Capítulo 2

908 Words
Con el paso del tiempo Grace aprendió a usar su poder sobre la naturaleza y podía hacer terremotos, hacer crecer flores y árboles o marchitarlos, podía sentir todo sobre la tierra y llevarse bien con los animales sin importar especie. Las cosas se complicaron un poco más cuando despertó su poder sobre el aire y sin querer salió volando de su cuarto, esto sucedió dos días después de su cumpleaños número nueve. Su cabello se había oscurecido un poco más y ya no era rubio. Todos se preguntaban como de un rubio platino pasó a un color miel en nueve años sin pintarse, pero los reyes ignoraban las preguntas ya que ellos también tenían esas dudas. El príncipe Arthur se había encargado de ayudar a sus amigas aunque sus reinos quedaran separados por varios kilómetros. Cada vez que iban de visita insistía para quedarse unos días. En este momento se encontraban los tres en el claro del bosque donde siempre Grace practicaba escondida de los reyes y de las demás personas para controlar sus poderes y no hacer un desastre enfrente de todos. Sus padres le están prohibidos usarlos y hasta dejar que se desarrollen, pero era algo que se estaban sus manos. - Ya te voy a bajar, Aimee. - Avisó Grace mientras bajaba despacio sus manos y así también a su hermana que se encuentran levitando varios metros sobre el suelo. - Está bien, pero con cuidado. - Pidió la pequeña. Grace no quitó su vista de Aimee mientras bajaba lentamente sus manos y así a su hermana que reía por las cosquillas que le causaba el aire move a su alrededor. Segundos después ya estaba en el suelo sana y salva. - Bien hecho Grace, aprendes rápido. - Le dijo Arthur mientras se acercaba a ambas. - ¡Arthur! - Gritaron las hermanas cuando lo vieron y corrieron hasta él para abrazarlo. - Sé que me aman, pero hay Arthur para todas. - Bromeó el príncipe. - Tonto. - Le dijo Aimee y le golpeó el hombro. - ¿Qué haces aquí? - Preguntó Grace. - Nariz. Tal vez mi madre vino de visita a ver a su gran amiga la reina Amelia y yo vine con ella, además de que tengo planeado convencerla de dejarme hasta la fiesta de primavera. - Les guiñó un ojo a ambas niñas. - ¡Genial! - Exclamó Aimee tan hiperactiva como siempre. - Que bueno, Arthur. - Dijo Grace también feliz, pero menos efusiva. - Y así podrá ser a ti a quien Grace levante por los aires para practicar - Sonrió con inocencia Aimee. - Yo siempre quise volar como un ave. - Agregó el chico levantado la mirada al cielo. Grace no perdió tiempo y giró su muñeca derecha haciendo que Arthur volara por los aires dos metros de altura. Aimee empezó a reír. Después de unos minutos Arthur tomó más confianza y disfrutaba estar levitando. Grace escuchó de repente el ruido de caballos golpeando el suelo y lanzó a Arthur sobre un árbol de manzana asegurándose que una rama lo atrapara sin lastimarlo. Un caballo del castillo se aceró y tras el muchos más, tenían de jinetes a algunos de los soldados del reino quienes ignoraron a los niños. Cuando ya no había peligro de que vieran a Grace usando sus poderes bajó a su amigo. - Te agradecería que la próxima vez me avises antes de lanzarme contra un árbol. - Se quejó el príncipe. - No seas quijica. - Se burló Aimee. - Regresemos al castillo, algo está pasando o los soldados no estarían en el bosque. - Intervino la rubia. - Estoy de acuerdo, vamos. - Concordó Arthur. Una vez en el castillo ambas princesas fueron a su clase de danza mientras Arthur paseaba por el castillo con su madre y Amelia. - Mamá ¿Puedo pedirte algo? - Preguntó el chico en cierto momento. - Si, hijo, dime. - Respondió su madre poniendo su atención en él. - Quería pedirle a su majestad que me permita quedarme en amatista... – Su frase fue interrumpida por la reina de Amatista. - Me parece una buena idea. – Expuso feliz Amelia - Se puede quedar hasta la fiesta de primavera. - Bueno, si no es ninguna molestia o inconveniente para Amelia está bien. Te puedes quedar Arthur. – Accedió Katrina. Este asintió y salió del salón donde se encontraban ambas reinas. - Tu hijo es encantador y me gusta que esté aquí, le hace bien a Grace. - Fueron las últimas palabras que escuchó antes de ir en busca de sus amigas. Mientras tanto en el salón de baile la maestra de danza, Marlea estaba regañando a Aimee por tener dos pies izquierdos. - Tienes que estar recta. – Sugirió y Aimee volvió a caer de sus propios pies. - ¡Es una pérdida de tiempo! – gritó frustrada la maestra. - Ya es su hora de irse. - Murmuró Grace interviniendo antes de que a la maestra le diera un ataque. - Gracias al cielo. – Suspiró, tomó sus cosas y se fue. En ese instante entró Arthur. - Adivinen quien se queda hasta la fiesta de primavera. - Ambas niñas saltaron de alegría. - Haremos muchas cosas en estos días. - Afirmó Grace. +++++ En alguna parte del bosque una chica miraba al cielo. Veía como la tercera estrella se alineaba. - Acros. - Soboreó en sus labios esa palabra. - La tercera estrella casi está en su punto. - Susurró la voz ronca entre las sombras. - Lo sé, pronto me libraré de ti. - Escupió con asco. - Eso quisieras, pero sabes que aún falta mucho tiempo. – Respondió la anciana con una sonrisa maliciosa. 
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