Llegó el día (Julián Molina) No pude pegar el ojo en toda la noche, estaba muy ansioso. Tenía deben mi Dios de que todo iba a salir muy bien, salí a la calle a recibir un poco de sereno y a observar por última vez la luna. Estaba resplandeciente y se veían muchas estrellas, había una en particular que me atrajo y quise soñar que esa era mi madre cuidándome desde allá arriba. —¡Mamá, te extraño tanto! —susurré con melancolía. Mi vida de ahora en adelante sería incierta, pero eso no me causaba temor. Por mis venas corría el valor para afrontar la situación. Incluso el médico había sugerido que donara una sola córnea. Pero si iba a brindar un regalo sería completo. Nada a medias funciona. Hay que entregarlo todo para después no andar con arrepentimientos, o bueno, esa era mi forma de pen