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1543 Words
La joven regresó después de una breve caminata al set, el show no había terminado, pero no se quiso incorporar, su madre estaba sentada frente a su oficina, La mujer no sabía cómo tomaba su hija el café, así que compró dos negros, un capuchino y un latte de chocolate y vainilla. Compró un pastel pequeño de chocolate y le esperó casi treinta minutos. —Tienes razón Atlas. —¿Sobre qué? —No te conozco y te dejamos sola y te traté fatal. Tienes razón con eso de que soy mama de Drake, Fio y Gina, pero, no tu madre. —Ahh… ¿Cuándo te dije eso? —Uhh, hace años, pero lo llevo grabado. —Mamá, probablemente tenía 12 o 13 años. —Tenías una infección por la donación de médula y estabas tan triste porque faltaste a tu primer día de kínder y se lo dijiste a la psicóloga; “Drake tiene a papá y Gina y Fio a mamá, yo me tengo a mí”. —¡Lo siento, mamá! —No, ahí debí haberme detenido. —Mamá, hiciste lo que toda madre haría, peleaste por tu hija. —¿Y tú qué eres hijita? —Yo soy alguien afortunada porque sin ella no tendría una vida. —La joven toma asiento —¿A qué horas es la misa? —pregunta Atlas —No es una misa, sabes que no somos cristianos. Es una constelación familiar. —¡¡Ohh por Dios!! —Dice Atlas. —¿Es una astróloga espiritual que conecta con el más allá? —Atlas… contraté a una psicóloga y astróloga. —La joven se ríe de su madre y suelta unas carcajadas impresionantes. —¿Y Gina invitó a Max? —Es un evento familiar, Max, es su marido. —Eso quiere decir que yo tengo que ir sola. —¿Quieres llamar a tu hermana y decirle que no lleve tu cuñado? —No quiero ir sola a pasar tiempo con una psicóloga y mi familia. —Vamos a hablar de temas familiares. Tú y Ralph terminan cada cierto tiempo. —Ralph es mi familia. —Atlas, ven sola. —Max y Mily no conocieron a Fio, Ralphy sí. —Atlas, tú eres mi hija y te puedo perdonar cualquier cosa, pero Ralph siempre te usa como títere y te pone a hacer cosas terribles desde que lo conoces… —Mamá, suficiente. Ralph no eligió por mí, evitó que… —Atlas, tú hubieses donado si a Ralph no le hubiese parecido demasiado. Ralph había visto un video de Atlas llorando en plena televisión, el joven vio la fecha y recordó que ese era el último día que Atlas tenía para donar, sin embargo; su salud estaba en riesgo y no alcanzó a hacerlo m. El joven había ido por comida y por flores para intentar animarla. Encontrarla con su madre le había sorprendido al igual que las dos mujeres. Él estrecha su mano hacia la mujer quien fue su suegra, ella la toma y se obliga a sonreír. Él se inclina y besa la mejilla de Tily, la mira a los ojos y pregunta: —¿Estás bien? —Acabo de llorar en televisión nacional. —Bueno, no te has desnudado, ya es algo… —Responde. —¿Qué haces hoy? —Creo que me tomaré la tarde libre y regreso en la noche para el programa. —Yo igual, tengo la tarde libre. —Ahh… —Ahh… —Ha sido un placer, verlos ser adolescentes nuevamente—Dice la señora Zollinger y se despide de ambos. —¿Atlas, cuál es tu café favorito? —Lo tomo n***o, pero me gusta el latte de vainilla. —Okay, la próxima intentaré traer el correcto. —Depende del humor. —Qué ridículos son, me voy. Atlas, que tengas… un lindo día —Le dice su madre, le apañaba el pelo y agita su mano hacia ella. —Ralph no hagas nada alocado. Atlas le da un sorbo a uno de los cafés de su mamá y asiente porque ha encontrado la cafetería adecuada, la joven sonríe y mira. Ralphy el cual extiende su mano hacia ella, besa los nudillos y Atlas se pone en pie, antes deja las bandejas con café en la sala de comer de la oficina, deja una nota invitándoles a tomar el que quieran y sigue a Ralph al exterior. La joven ríe cuando ve que ha tenido tiempo de por su vieja motocicleta. Él sonríe y le ayuda a ponerse el casco antes de recordarle las reglas de la moto: —Divertirse siempre, siempre, y obvio, guindarse del chofer —Los dos ríen y Tily sube detrás de él y van a dar una vuelta por la ciudad. Ven todo el paraíso que Dios les dio, disfrutan de la brisa, recuerdan en silencio. Ralph se detiene para cargar gasolina de camino, uno de los miradores más fabulosos que ha visto en toda la ciudad, Atlas aprovecha para comprar golosinas, revistas, bebidas y regresa con su acompañante. Ralph sonríe y se pone a revisar lo que hay en las bolsas que Tily trae, las mete en a canasta oculta debajo del asiento y la joven pregunta si puede conducir, él le vuelve a colocar el casco y le recuerda lo mucho que se quejó y se asustó la primera vez que vio a su Harley. —¿Qué es esto Ralph? —Es una Harley. —Le tienes un nombre al aparato del mal. Te puedes morir en una moto mil veces más rápido que en un auto. No llegarís ni al hospital porque en esto sales volando y te cortan un pie —Ralph río ante el ataque de verborrea. — No, no, no, a mí que me castiguen no me vayas a matar. —¿Tienes miedo? —Sí, estoy que me cago y ya me voy. —¿Tienes miedo a una moto? —Tengo… reservas sí, porque si me muero mato ami hermana. —¿Atlas?—comenta indeciso. —con casco y no voy a excederme en velocidad. —No… —Mira, tengo abdominales, puedes tocarlos. —Qué gangón, tronco. No, gracias, me voy al aula. —¿Y si pido un auto prestado? —Vale… en eso acepto. Ralph le da unas cuantas indicaciones, la oven acaba por aparcarse diez minutos más tarde. Aparca y baja rápidamente de la motocicleta. Ella saca las bolsas con comidas de los dioses cuando Ralph baja. El joven la toma de la mano y la acompaña por el camino, Atlas ve una cerca la cual Ralph se brinca con naturalidad de quién se ha tomado la misma libertad durante años. Ellos se sonríen el uno al otro, antes de que ella tire las bolsas y él insista en darle una mano. La pareja camina por el césped hasta encontrar un lugar ideal para tomar el sol con un poco de sobra, relajarse y disfrutar de la naturaleza y el clima fresco, Ralph ve cómo las arregla uvas con una especie de polvos mágicos y chiles, el joven intenta no quejarse del picante porque ella lo adora. —Qué delicia—comenta ella mientras prueba la primera. Ralph prueba una y frunce el ceño brevemente, Atlas sonríe y le da las bolas con dulces nivel Ralph, él sonríe ante la selección y le da un beso en la mejilla. —¿Quieres hablar de ella? —Solo quiero estar aquí, en el momento. Ralph le hace una seña para que se acueste a su lado, Atlas se coloca de medio lado viéndole mientras se come las uvas. Él prueba —¿Piensas a veces en lo que pudo ser? —Claro, tendríamos una hija de diez años, qué mayor. —Yo también creo que hubiese sido niña—Ella le mira. —Tú serás un excelente papá. —Lo sé —Ella rueda los ojos. —¿Tú sabes si puedes… volver a embarazarte? —No. —¿No puedes o no sabes? —No sé, el doctor dijo que con la infección era complicado que pudiese en el momento, pero con el tiempo podría volver a quedar. —Serás una mamá muy dulce. —Me odiarán—Ralph se ríe. —Sí, porque eres neurótica, sobre protectora y loca—Los dos se ríen. —¿Puedes hacerme un favor? —pregunta Atlas. —Claro. —¿Como parte de nuestro trato…, por favor, no le cuentes a mi familia? —Tily… —Por fa, me dio mucha vergüenza en el momento, pero ahora más. —¿Por qué, Atlas? Hiciste todo lo que pudiste por Fio. —Te fallé a ti, a ese bebé que queríamos, a mí misma y no salvé a mi hermana. —Tú y yo somos dos profesionales, con carreras en el pico más alto a edades muy tempranas, tenemos negocios, dinero y casas propias. Hemos viajado, estudiado, maduramos; nos hemos peleado y nos hemos amado. Tú y yo somos dos personas distintas a las de hace diez años. Tú no abortaste porque no quería estar gorda, creías que era la única forma de salvar a tu hermana y yo te apoyé porque quería otras cosas, no estaba listo, ni tú.
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