Capítulo 3

1548 Words
El tiempo seguía pasando y Grace ya tenía 12 años. Había logrado dominar el poder sobre el viento que aunque pareciera ser el más sencillo e inocente no lo era. El viento podía ser tan destructor como el fuego, asfixiante como el agua, vivo e impredecible como la naturaleza, potente y filoso como un trueno o el hielo. Se encontró dando vueltas en su habitación, aún no presenciaba su nuevo poder como cada tres años y pasado semanas desde que cumplió los doce y aún nada. Tenía miedo y no salía de su cuarto, no dejaba que alguien entrara y estaba con ella más del tiempo necesario y solo si era necesario. Pensaba en que su poder podía lastimar a alguien sin querer en el momento que despertara si estaba acompañada. Aimee le había dicho que tal vez ya no tenía más poder oculto, pero ella sintió que estaba ahí, sintió la energía en su interior vibrando ya punto de escaparse de sus dedos. - ¡Grace! ¡Ábreme! - Volvió a insistir su hermana que iba todos los días a decirle a Grace que la dejara entrar durante horas, pero su respuesta era siempre la misma. - Ya te dije que no puedo Aimee. - Respondió contra la puerta. - ¡¿Por qué ?! - Suplicó. - Me iré a dar un laaaaaaaargo baño para no escucharte otra vez. - Respondió aburrida mientras se quitaba su vestido de encima. Entró a bañarse durante un buen rato, al salir decidió lavarse los dientes y abrió el grifo. Mientras pasaba el cepillo por su boca se perdió en sus pensamientos sobre su nuevo poder dejando el grifo abierto. Un hilo de agua comenzó a subir lentamente hasta el espejo haciendo que Grace lo notara, pero no le prestara atención y pusiera su mano sobre el haciéndolo descender. El hilo de agua volvió a subir en el momento en que se iba a enjuagar la crema dental. Al dirigir su vista al chorrito de agua este se hizo una burbuja. Jadeo de sorpresa y la burbuja se deshizo. Meditándolo unos minutos se dio cuenta que su poder nuevo era el agua. +++++ Los días pasaban y era muy difícil para Grace controlar su poder acuático. Se pasaba los días enteros practicando y haciendo burbujas, pero era muy difícil. - ¡Rayos! - Se dejó caer después de otro fracaso. - Lo logrará cálmate, respira y concéntrate. - Le indicó Aimee mostrándole como debe respirar. - Ya me has dicho eso en todo el día todos los días y no funciona. Dominé los otros ¿Por qué no puedo con esté? - Se mostró frustrada la mayor. - Tú cabello. - Susurró Aimee. - Lo sé, no ha cambiado. - Aimee negó. - Lo acaba de hacer. Está más oscuro Grace. - negó su hermana asombrada por el cambio repentino frente a sus ojos. Grace corrió al lago y miró su reflejo, definitivamente su cabello era castaño y el color cubría las puntas lentamente. - ¡Es increíble! - Exclamó sorprendida también. - Si lo se. - Asintió la menor mirándola al cabello - Vamos a casa. Mañana volveremos a intentar. - Suspiró Grace cansada. Ambas niñas caminaron hasta el castillo, al entrar evitaron encontrar a cualquiera de las personas que allí habitaban y se encerraron en el cuarto de Grace. - Aimee, tienes que buscar a mamá y papá, ellos deben saber. - Dijo Grace contemplando su cabello en el espejo. - No, si lo saben te van a encerrar aquí o en la torre más alta del castillo y no queremos eso. - Respondió la niña sentándose sobre un cojín. - ¡¡Huuuy !! ¡Una paleta! - Grace rodó los ojos porque definitivamente su hermana no iba a cambiar nunca su debilidad por los dulces. Grace se puso a dar vueltas por todo el cuarto mientras pensaba, pero nada llegaba a su mente aunque claro estaba que no podía ocultar el cambio de color en su cabello aunque sus ojos seguían siendo azules, extraña combinación. Al llegar la noche no hubo pretexto valido para que ella no estaba en la cena y como era de esperarse sus padres miraron extrañados el oscurecimiento de su cabello, compartieron una mirada suspicaz para luego la reina mandar a los sirvientes a la cocina y poder quedarse a solas. - ¿Cómo ha sido su día, niñas? - Preguntó la madre de estas posando su mirada en ambas hermanas. - Bien mamá, no hemos hecho nada nuevo hoy y Grace se la pasó con un libro enfrente toda la tarde. - Respondió Aimee ya que Grace había entrado en pánico tras la pregunta y su hermana lo había notado. - ¿Grace? ¿Qué tanto piensas? - Preguntó el rey Ethan. - Yo ... bueno ... ah ... yo pensé ... digo pensaba en ... en el príncipe Arthur. - Sonrió nerviosa. - Eso es una buena señal. - Dijo Ethan para sorpresa de ambas. - ¿Ha habido algún cambio en ti, Grace? - Interrumpió Amelia - Además de tu cabello, claro está. - No, ninguno. Ya me acostumbré a los raros cambios de mi cabello. - Se encogió de hombros. La reina levantó las cejas no muy convencida e iba a volver a preguntar cuando Aimee provocó su propia caída al suelo de mármol. Ambos reyes se pusieron de pie y fueron en la ayuda de la princesa caída lo que no sabían era que Aimee la había hecho a propósito para que posaran su atención en ella y no notaran como del vaso frente a Grace empezaba a salir un tentáculo de agua. - ¿Estas bien? ¿Qué pasó? - Preguntó la reina preocupada. - Creo que estoy algo cansada, no he dormido bien en la noche y me está dando algo de mareo. - Sonrió nerviosa y miró a Grace que ya había arreglado el problema con el agua. Debido a la caída de Aimee la cena terminó antes de lo pensado y las princesas pudieron irse a sus cuartos y respirar profundo. Durante semanas Grace se mantuvo incesante practicando y tratando de controlar su nuevo poder, pero solo lograba hacer burbujas y sacar tentáculos de agua del lago. Como todas las semanas la maestra Marlea asistió a dar clases de danza a las dos hermanas, Grace iba de maravilla mientras que Aimee seguía teniendo problemas. - Princesa Aimee ¿Alguna vez a nadado? - Preguntó la maestra poniendo dos dedos en el puente de su nariz. - Por supuesto. - Respondió ofendida ella. - Entonces imagine que está en el lago y la rodea el agua, déjela fluir y déjese llevar por la corriente que en este caso es la música. – Indicó con la esperanza de que Aimee pudiera bailar. - Está bien. – Aceptó la chica tomando una bocanada de aire. Aimee cerró los ojos y concentrándose solo en la música logró seguir los pasos de Grace que era su pareja y no solo eso, sino que cuando bailó sola parecía en serio haber aprendido milagrosamente, hasta que tropezó con sus propios pies en uno de los pasos. La reacción de la maestra fue la que menos esperaba la niña. - ¡Muy bien hecho, Alteza! - Aplaudió ella contenta. - Por primera vez la vi bailar y no se preocupe por lo del tropezón quedó espléndido todo el baile y sé que mejorará tanto como su hermana. - Ya es hora de irse, Marlea. - interrumpió Grace y por primera vez la maestra no parecía querer salir huyendo de allí. - Lo sé, Alteza, hasta la próxima clase. - Se despidió ella de lo más feliz. - ¡¡Lo hice!! - Gritó Aimee lanzándose encima de su hermana y cayendo las dos al suelo entre risas. - Aimee, la maestra me dio una idea que tal vez funcione para controlar el agua.  - Dijo Grace después de unos minutos. - ¿Y qué hacemos aquí? – Cuestionó l menor poniéndose de pie y ayudando a su hermana que apenas se había parado estaba pasando las manos por su vestido quitando arrugas invisibles. - Necesitamos esperar para venir en la noche después de cenar. - Aimee asintió entendiendo. Al llegar el momento Grace atravesó la puerta del salón de baile, Aimee no había logrado escapar de las garras de su madre. Se acercó a la caja de música e hizo sonar su melodía favorita. Dejó los vasos de agua en sus lugares formando un círculo y se posicionó en el centro de este. Cerró los ojos y tomó aire luego se dejó llevar por la música y hacia una danza con sus manos y sus pies casi imperceptible. Al abrir los ojos quedó maravillada al ver que a su alrededor habían varias formas de figuras que salían de los vasos de agua que parecían no terminarse. El agua brillaba y Grace no pude evitar querer tocar el agua en el aire, pero al hacerlo esta no se movió y el agua si mojó la mano de la princesa. Era maravilloso. - No es tan difícil mantener el equilibrio. - Dijo la voz anciana saliendo de las sombras - Espero que ya estés lista. - ¿Ya es hora? - Preguntó la joven bajando de la nube. - Busca esto. - Le tendió un trozo de papel con algo escrito - Al regresar te diré para que lo usaras porque lo necesitaras. - Soy la heredera, solo yo debo reinar. - Se quejó ella. - Lo sé, pero hasta ahora hay alguien más en el trono y el bosque espera que ella vaya a ocupar su lugar así que te recomiendo que busques eso o no podrás usar tu poder.
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