CAPÍTULO VEINTICINCO Gwendolyn volaba sobre el lomo de Lycoples, con Argon detrás de ella, los dos planeaban por encima del Gran Desierto como habían estado haciendo durante horas y ella apenas podía creer donde estaban. Parecía que solo un instante atrás estaba atrapada en la Cresta, que no había esperanza; pero ahora, volando de nuevo sobre el lomo de un dragón de camino a ver al maestro de Argon, para saber sobre Thorgrin, para descubrir el secreto, se sentía de nuevo liberada y llena de esperanza. Sentía que el mundo era suyo. Mientras Gwendolyn volaba, bajaba la vista hacia el interminable Desierto que se desplegaba allá abajo, con los contornos de las tierras del Imperio cambiando constantemente, tan mortal y a la vez tan hermoso. Desde allá arriba, la tierra parecía una gigantesca