Jordan esperó al siguiente día para entrar a su recámara invadida con la salvaje de su esposa. Entró en silencio como gato y encontró un menudo cuerpo envuelto como tamal en medio de su enorme cama, hizo una mueca con la boca al ver a Emira vistiendo una camiseta sacada seguramente de su armario. Suspiró y se alejó de ella aseándose para estar listo ese día. Se sentía liviano después del… Servicio de Jalaska la noche anterior y en ese instante francamente su pene parecía haber olvidado aquel desahogo hace unas horas porque en el momento en el que Emira se giró dormida y desde la puerta abierta del baño mientras se cepillaba los dientes pudo ver el grosor de sus pálidos muslos grandes debido a que la camiseta apenas cubría sus nalgas, su m*****o despertó deseoso de probar esa carne, pero Jo
