SR. ANSGAR ¿QUÉ ES EL AMOR?

Parte dos: Capítulo VII: Ese maldito gato

A medida que la belleza de ojos azules se acerca seductora a la sala privada, el aroma embriagador de incienso y perfume se mezcla con el sonido envolvente de la música, que resuena en cada rincón del lugar. Los ritmos seductores y pulsantes llenan el aire, creando una vibración sensual que incita a dejarse llevar por el placer y el pecado original. Por otro lado, el club se encuentra cada vez más lleno de personas de la alta sociedad. En los rincones oscuros, parejas se abrazan y tocan sus cuerpos enviando mensajes claros a quien lo recibe, compartiendo sus deseos más íntimos en susurros prohibidos. Las risas y las charlas animadas flotan en el aire, creando una sinfonía de conversaciones intrigantes y risas llenas de prepotencia.

—Buenas noches, señor Ansgar. —La Madtsoia de cabello n***o, se sienta a su lado, estregando de manera sensual sus senos al rubio que con ojos divertidos la observa. La mujer decide sentarse en sus piernas, siendo recibida de inmediato.

—Veo que sabes mi nombre.

—Sí, bueno… —acaricia su pecho con suavidad. —He escuchado lo bueno que es en los negocios y en la cama señor Rockefeller.

—Calma, furia, la noche es joven, puedes esperar. —acaricia sus labios dando suaves besos a los mismos.

—Sí, señor Ansgar. —se acerca a sus labios. —Me gusta saborear sus labios.

Aquella palabras resuena en su mente, siendo cambiadas por el chillido cruel de aquel castaño de ojos tristes y furiosos, “¡Me da asco!”. Repentinamente, empuja a la mujer dejándola caer bruscamente al piso, sorprendiendo a los presentes.

—Maldito loco, ¡¿qué te pasa?!

—¡Lárgate de aquí zorra! —lanza sobre ella una copa de vodka, causando carcajadas en la rubia que se encuentra con Markus, que, anonadado observa al rubio.

—Cálmate, ¿qué te pasa? —acerca su mano con cuidado y es alejada al instante. —¿Qué te sucede?

—Solo quiero embriagarme y estar solo. —suspira, lleno de frustración. Toma una copa de vodka y deja caer su cabeza sobre el espaldar del sofá.

—Vámonos preciosa. —observa a su amigo extrañado por su comportamiento. —Hablamos luego bastardo.

—Adiós, Markus. —cierra sus ojos y toma una copa más. —¿Qué está pasándome?

Entre el bullicio, las risas y gruñidos por las pérdidas millonarias en apuesta de la sala principal. Ansgar se encuentra sentado en un sofá de terciopelo oscuro, sumergido en sus propios pensamientos en aquella sala VIP mientras la música y las risas de la fiesta que se mezclan en perfecta sinfonía afuera, flotando en el aire. Su rostro refleja una expresión irritable y ausente, como si estuviera atrapado en un mundo aparte, alejado de la bulliciosa celebración, “Maldita sea, ¿qué está pasándome?”, toma un trago tras otro.

—¡Traigan tres botellas de vodka! —grita, llamando la atención del camarero que atento espera órdenes.

—¡Sí, señor!— el muchacho de esmoquin se retira deprisa y va en busca de lo solicitado.

Los ojos violetas de aquel lobo blanco, cansados y con una mirada perdida, vagan por la sala sin un destino específico. Las sombras danzantes proyectadas por las luces tenues acentúan la oscuridad que parece envolver su mente, como si estuviera inmerso en un laberinto de pensamientos confusos. Juega distraído con los bordes del vaso que descansa en sus manos, sus dedos se deslizan nerviosamente sobre el cristal. La música de fondo se desvanece en un murmullo lejano mientras sus pensamientos divagan por caminos oscuros e inquietantes.

—Señor, aquí está su pedido.

—¿Tú? —murmura, sintiéndose mareado, con la vista borrosa. —Acércate.

—Disculpe, s-señor pero está confundido… ¡ah, espere!

Su irritación crece, y los pliegues de su ceño fruncido se profundizan aún más al ver, lo que cree es el rostro del mismísimo Hans Murphy. Sin pensarlo ni un segundo más, se acerca con determinación al chico, qué sin saber qué hacer, cierra sus ojos con fuerza. La intensidad de aquella mirada violeta revela el deseo carnal y la pasión que arde en su interior hacia aquella alucinación tan real. Sin titubear, toma su rostro entre sus manos y lo atrae con fuerza hacia él. El suspiro lleno de terror del chico se mezcla con el latido acelerado de sus corazones mientras sus labios se encuentran en un beso agresivo y hambriento.

—¡Mmm… mmm! —el chico, víctima de su locura, es arrastrado al placer, confundido y abrumado.

—Sé que te encanta lo sé… —balbucea, perdido en la irrealidad mientras saborea aquellos que no son los labios que desea probar.

—Ah… ah… ugh… —gemidos ahogados se escuchan de aquel joven que sin poder luchar más, deja que sus labios sean consumidos.

—Mmm… mierda, Hans… —gruñe y jadea cerca de los labios del contrario.

Ansgar se entrega por completo al beso, explorando con avidez los labios del chico, saboreando cada mordisco, lleno de placer y entregándose a la intensidad del momento. El aliento entrecortado y el roce de sus labios crean una danza íntima y enloquecedora. Las manos de Ansgar se aferran al cuerpo del chico, “Ahora eres mío”, piensa lleno de arrogancia, buscando una conexión más profunda, anhelando fusionarse en un único ser. Sus cuerpos se acercan aún más, fundiéndose en un abrazo ardiente. Las manos de Ansgar se deslizan con deseo por la espalda del chico, acariciando su piel con suavidad y dejando el rastro de sus dedos con fuerza. La pasión se intensifica, como una tormenta que amenaza con desbordarse.

De repente los gemidos entrecortados y los susurros de deseo que llenan el aire, cambia su sonido y entonación. Aquello incomoda a Ansgar, “Sus gemidos, estos no son sus gemidos”, piensa agitado y agitando su cabeza, alza la vista poco a poco trata de enfocarse, encontrando unos ojos grises observarlo confundido y extasiado. La ira crece, causando que el chico asustado se remueva tembloroso, cayendo al piso y huyendo rápidamente del lugar.

—No… —aprieta sus puños tembloroso, hecho un desastre, viéndose aún más seductor y rabioso. —No… —jadea sintiendo las palabras en la mitad de su garganta.

Nota: ¡Sláinte! "pronunciado slawn-CHA. Significa "¡Salud!", y es el equivalente irlandés de "Cheers!"