Solo a ti

1118 Words
Estar con los niños había sido bueno y malo; les había enseñado mucho sobre sí mismos como adultos responsables de los niños, y también habían descubierto cuánto había madurado su relación. Aunque era complicado ser responsables de cuatro humanos, al final del día encontraban cierta gratificación estando juntos, acostados en el sofá. Atlas abrazó a Ralph y acarició su pecho mientras él le acariciaba la espalda. —Estoy agotada —reconoció Atlas. —Esos tres son demasiado divertidos. —Sí. —Hola, hola —saludó Mily—. Hemos traído comida china y japonesa. —¿Dónde están los niños? —Dormidos, como Dios manda. —¿Los han agotado? —preguntaron ambas mujeres mientras observaban a Atlas y Ralph. —Sí, están exhaustos. —Ey, ¿cómo les fue con los niños? —preguntó Max. —Tienen mucha energía y nosotros somos tíos, no podemos decepcionarlos —reconoció Atlas, y su hermano se rió. —Entonces no es fácil. —Estoy convencida, quiero un bebé. —Aquí hay cuatro, puedes quedarte a vivir con ellos —comentó Atlas mientras se ponía de pie—. Ha sido un placer, pero tengo que trabajar. —Quédense a comer. —No, estoy cansadísima. —Atlas, no te cuesta nada —le dijo su hermano—. Además, saliste con Gina y no me llevaste, vamos a comer —propuso Drake y cargó a su hijo. Ralph se puso de pie y saludó a sus cuñados. La pareja aceptó quedarse a cenar. Gina de inmediato le dijo a Atlas lo mucho que ha mejorado la salud de su madre y cómo quiere ver a Atlas. —¿Alguien más tiene algo que quiera decirme? —preguntó Atlas, y sus cuñados decidieron acercarle la comida. —Nada, también es tu mamá, Atlas. —¿Gina, no puedes esperar al postre? —Ella no está molesta conmigo. Él salió con un bebé y ella quería irse. —¿Por qué me involucras? —Ha sido maravilloso estar con sus bebés, son dulces, prudentes y maravillosos. Adiós. Atlas salió de la casa furiosa y esperó a Ralph en el auto, llena de dolor porque podía ver todo lo que él quería en un bebé sin importar el llanto, las noches sin dormir, los gritos o los desafíos. Ralph anhelaba ser padre y ella no estaba segura de si podía o no ser madre. Él ingresó al auto y condujo de regreso a casa. Ralph no comentó nada, solo esperó a que estuvieran cómodos en la cama para hablar, pero su esposa había decidido irse a la habitación de los padres. El joven buscó la llave y abrió la puerta, para encontrarse a su novia llorando bajo las almohadas y las cobijas. Él se acostó a su lado y la abrazó, ella salió de su escondite y le abrazó de vuelta. —Ralph, no creo que pueda. —¿De qué estás hablando? —No creo poder ser madre —respondió Atlas con una sinceridad inusual. —No entiendo, hace unos días querías ser madre. —Quiero serlo, pero no creo que pueda. —Atlas, Hank es un bebé difícil, no todos los niños... —No creo que físicamente pueda —respondió mientras lloraba—. El médico dijo que la cagué, que era imposible o muy poco probable hace unos años, y ahora tampoco creo que sea posible, Ralph. —Está bien, podemos no tener hijos —aseguró Ralph mientras la abrazaba—. Podemos adoptar, intentar tratamientos de fertilidad. Atlas, pero necesitamos hacerlo juntos. Ralph le limpió el rostro y se metió bajo las cobijas, la abrazó y la llenó de besos antes de acomodarse detrás de Atlas. Ella le tomó la mano y entrelazó sus dedos. Ralph la acercó un poco más a su cuerpo y le besó la mejilla, el cuello, y le susurró al oído que no la iba a dejar. A la mañana siguiente, tan pronto como Atlas se despertó, se preparó para ir al hospital y despejar sus dudas con respecto a sus posibilidades de ser madre. La joven se sentó en la cama y besó a Ralph, él abrió los ojos y ella le mostró la taza de café. —Voy a ir al médico, me haré unos exámenes y luego iré al programa para sacar cita para después del mediodía. Si quieres venir, estaría bien. —Estaré ahí, dime la hora. —Son muchas cosas, Ralph, tal vez este no es el momento... —Atlas, si vamos a adoptar, este es el momento. —No es el momento porque quieres volver a casarte, renunciar a tu trabajo, iniciar una carrera, retomar tus estudios. Ralph, somos una pareja que pasó seis años separada porque tú querías ser fiscal, juez y magistrado. No nos van a dar un bebé porque eres inestable, y seguramente se enterarán de que yo soy completamente la causa de mi infertilidad. Ralph sabía que Atlas hablaba desde el dolor, pero nada de eso era mentira, lo cual lo hacía aún más doloroso. De todas formas, tomó una ducha rápida, se vistió y la siguió al Pieth. Su novia odiaba las agujas y necesitaría a alguien que le sostuviera la mano. Cuando llegó al área de laboratorios y encontró a Atlas, ella estaba sentada con una revista, mirando su impresionante anillo de compromiso. Ella sonrió al ver a Ralph. —Hola. —No te pedí que vinieras, pero pienso que si vamos a hacerlo juntos, podemos controlar las cosas un poco. Podemos hacerlo realmente juntos, eso significa todas las citas y las extracciones de sangre o lo que haga falta. —Me gustaría hacer un panel genético, creo que con mis antecedentes familiares es lo mejor. —Considero que es una maravillosa idea. —Perdón por lo que dije en la casa. —Eres una cabrona, ¿qué se le puede hacer? Lo peor es que tienes razón. No soy la persona más estable, por mucho que me cueste admitirlo. He desperdiciado mucho tiempo, con mi trabajo, contigo... Hace unos años fui al psicólogo y me dijo que algunas personas viven desde la culpa y otras desde el miedo. Yo vivía con miedo constante a no ser lo que mi familia necesitaba, y tú vives culpándote por lo que no hiciste en el pasado, Tily. Solo podemos hacernos cargo de los próximos dos segundos. Lo demás pasará como tenga que pasar, y lo que ya fue nos toca usarlo como aprendizaje. —Mi amor, quiero... —ambos ríen y Atlas le da un beso justo antes de que llamen su nombre para realizar los laboratorios.—Quiero que seas feliz, que lo tengas todo. —Te tengo a ti, eso es casi todo.
Free reading for new users
Scan code to download app
Facebookexpand_more
  • author-avatar
    Writer
  • chap_listContents
  • likeADD