¿Vendrá a verme hoy? (Isa Galán) Después de que el doctor saliera de la habitación me hice muchas interrogantes. Escuché los pasos de Doña Marta acercarse y esbocé una sonrisa. Ella con mucho cuidado fue poniendo la manta sobre mi cuerpo y puso su mano en la cabeza. —¡Lo extraño! Me duele que no pueda verme y saber que el esfuerzo que hizo para juntar una parte de la operación valió la pena. —De nuevo en mi pecho ardía un sentimiento de profunda nostalgia. —Lo sé mi niña, sé que en este momento anhelas sus frases consoladoras. Es el muchacho más noble que haya conocido. Desde ese día que estuvo dispuesto a aceptar mi trato, supe que era un hombre de palabra. Gracias por advertirme que sería su primera vez con una mujer. No me hubiese perdonado jamás, que hubiese tenido una experiencia