - Dijo David. - ¡¡Ella no puede estar aquí!! - Gritó molesto de que le llevaran la contraria. - Y menos entrenar. - Los demás soldados ya habían llegado y observaban la escena. Aimee se aprovechó de eso para burlar al soldado. Ella sabía que la mejor forma de derrotarlo era dándole en donde más le dolía, su ego y machismo. - ¿Por qué no? ¿Acaso tienes miedo de que esta niña te gane en batalla? - Eso hizo enfadar aún más a Vidar. - Aimee por favor. - Trató de intervenir Rafael, pero Aimee se adelantó subiéndose en un banco de madera y alzando la voz. - ¡Todo aquel que piense que soy solo una niña que debe estar en la cocina venga y se enfrente a mí, lo reto a una pelea! - Todos jadearon y abrieron los ojos sorprendidos ante tal osadía - No soy una princesa, soy una guerrera y los venceré solo con esto. - Tomó su látigo y se los mostró - Será mi única arma. - ¿Qué estás haciendo? - Preguntó Rafael nervioso, pero ya era muy tarde. - Confía en mí. – Le guiñó un ojo segura de si misma. ******** Grace se despertó esa mañana con una angustia en el pecho y esta no pasó después del baño ni cuando las doncellas empezaron a ponerle conversación. - ¿Alguna de ustedes ha visto a mi hermana? - Preguntó. - Yo la vi muy temprano en la mañana, ni siquiera había amanecido aún. - Informó una de ellas. - ¿Dónde? - La doncella en ese momento tragó saliva tratando de buscar algo en su cabeza para no meter la pata. - En los pasillos. - Soltó de golpe. - No sé hacia dónde iba. Una brisa gélida entró por la ventana a pesar de que ya habían salido los primeros rayos del sol, Grace sintió como la acariciaba y cerró los ojos un breve momento. «El campo de entrenamiento.» Ella palideció al instante comprendiendo a que se refería. Se puso de pie como un resorte y salió disparada hacia los pasillos. ******* Seis hombres rodeaban a Aimee y estos mostraron sus espadas listos para la batalla. Green observaba asustado desde la columna que ya no se había preocupado por usar para esconderse sino que estaba a la vista de todos, pero nadie lo había notado. - Ya es hora, denme todo lo que tienen. - Murmuró Aimee y el primer solado se lanzó contra ella. Logró esquivar el primer golpe de espada agachándose y golpeó la pantorrilla del soldado haciéndolo caer, dos soldados más se lanzaron hacia ella y evitó ser cortada por la mitad dando pasos hacia atrás, al siguiente segundo vio como los mismos dos se movían sincronizados y lanzaban la espada hacia ella en un movimiento tan rápido que solo pudo esquivar haciéndose hacia atrás, vio como las espadas formaban una X que bien le habían cortado la cabeza de haberla alcanzado. En un movimiento ágil giró sobre sí misma y desenvolvió su látigo atando con este a los dos soldados y chocando sus cabezas dejándolos inconscientes. - Dos menos, faltan cuatro. - Contó. Agitó su látigo una vez más enroscándolo inesperadamente en el pie de una de los cuatro restantes y lo jaló hacia ella usándolo como escudo para el golpe que le lanzó el soldado que antes había derribado, su escudo humano quedó paralizado y aturdido, esto le sirvió a la chica para usarlo como trampolín y saltar sobre el otro dándole una patada en la nuca y dejándolo caer al suelo, en el aire giró y cayó sobre el que había previsto desarmándolo al instante y con la misma espada golpeándolo en la frente. Con la misma espada se puso de pie y cortó en la pierna al que antes había golpeado en la pantorrilla sacándolo de la partida. Tres soldados más se sumaron a la batalla por lo que ella tuvo que esforzarse más y moverse más rápido, los soldados estaban bien entrenados y tenían experiencia, pero eran lentos y su experiencia los hacia predecible para ella así que eso les complicó aún más la cosas. Con una patada alejó a uno que iba a golpearla y este chocó con otro que estaba detrás, otro la tomó de la mano y la hizo girar al piso cayendo de boca, uso eso a su favor cuando el siguiente soldado corrió hacia ellos y con su pie hizo que cayera sobre el que la presionaba, se movió justo a tiempo para que todo el peso no quedara sobre ella, golpeó sus cabezas con la rodilla y los dejó fuera. Los demás volvieron a la carga y fueron aún más fácil por la distancia, Aimee solo tuvo que agitar el látigo y ambos cayeron al suelo con una fea herida en los costados. - Siete están fuera, solo queda uno. - Se giró y miró a Vidar. La respiración de ella era agitada y el sudor la cubría, pero la determinación en su mirada la hacía ver como una fiera peligrosa. Vidar dio pasos al frente y desenvainó su espada, Aimee apretó su látigo y para sorpresa de todos lo envolvió en su brazo como si de una serpiente se tratara. - Verás que tú lugar es la cocina. - Gruñó haciéndola sonreír para su sorpresa. Vidar arremetió contra ella con un grito de guerra, pero Aimee no se movió, estaba a solo dos metros de ella y acercándose rápidamente y no hacía un solo movimiento. Cuando tuvo la espada de Vidar a solo tres pulgadas de distancia se corrió por el suelo y esquivó el golpe. Vidar era grande, pero más rápido que los otros y más fuerte. Volvió a atacarla y ella saltó volviendo a esquivar, se movían tan rápido que parecía irreal, pero era cierto. Aimee tenía un plan y Vidar se dio cuenta de ello minutos después cuando vio a la chica dejar de esquivar y enfrentarlo. Era rápido, fuerte y ágil, pero no muy inteligente. Aimee era más joven y por lo tanto tenía más energía la cual aprovechó cuando el soldado empezó a ralentizar sus movimientos, agotado. Le lanzó un corte con la espada que Aimee no esquivó sino que detuvo con su brazo donde tenía el látigo usándolo como escudo, levantó con fuerza y se acercó a milímetros de Vidar que no cabía del asombro, con su mano libre le torció la muñeca diezmándolo y desenvolvió el látigo que con un solo salto de su parte terminó envuelto en el cuello de Vidar. Todos miraron a la princesa sorprendidos. - Si tanto calor hace en la cocina entonces para que te molestas en venir. - Se burló ella para soltarlo luego. David y Rafael la miraban orgullosos mientras ella se alejaba de su último contrincante que trataba de recuperar el aire a sus pulmones, pero eso era menos importante que su orgullo pisoteado así que tomó su espada del suelo y se levantó contra Aimee dispuesto a cortarla por la mitad, ya no había tiempo ni forma de esquivar aquel movimiento letal. 
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